La Isla estrena familia de aves endémicas

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Por: 

Gerardo E. Alvarado León
(Gloria Archilla)

En una carrera por seleccionar el ave nacional de Puerto Rico, la llorosa o verderón (Nesospingus speculiferus) sería quizás la más fuerte contendiente.

Esta especie, muy común en la zona interior montañosa de la Isla, es “la más endémica de las endémicas”, luego que se le reconociera como la única representante de una familia de aves que solo se encuentra aquí. 

Así lo explicó el profesor del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Humacao Raúl Pérez Rivera, tras precisar que nuestra llorosa pertenece a la familia conocida como Nesospingidae.

Contó que, en 2013, el ecólogo F.K. Barker y sus colaboradores realizaron un estudio de genética molecular en las aves que tienen nueve primarias (plumas principales de vuelo) en las alas. El estudio incluyó todas las especies de plañideras o tangaras que habitan en las Antillas, entre estas, la llorosa de Puerto Rico. 

Barker y sus colaboradores descubrieron evidencia de cambios evolutivos significativos entre las aves del Caribe, Centro y Suramérica.

Por eso, indicó Pérez Rivera, sugirieron una nueva organización taxonómica de cuatro familias: Spindalidae (reinas moras), Phaenicophilidae (cuatro ojos de La Española), Calyptophilidae (chirris o plañideras de palmas de La Española) y Nesospingidae (llorosa de Puerto Rico).

“Estos señores pusieron a la llorosa de Puerto Rico en una familia de aves que solo se encuentra aquí; es la única representante de esa familia”, reiteró el profesor.

Validado

El estudio de Barker y sus colaboradores fue validado a mediados del año pasado, cuando científicos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, liderados por Josep del Hoyo, publicaron un trabajo reconociendo a la llorosa de Puerto Rico como representante de la familia Nesospingidae.

También el año pasado, BirdLife International se unió al reconocimiento de la familia Nesospingidae.

¿Qué representan estas validaciones?, preguntó El Nuevo Día, a lo que Pérez Rivera respondió que “el consenso científico más reciente concluye que Puerto Rico ahora cuenta con una familia de aves endémicas, cuyo único representante es la llorosa. Por primera vez, Puerto Rico tiene un representante de una familia de aves única en el mundo”.

Este hecho, agregó Pérez Rivera, sería suficiente para que se considere seleccionar –por vía ejecutiva o legislativa– a la llorosa de Puerto Rico como el ave nacional.

“Esa es mi opinión. El ave nacional debe ser endémica y la llorosa es la más endémica de las endémicas”, dijo, tras recordar que en el pasado se intentó sin éxito que ese reconocimiento lo ostentaran la reina mora (Spindalis portoricensis) y el pitirre (Tyrannus dominicensis).

"Muy particular

Pérez Rivera describió a la llorosa de Puerto Rico como una especie “muy particular”, tanto por su aspecto ecológico como patrones de conducta.

Relató que es la única –del grupo de los tráupidos– que forra su nido con fibras de palma, y “lo hace de una manera asombrosa”.

Es, además, lo que se conoce como una “especie líder”. La llorosa de Puerto Rico se alimenta tanto de animales como de vegetación, por lo que atrae a otras especies de aves a las que les sirve de guía.

“Por eso, es común ver grupos mixtos de aves que siguen a la llorosa en el bosque. Esta especie tiene unos hábitos muy particulares, lo que la hace muy diferente a los otros tráupidos que hay en el Caribe. El trabajo de Del Hoyo no está basado solo en el aspecto genético, sino también en el ecológico y de conducta que presenta este animalito”, planteó.

 

 

Sonido

Pérez Rivera contó que la llorosa de Puerto Rico debe su nombre a que produce un sonido que algunas personas han descrito como un gemido y otras, como el llanto de un niño.

Añadió que, aunque es muy común, “pasa desapercibida” entre la gente debido a los tonos sobrios de sus plumas, particularmente marrón, gris, negro y blanco.

“Este animalito tiene una mancha blanca en las alas, y a esa manchita se le conoce como el espejo. Eso es lo que quiere decir su nombre científico: espejo en el ala”, explicó.

Actualmente, la llorosa no encara amenazas que puedan colocarla en peligro de extinción.

“Sus números (poblacionales) son saludables”, dijo Pérez Rivera, quien señaló, no obstante, que las intensas prácticas agrícolas durante la primera mitad del siglo pasado destruyeron muchas áreas de su hábitat, pero “la especie se recuperó. Virtualmente se encuentra en toda el área central de Puerto Rico”.

 

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