Redescubren batey indígena en el Recinto de la Montaña

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Por Gerardo E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com

El Nuevo Día

Estudiantes y voluntarios de un curso de arqueología de campo redescubrieron en días pasados un batey en una de las entradas del Recinto de la Montaña de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en Utuado.

El batey, una estructura conformada por hileras de piedras que delimitaban un espacio en el que los indígenas realizaban rituales y actividades cívicas, había sido identificado originalmente en 1903 y desde entonces permanecía sepultado.

El arqueólogo Reniel Rodríguez, quien imparte el curso que dio paso al redescubrimiento, indicó ayer que el batey pudiera medir 100 x 100 pies, lo que compara con los bateyes del Centro Ceremonial Indígena de Caguana, también en Utuado.

“Encontramos un pedazo de una hilera de un batey en una de las entradas del recinto. Proyectamos que el batey va desde los terrenos del recinto hasta terrenos aledaños que son privados. Lo que quede dentro del recinto lo vamos a exponer y trataremos de llegar a acuerdos con los dueños de los demás terrenos”, dijo.

Aunque aclaró que en Puerto Rico casi ningún batey ha sido fechado directamente, Rodríguez previó que el de este caso pudiera datar de entre los años 800 y 1000 después de Cristo. Señaló que a las piedras halladas se le realizarán pruebas de radiocarbono (carbono 14) para calcular su antigüedad.

Un siglo bajo tierra

“Este batey lleva por lo menos 100 años bajo tierra. En 1903, el arqueólogo estadounidense Jesse Walter Fewkes lo descubrió e hizo un pequeño croquis de un batey cuadrado. Otro arqueólogo vino en 1936 y no lo vio porque ya estaba totalmente sepultado. Esa época coincide con el inicio del cultivo intensivo de la caña de azúcar en Puerto Rico, y sabemos que el recinto era parte de una hacienda cañera”, relató el profesor.

En los trabajos de arqueología laboran desde principios de mes los 26 estudiantes del curso y entre 10 a 12 voluntarios de otros recintos y la comunidad aledaña.

Uno de ellos es Omar Ortiz Morales, de 23 años y estudiante de Ciencias Agrícolas y Arqueología del Caribe en la UPR en Mayagüez, a quien Rodríguez le dio la encomienda de liderar el equipo de halló el batey.

“Ha sido una experiencia única, increíble. Es muy emocionante desde el momento en que encuentras la primera piedra, vas bajando y redescubriendo la línea del batey”, dijo Ortiz Morales tras esbozar su deseo de que el batey sea excavado y expuesto en su totalidad.

Asimismo, Yarilid Vélez Hernández, de 21 años y estudiantes de Arqueología en la UPR en Río Piedras, espera que el redescubrimiento del batey sirve para “dar a conocer la calidad de los estudiantes y profesores” del principal centro docente del País.

“Este hallazgo no solo tiene importancia académica, sino para la historia de Puerto Rico. Uno puede estudiar y analizar estos hallazgos y de ahí dar paso a nuevos descubrimientos”, manifestó Vélez Hernández.

En tanto, Rubén García Díaz, de 28 años y estudiante de Antropología y Arqueología en la UPR en Río Piedras, espera que el batey se convierta en “laboratorio y lugar de estudio” para presentes y futuros alumnos. “Lo tenemos en el mismo recinto y podemos usarlo como centro de investigación”, dijo.