Hallan un ‘tesoro’ de flora y fauna boricua en España

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Por: 

Gerardo E. Alvarado León

En plena remodelación de un museo no científico, entremezclado con otras piezas y a 5,218 kilómetros de distancia de Puerto Rico, específicamente en Santa Cruz de Tenerife, España, fue hallado lo que podría considerarse uno de los primeros grandes trabajos sobre la flora boricua.

Su autor es Domingo Bello y Espinosa, un abogado español que en 1848 emigró a Mayagüez y que, como pasatiempo durante los 30 años que vivió aquí, estudió y catalogó la biodiversidad de la Isla. Por eso, aunque su obra es mayoritariamente sobre flora, también incluye algo de fauna.

Fue un hallazgo sorpresivo, pero anhelado, sobre todo para el catedrático del Departamento de Biología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Eugenio Santiago Valentín, quien por los pasados 25 años –los últimos ocho con mayor intensidad– ha investigado sobre Bello y Espinosa.

El descubrimiento, que no había trascendido hasta ahora, tuvo lugar en marzo de 2015 en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Allí, en un armario, aparecieron dos tomos de manuscritos, 14 cuadernillos y un paquete de láminas sueltas; todo elaborado por Bello y Espinosa durante sus tres décadas de estancia en Puerto Rico.

“El material apareció en un museo que ya habíamos visitado (como parte de nuestra investigación), pero estaban haciendo una remodelación. Pasó desapercibido, porque estaba dentro de un paquete de materiales que siempre se reconocieron como de naturalistas canarios”, contó Santiago Valentín.

En específico, apareció medio millar de láminas de flora y fauna boricua; algunas pintadas en acuarela, otras a lápiz y algunas no terminadas. En los cuadernillos las plantas están organizadas por familias, y uno de ellos es de mariposas diurnas y nocturnas; también hay láminas de orugas.

“Todo está en muy buen estado. El paquete completo estaba amarrado, y es sorprendente el estado de conservación que tiene (pese a tener unos 150 años de antigüedad)”, dijo Santiago Valentín, tras resaltar que las ilustraciones incluyen “claves taxonómicas”, es decir, detalles como el nombre científico y común de cada especie dibujada.

“Además del elemento artístico, son elementos documentales. Hay especies endémicas y nativas-endémicas. Sirven, además, como documento testimonial de las especies exóticas que ya estaban presentes en Puerto Rico a mediados del siglo 19”, sostuvo.

 

 

Génesis

Santiago Valentín indicó que el material encontrado en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife es la génesis del estudio titulado Apuntes para la Flora de Puerto Rico, publicado por Bello y Espinosa en dos tomos, en 1881 y 1883, en los Anales de la Sociedad de Historia Natural de Madrid.

Ese trabajo, explicó, consta de una lista de 900 especies que Bello y Espinosa identificó mientras vivió aquí. Algunas de las especies en la lista, específicamente las que creyó que podrían ser nuevas, incluyen una descripción.

“No es una flora (estudio más completo) como tal, pero hace una aportación importante para la botánica. Bello y Espinosa lo que hace es un listado de plantas, pero con una salvedad: en Puerto Rico no había floras publicadas, o sea, él no tenía referencias. Por eso, para las especies que no le cuadraban o que entendía que podían ser nuevas, incorporó una descripción; le dio las características posibles para estas especies potencialmente nuevas para la ciencia”, dijo.

Lee el artículo publicado en “Taxon”, revista de la International Association of Plant Taxonomists

Y el tiempo le dio la razón. Bello y Espinosa es “la autoridad” –describió por primera vez– de dos especies nuevas de orquídeas, dos de cetáceas, una bromelia y un bejuco de las zonas secas. Entre esas, Santiago Valentín mencionó la jagüilla (Magnolia portoricensis) y la cóbana negra (Stahlia monosperma). Esta última, fue nombrada por Bello y Espinosa en honor al médico y científico puertorriqueño Agustín Stahl (1842-1917). De hecho, el trabajo de Bello y Espinosa coincidió con la publicación, entre 1883 y 1888, del trabajo de Stahl titulado Estudios para la Flora de Puerto Rico.

“El trabajo de Stahl sí es una flora, mientras que Bello y Espinosa dijo que lo suyo es una lista de especies que estudió cuando vivió en Puerto Rico. Pero ambos tienen gran importancia científica no solo porque son los primeros trabajos exclusivamente sobre plantas de Puerto Rico, sino porque contribuyen con especies nuevas”, apuntó Santiago Valentín, quien describió a ambos científicos como parte del primer circuito de naturalistas residentes en la Isla dedicados al estudio de la flora y fauna local.

A su juicio, el material hallado en España es indicativo de que Bello y Espinosa “tenía la intención” de hacer “algo más formal”, pero murió poco después de publicar su lista.

Acuerdos

Previo al hallazgo, Santiago Valentín hizo una revisión taxonómica de los Apuntes para la Flora de Puerto Rico, que no es más que “poner al día” a Bello y Espinosa. Ese trabajo, que publicó en la revista especializada Taxon, fue coescrito por Lázaro Sánchez Pinto, del Museo de la Naturaleza y el Hombre en Santa Cruz de Tenerife, y Javier Francisco Ortega, de la Florida International University en Miami.

“Un dato curioso es que el material apareció justo 10 días después de que sometiéramos el trabajo a la revista. Fue Lázaro (Sánchez Pinto) quien me escribió para darme la noticia. Le escribí entonces al editor de Taxon para enmendar el artículo, haciendo constar que las láminas habían aparecido”, relató.

Desde entonces –y sin fecha cercana de culminación–, investigadores y museólogos han estado trabajando en estrecha colaboración. El principal proyecto en curso es “parear” los manuscritos, cuadernillos y láminas con la lista publicada por Bello y Espinosa. El equipo también está tras la pista de unas láminas de aves que no han aparecido.

Lee el artículo publicado en “Makaronesia”, revista dedivulgación de los Amigos del Museo del Hombre y la Naturaleza

Para sus viajes a España, Santiago Valentín cuenta con el apoyo de la Vicepresidencia en Investigación y Tecnología de la UPR y la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza. Esta última, incluso, firmará próximamente acuerdos de colaboración con los museos de Santa Cruz de Tenerife, para dar a conocer –aquí y allá– la obra de Bello y Espinosa. 

Como este año se celebra el bicentenario del natalicio de Bello y Espinosa, se está organizado una exposición que eventualmente sería traída a Puerto Rico. Además, el Jardín Botánico de La Orotava, también en Santa Cruz de Tenerife, dedicará un espacio a especies boricuas descritas por Bello y Espinosa.

“El doctor Domingo Bello y Espinosa era un personaje olvidado, injustamente, pese a la cantidad de contribuciones que hizo. Pero con esto que estamos haciendo ahora, deja de ser un desconocido para convertirse en uno de los grandes de la historia natural de Puerto Rico”, subrayó Santiago Valentín.

Algunos datos sobre Domingo Bello y Espinosa 

Nació en la ciudad de La Laguna, en Tenerife, Islas Canarias, en 1817.

Migró a Mayagüez en 1848. Se casó y tuvo dos hijos, 30 años después regresó a España.

Publicó, en 1881 y 1883, en los Anales de la Sociedad de Historia Natural de Madrid, uno de los primeros estudios sobre la flora de Puerto Rico, titulado “Apuntes para la Flora de Puerto Rico”.

Su catálogo ilustrado de mariposas de Puerto Rico es, quizás, el más extenso del siglo 19.

Murió  en 1884.

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