Revolución en Pfizer

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por Rafael Lama Bonilla / End.rlama@elnuevodia.com endi.com Llegaron por manadas en guaguas, procedentes de Barceloneta, Caguas, Vega Baja y Arecibo. Los cerca de 3,000 empleados de las distintas fábricas de Pfizer en Puerto Rico visitaron la semana pasada un hotel de San Juan para ser indoctrinados en lo que parece ser el cambio de visión más dramático que ha tenido esa farmacéutica en sus 35 años de historia en la Isla. Se trata de un agresivo plan de competitividad, diseñado localmente, que pretende bajar el costo de las operaciones de Pfizer en la Isla por un 40%, reducir el inventario a cinco meses y traer tecnología de avanzada para competir mejor a nivel global, entre otros. Todo esto debe ocurrir en un periodo de dos años, y lograr la meta será vital. Pfizer - el fabricante de fármacos más grande del mundo y creador de famosas pastillas como Celebrex y Viagra- pasa por uno de sus momentos más difíciles. El vencimiento de patentes de algunos de sus medicamentos más importantes al igual que una reestructuración a nivel global se han hecho sentir en Puerto Rico durante los pasados dos años, período en que la farmacéutica ha eliminado mas de 1,100 plazas. Esto, combinado con el vencimiento el año pasado de la Sección 936 del Código de Rentas Internas -que eliminó uno de las principales incentivos que tenían las farmacéuticas para establecerse y operar en Puerto Rico - tornaron la situación de Pfizer aún más crítica. Por eso no es de extrañar que se cuestione el futuro de la operación aquí en la Isla. Pero Carlos del Río, vicepresidente de manufactura de Pfizer en la Isla, al igual que sus empleados, no se están quedando de brazos cruzados. Varias fuentes han indicado que Pfizer considera llevarse su operación completa de Puerto Rico hacia mercados con costos de operación más económicos. Cuestionado sobre esto, del Río indicó que eso no es cierto. “Una amenaza de recoger todos los motetes y dejar a Puerto Rico jamás se ha hecho”, afirmó. Pero del Río reconoció la necesidad de actuar para tornar la operación más competitiva ante los cambios del panorama local y global. De hecho, el plan que han diseñado ya llamó la atención del nuevo principal oficial ejecutivo de Pfizer, Jeffrey Kindler, quien visitará la Isla en las próximas semanas para conocer personalmente las operaciones y las nuevas iniciativas. Sobre el plan de competitividad, del Río explicó a El Nuevo Día que el mismo consiste en cinco puntos estratégicos, incluyendo la mencionada misión de bajar los costos de operaciones, al igual que una meta para acelerar los procesos de producción. Además, el plan tratará de inculcar lo que del Río llama “una revolución cultural”, que es un cambio total de la mentalidad de la organización para poder seguir compitiendo en un mercado globalizado y con nuevas presiones. “Estamos ante un mundo distinto. La industria farmacéutica local, si no cambia, no va a poder mantener el historial exitoso que hemos tenido en el pasado”, comentó del Río. En cuanto reducción de costos, el ejecutivo mencionó que ya han logrado avances, reduciendo el consumo de energía eléctrica al modificar la temperatura y humedad relativa de las plantas, algo que a su vez baja el consumo de luz. También han invertido en equipos más eficientes en su consumo de energía. “Son cosas que tenemos que hacer, porque a mi la energía me cuesta el doble de lo que le cuesta a Singapur y hasta cuatro veces más de lo que cuesta en alguno de los estados”, dijo del Río. También han logrado reducir el consumo de agua, reutilizando el agua de desperdicio para las torres de enfriamiento, algo que resulta en beneficio también al ambiente, ya que no hay entonces descarga del líquido. Otro de los pilares del plan es innovar con tecnología que los prepare para competir ferozmente con otras plantas de Pfizer en el mundo, incluyendo el mercado de Asia. Para lograr esto, necesitan traer tecnología que los prepare para producir medicamentos y terapias del futuro. Con eso en mente, han desplazado personal de Pfizer Puerto Rico por todas partes del mundo, analizando cuales son las tendencias futuras en la elaboración de fármacos para transferir ese conocimiento a nivel local. A consecuencia de ese ejercicio, por ejemplo, del Río dijo que ya se están preparando en biotecnología una tecnología conocida como Oligonucleótidos, que trabaja con fragmentos de ADN para el desarrollo de medicamentos. “Enviamos científicos nuestros a Estados Unidos para aprender de esta tecnología y traerla a Puerto Rico”. Sobre la aceleración en la producción de fármacos, del Río mencionó que la misma es necesaria hoy más que nunca ya que debido a las consolidaciones a nivel mundial, los clientes de las farmacéuticas realizan grandes pedidos repentinamente, lo que pueden representar para una planta el tener que aumentar su producción hasta en un 20%. Aún con todas estrategias, el reto de Pfizer parece ser colosal. Su planta más grande, la de Vega Baja, está dedicada en un 40% a la manufactura de fármacos sin receta, división que Pfizer vendió a Johnson & Johnson. Esto significa que la manufactura de esos productos eventualmente se transferirán a Johnson & Johnson, lo que pondrá en riesgo a algunos de los 1,200 empleados que laboran en Vega Baja. Pfizer también debe buscar, una comprador para su planta de Arecibo, la que ya había anunciado que cesará operaciones en el 2008 y que actualmente emplea cerca de 400 personas.