“Una segunda oportunidad de vida”: más de 200 aves han sido rehabilitadas en el Parque de las Ciencias en Bayamón

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Bayamón - En la pasada década, alrededor de 210 aves –de múltiples especies– han tenido “una segunda oportunidad de vida” en el Centro de Rehabilitación y Santuario del Parque de las Ciencias en Bayamón, que ahora contará con un nuevo edificio, aledaño al albergue de animales, para seguir recibiendo y asistiendo pájaros heridos de diferentes puntos de Puerto Rico.

La principal meta del Municipio de Bayamón, junto con Toro Verde (administrador del Parque), es poder darles a estos animalitos que llegan maltratados una segunda oportunidad de vida. Les damos cuidado médico; luego, viene la rehabilitación hasta enseñarles a volar y a comer para que puedan regresar a su ambiente. Es una contribución que todos los ciudadanos podemos hacer”, compartió el veterinario José Trujillo, frente a la jaula de dos guaraguaos rescatados.

El Centro inició operaciones en 2015, cuando ciudadanos llegaban con pájaros lastimados que encontraban en sus patios o en la carretera. En su mayoría, han recibido aves de rapiña, como guaraguaos y múcaros, que son carnívoros.

El alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera Cruz, comentó que han recibido, incluso, especies exóticas incautadas en los operativos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

“Este espacio permite educar a las nuevas generaciones y ayudar a restablecer la fauna local. Les da opciones de vida a animales con accidentes. El Centro va a pasar a una nueva edificación, cerca del albergue, porque al doctor Trujillo le va a quedar más cerca y aquí, en el Parque, se queda la parte educativa, a cargo de Toro Verde”, explicó Rivera Cruz.

Entre los planes de infraestructura, el alcalde adelantó que el diseño del nuevo Centro de Rehabilitación de Aves ya está listo y la subasta “saldrá en los próximos días”. El proyecto –que incluye mejoras al albergue de animales– conllevará una inversión de alrededor de $800 mil, provenientes de fondos municipales.

Actualmente, al recibirse en las instalaciones, cada ave rescatada pasa por una evaluación médica a cargo de Trujillo, junto con un técnico veterinario, que incluye radiografías para identificar posibles fracturas.

“En muchos casos, podemos tener fracturas. Si son frescas y si la persona que lo recibe actúa rápido, ya sea el DRNA o los ciudadanos, podemos hacer cirugía ortopédica para establecer esos huesos, unirlos y ponerlos en recuperación, para luego, entonces, darle el proceso de liberación”, detalló Trujillo.

“No es solo abrir la jaula”

Dentro de la sala de orientación de visitantes, Trujillo subrayó que las aves heridas “no son mascotas”, requieren “un cuidado especial” y, muchas veces, personas que las capturan “les cortan el vuelo” por miedo a que se escapen, ocasionándoles daño.

Luego de mostrar el vídeo de liberación de un falcón pequeño, contó que el ave estuvo casi un año en rehabilitación debido, principalmente, a que le habían cortado parte de sus alas.

“Las alas tienen un sensor natural, que funciona con la vista del animal. El pájaro se va regulando y las muda según las épocas del año. Al cortar el vuelo, descontrolan todo el sistema del animalito. Tuvimos que empezar un proceso de remover (las plumas) para que el cuerpo (del falcón) reaccionara y echar unas completas”, detalló.

En promedio, las aves pueden estar de seis a ocho meses en recuperación. De hecho, recientemente, los empleados del Parque liberaron un pelícano, que se recibió desde Isabela y, luego de meses de recuperación, fue liberado en la costa oeste.

“El proceso no es solo abrir la jaula y que el pájaro salga volando”, insistió Trujillo, al plantear, en cambio, que su equipo se desplaza hasta el área donde el ave fue recuperada para “mantener el hábitat lo más natural posible y mantener ese círculo de enlace generacional”.

“Vemos pelícanos con mucha frecuencia y la mayoría vienen a consecuencia de traumas causados por los humanos. El trauma principal por lo que los pelícanos llegan a nosotros, aparte de los impactos de embarcaciones, es por anzuelos de pescadores. Llegan con anzuelos en la boca”, alertó.

Otra especie –migratoria– que reciben frecuentemente es el querequequé antillano, que anida en el suelo. Al acariciar las alas de la pequeña ave, explicó que hacen su nido, ponen un solo huevo y crían el polluelo en la tierra, lo que muchas personas desconocen. “Este es un bebé que llegó aquí rescatado, y ya han sido varios los que hemos podido liberar”, celebró.