Excelente ofensiva en contra de las "trans fat"

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Editorial El Nuevo Día endi.com No faltaríamos a la verdad al asegurarle que si no pone usted cuidado para evitar comer en establecimientos comerciales que siguen cocinando platillos con ese ingrediente artificial, que es una de las principales fuentes del colesterol nocivo, se expone usted a sufrir serias enfermedades coronarias y cerebro-vasculares y a un sin fin de otras enfermedades. Así de simple y directo. Afortunadamente, la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, el Colegio de Médicos Cirujanos, el Colegio de Nutricionistas y la Asociación Americana del Corazón han dado un paso crucial para proteger la salud de la población emprendiendo una cruzada para convencer al Gobierno a erradicar de Puerto Rico el uso de la grasa vegetal hidrogenada o “trans fat” en la confección de alimentos. Lo que la Asamblea Legislativa y el Gobernador tienen que hacer a la mayor brevedad es convertir en ley una política pública que prohíba el uso de las grasas hidrogenadas en los alimentos de negocios dedicados al estipendio de comida y en establecimientos que alimentan a sectores poblacionales vulnerables, como los comedores escolares, los centros de cuidado de niños y los hogares de ancianos. El Gobierno tiene la obligación de establecer programas que alerten al público sobre las funestas consecuencias del consumo de las “trans fat”, cuya adición a la dieta puertorriqueña desde hace unos 30 años ha tenido consecuencias nefastas como se demuestra en el hecho de que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Puerto Rico. Entre los horrores de salud pública que reveló el estudio “Behavorial Risk Factor Surveillance” de 2005 habría que destacar que en Puerto Rico la diabetes afecta a un 12.5% de la población, la hipertensión a un 31.2% y la obesidad y/o sobrepeso a un 63.3%. ¿Que significa? pues que Puerto Rico tiene los peores índices de salud entre las jurisdicciones estadounidenses. Por otro lado, tanto la Administración Federal de Alimentos y Drogas (FDA), como otras entidades, han documentado que el consumo de “trans fat” está íntimamente asociado a las principales causas de muerte en EE.UU. y Puerto Rico. Por ello, a partir de enero de 2006, la FDA requiere que la etiqueta de los alimentos para la venta especifiquen la inclusión de dicho ingrediente en su contenido. En países como Dinamarca, el Reino Unido y Canadá se han hecho grandes progresos en la guerra contra las grasas hidrogenadas. En el 2003, Dinamarca estableció que los alimentos no pueden tener más de 2% de “trans fat”. Desde diciembre de 2006, la Ciudad de Nueva York prohíbe que los alimentos tengan más de 5% de “trans fat”. Incluso el mundo empresarial ha comenzado a asumir su responsabilidad. Crisco, la primera compañía que desarrolló “trans fat”, recién ha creado una fórmula de procesamiento de grasas menos dañinas. Walt Disney anunció que para el 2007 eliminará las grasas hidrogenadas de sus restaurantes. Y aquí, la cadena de restaurantes Denny’s dejó de confeccionar sus platos con aceites “trans” y emprendió un plan para que sus proveedores no los utilicen en los productos que les ven den. No ignoramos que el consumo de grasas animales saturadas, la falta de ejercicio y el tabaquismo contribuyen a un mayor riesgo de enfermedades cardio y cerebrovasculares. La salud debe ser vista como un verdadero derecho fundamental de las personas y a toda la ciudadanía nos corresponde vigilar que su cuidado ocupe un lugar prioritario en la agenda de Puerto Rico.

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