Radio-oncólogos se preparan para el próximo desastre natural

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Por: Dr. Wilson González-Espada, Ciencia Puerto Rico

En el año 2017, el Huracán María causó daños catastróficos a la propiedad y a la infraestructura de la Isla. Varios estudios han identificado la interrupción en el cuidado de pacientes como la razón principal que causó miles de muertes posteriores a este evento.

Uno de los tratamientos médicos especializados que se interrumpió fue la radio-oncología. La radioterapia combate el cáncer, a veces en combinación con la quimioterapia y/o cirugía, para curar el cáncer o reducir sus síntomas.

Daños en la tragaluz de la clínica RTCI en San Juan.

En septiembre del 2019, un grupo de 22 médicos, radio-oncólogos y otros profesionales de la salud locales y nacionales, publicaron un artículo en la revista profesional “Practical Radiation Oncology”. Este artículo detalla los problemas que confrontaron las clínicas de radioterapia durante y después del Huracán María y recomienda decenas de acciones específicas y de consenso, tanto para pacientes como para proveedores del servicio.

Entre los autores de “Lessons Learned from Hurricane María: Practical Measures to Mitigate the Impact of a Catastrophic Natural Disaster on Radiation Oncology Patients”, se encuentran los boricuas Dr. Hiram Gay (Departamento de Radiación Oncológica, Universidad de Washington, MO), Dr. Roberto Santiago (Precise Radiation Oncology Center, Bayamón), Dra. Betty Gil (RTCI, Radiation Therapy and Cancer Institute, San Juan), Dr. Carlos Remedios (Instituto de Radioterapia del Este, Humacao), Pedro Montes (Centro de Radioterapia del Norte, Arecibo), y el Dr. Carlos Chévere (Centro Comprensivo del Cáncer, San Juan).

La publicación describe cuatro pasos críticos que los pacientes y los centros de radioterapia deben seguir para evitar lo más posible la interrupción de tratamientos. El primer paso es la preparación. Por ejemplo, las clínicas necesitan designar a una persona que sea el “coordinador de operaciones” durante una emergencia; practicar el protocolo para desastres naturales; tener una lista al día de los médicos, pacientes y el personal; y evaluar las facilidades para minimizar el impacto del viento, la lluvia y la falta de electricidad y agua potable.

Los pacientes también deben prepararse de antemano, y se sugiere que obtengan sus récords médicos en una memoria portátil o “flash drive” de modo que su información médica esté disponible si necesitan tratamiento urgente en otro centro de radioterapia. Las clínicas deben proveer a los pacientes una lista de centros de radioterapia cercanos, con los que han coordinado tratamiento de urgencia.

El segundo paso es la comunicación durante la emergencia. Las clínicas deben identificar contactos a nivel local y nacional con hospitales; compañías de luz, agua y teléfono; estaciones de radio y TV; y grupos voluntarios y de apoyo (Cruz Roja, Sociedad Americana de Radiación Oncológica). La comunicación incluye tener presencia en múltiples redes sociales. Esta información debe ser compartida con los pacientes. Además, los centros de radioterapia deben tener acceso a aparatos telefónicos para comunicación por satélite.

El agua también afectó los equipos médicos 
en el Centro de Radioterapia del Norte, Arecibo.

El tercer paso es la operación de las clínicas lo más pronto posible luego de un desastre natural. Aquí es que se implementa el plan para evitar situaciones como las que las clínicas y los pacientes pasaron tras el Huracán María. El artículo “Lessons Learned…” describe cómo la falta de electricidad y agua potable afectaron el acceso a dinero (tarjetas y en efectivo), combustible, y transportación, tanto a las centros de radioterapia como viajes aéreos al exterior. Las clínicas también experimentaron problemas de comunicación entre sí para transferir pacientes, describir la naturaleza de su tratamiento y compartir información sobre su cobertura médica.

Poner al día el tratamiento de radioterapia para compensar por las interrupciones es el cuarto y último paso recomendado por los expertos. Este ajuste puede incluir aumentar la frecuencia de los tratamientos y/o la dosis de la radioterapia. Los médicos indicaron que la interrupción en el tratamiento tendrá un impacto menor en pacientes ya operados con cáncer de mama o pulmón, que usualmente sólo tienen enfermedad microscópica residual, o aquellos con cáncer de próstata cuyos tumores suelen crecer mucho más lento. Por el contrario, pacientes con cáncer en la cabeza, cuello, pulmones y cérvix se consideran prioridad, y el artículo sugiere guías específicas para modificar su tratamiento de radioterapia.

El artículo original, el cual todo paciente de cáncer y familiares deben leer, está disponible en: https://www.practicalradonc.org/article/S1879-8500(19)30079-7/pdf.

El autor es Catedrático en Física y Educación Científica en Morehead State University, Morehead, KY, y es miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).