En la Isla crece la conciencia ambiental pero falta la acción

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Por Gloria Ruiz Kuilan / gruiz@elnuevodia.com El Nuevo Día Así como el niño que busca caminar y da algunos pasos a tientas, pero en repetidas ocasiones se cae, el puertorriqueño ha adquirido más conciencia sobre la importancia de cuidar y preservar el ambiente. Sin embargo, el gran escollo está en traducir ese postulado en acción y que el gobierno -sea del color que sea- se comporte como verdadero protector de los recursos ambientales ininterrumpidamente, porque los recursos naturales no conocen o entienden de cambios de administración. “Eso es lo más que tarda porque requiere un cambio de actitudes”, dijo el planificador José Rivera Santana. También urge que esa concienciación pase a ser colectiva. “Mientras eso no suceda nos vamos a quedar con las etiquetas y los grupos por ahí (que defienden el ambiente)”, dijo el ecólogo Alexis Molinares. “No hemos cumplido con las necesidades y expectativas que tenemos en el mundo de la conservación. Nos comportamos y gastamos como país de primer mundo, pero no tenemos los recursos para ello”, afirmó. Por ejemplo, Puerto Rico -en pleno siglo XXI- carece de un Plan de Uso de Terrenos que sea guía en cuanto al manejo de este recurso atado al Plan de Transportación y el Plan de Recurso Agua. Además, se pospone el asunto de los desperdicios sólidos, no se cambia la forma en que se genera energía y hay una dependencia total del petróleo. Asimismo, solo está protegido poco más de un 7% del total de terrenos y la calidad del agua sigue siendo un reto. Para el director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, Ariel Lugo, la naturaleza se ha tenido que adaptar al ser humano y no a la inversa. La interrogante, dijo, es “hasta cuándo”. “Nuestra civilización está en una situación precaria porque se nos está acabando el petróleo, el agua y los terrenos para la agricultura. Estamos demandando del planeta mucho más de lo que el planeta puede producir”. “Un cálculo interesantísimo, que se hizo hace algún tiempo, es que al mirar la productividad natural del planeta, el ser humano está consumiendo casi el 80%. Nosotros nos estamos quedando con todo”, agregó el experto. Si se hace el ajuste exclusivamente para Puerto Rico, a base de nuestra población y del terreno que ocupa nuestra Isla, a cada puertorriqueño le corresponderían 2,000 metros cuadrados de terreno, explicó Lugo. Esa proporción de tierra no es suficiente para cultivarla, alimentarse, coger agua, tirar los desperdicios, vivir y recrearse. Por tanto, es la tierra, de todos nuestros recursos naturales, el más abusado, dijo Molinares. Le sigue el agua. El aire es el que muestra los mejores síntomas. La flora y la fauna evidencian factores positivos y negativos. Y aunque el puertorriqueño promedio vive más consciente del planeta Tierra, el Gobierno está rezagado. “Hay una serie de acciones patentes que atentan contra el ambiente en Puerto Rico. Estamos dando para atrás a procesos que iban en avanzada. Se ha tratado de quitar la protección al Corredor Ecológico del Noreste, el de Patillas y el de San Juan”, recordó Lugo. “Además, todavía las fuerzas económicas determinan lo que se está haciendo con el ambiente y hasta que no se altere eso no vamos a avanzar significativamente”, sentenció el planificador Rivera Santana.