Señal contundente
Enviado el 23 julio 2007 - 12:37pm
Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.


Por Gloribel Delgado Esquilin / Especial para El Nuevo Día
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El derretimiento de los glaciares del Ártico, la escasez de abejas en Estados Unidos, los fuegos repentinos en España, las históricas nevadas en Argentina son sólo algunas de las señales de que algo sin precedente está afectando al planeta.
“Algo dramático está ocurriendo y Puerto Rico no puede estar ajeno a esa realidad tan contundente”, explicó el planificador Félix Aponte, profesor de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, al mencionar un sinnúmero de problemas ambientales, de salud pública y seguridad nacional que enfrentaría el País, de no tomar medidas preventivas ante los escenarios que el cambio climático provocaría.
“En Puerto Rico estamos construyendo vulnerabilidad. Estamos enfrentando factores de peligro que conocemos, y por otro lado, la naturaleza se está portando distinto. Se está potenciando. La consecuencia obvia es que vamos a ver a más gente y más propiedad afectada en el futuro. Si ese es el camino que el País va a seguir, está en el camino totalmente incorrecto”, comentó Aponte.
El derretimiento acelerado de Groenlandia, ubicado en el Círculo Ártico, y los cambios que provocaría en la subida del nivel del mar es uno de los temas que más preocupa a los científicos.
“El más que le tengo miedo es el cambio en el nivel del mar”, comentó Ariel Lugo, dasónomo del Servicio Forestal Federal, al mencionar que más del 80% de la población de la Isla vive en la costa.
“Las predicciones sobre el alza en el nivel del mar a partir del cambio del cambio climático y el derretimiento del Ártico nos afecta a nosotros como isla. Es el agua misma que se desplaza y aumenta el nivel del mar”. “Nos conectamos todos con el ciclo de carbono”, explicó el dasónomo al mencionar el papel vital que juega los árboles en absorber el dióxido de carbono en el ambiente y la posibilidad de que los suelos congelados del Ártico, conocidos como el permafrost, liberen nuevas cantidades de este gas con el desvanecimiento de sus hielos.
El deshielo del Polo Norte podría afectar al planeta de varias maneras. Según explicó Aponte, al derretirse el hielo, el calor del sol es absorbido por el agua, creando nuevos escenarios ambientales.
“Los científicos reflexionan sobre lo siguiente: si el agua está más caliente, se evapora más y eso también es un gas invernadero. Se va a retener más calor en la atmósfera y eso a su vez va a provocar cambios en corrientes atmosféricas y oceánicas. ¿Qué va a ocurrir, dónde y cuándo? Eso no hay ciencia para precisarlo. Pero lo que es cierto es que ya se están generando cambios”, apuntó el profesor.
De acuerdo a los expertos, en Puerto Rico se observa un cambio en el nivel del mar y el consecuente aumento en la erosión costera. Datos de los mareógrafos ubicados en La Parguera desde 1955 y en la Bahía de San Juan desde 1962, demuestran un aumento en el nivel del mar de 1.4 a 1.7 milímetros por año.
“Se va a perder la arena en la playa y tendremos playas de fango. Las playas más amenazadas son las lineales las que no tienen elevación marcada”, comentó Ruperto Chaparro, director del proyecto Sea Grant, de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.
Desde el punto de vista de planificación, el profesor universitario pronosticó graves amenazadas.
Mencionó el aumento de huracanes, el potencial en anomalías hidraúlicas, más sequías, aumento en el nivel del mar que va a comprometer los recursos de la costa, los arrecifes, las praderas de yerbas marinas, pero también la erosión está amenazando la construcción, la vida humana, las residencias, la infraestructura, todas las plantas termoeléctricas, sistemas portuarios, y las plantas de tratamientos, el Aeropuerto Luis Muñoz Marín.
“Esto tiene unas implicaciones económicas muy serias y estamos comprometiendo a las futuras generaciones. He tratado de mantener el control, pero estoy altamente preocupado. Los pronósticos que se están haciendo son de muy largo plazo. La sensación es que la generación nuestra no va a ver los cambios. Como si todo fuera para el 2100. Pero no es así”, señaló Aponte.