Siete minutos a oscuras

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Por Gloribel Delgado Esquilín / Especial para El Nuevo Día endi.com San Germán - Pedir que apaguen las luces un sábado en la noche en la casa de una familia puertorriqueña podría ser un atrevimiento. Más si hay niños viendo televisión o está a punto de comenzar Objetivo Fama en Univision. Pero el concurso de canto todavía no había comenzado y la idea, tuvo luz verde. La propuesta la trajo el tío de la familia, Joel Ayala Martínez, quien había recibido por correo electrónico una invitación de apagar las luces por 7 minutos el sábado 7 de abril a las 7:53 pm. La propuesta surgió en Venezuela, desde donde invitaron al planeta a unirse al apagón voluntario en pro de la conciencia ambiental. Sin más instrucciones que unirse a esa cadena internacional, el abogado llegó a la casa de Dalila Almodóvar en el barrio Minillas Valle de San Germán y repartió helados y bizcochos a sus familiares. “Vamos a apagar las luces por 7 minutos. Es un experimento. Lo están haciendo otras personas en diferentes partes del mundo”, dijo el tío mientras la casa quedó a oscuras. Sus sobrinos rieron en grande. En segundos encendieron una vela blanca en medio del balcón y se sentaron a comer dulces. “The Undertaken, El Enterrador”, repetía con voz ronca Milton Ayala, alias “Junjún”, mientras levantaba las manos en el aire y hacía sonidos de misterio, imitando a un personaje de la lucha libre. Su hermanita, Anoushka Juneily Ayala de cinco años, se tiró al piso a reírse. La casa estaba llena de mujeres: las abuelas, Milagros Martínez y Dalila Almodóvar; la bisabuela, Dalila Almodóvar y otra tía, Edna Ayala. Todas miraban en silencio a los pequeños, mientras el tío le preguntó al chico de once años, si sabía por qué era importante apagar las luces. “Para no crear contaminación. Por el calentamiento global”, respondió serio sin dejar de dar vueltas con su hermanita por todo el balcón. “Yo vi un documental en Pay Per View sobre eso”, contestó refiriéndose al documental de Al Gore, “An Inconvinient Truth”, que presenta los efectos del calentamiento global en el mundo. “En la fábrica donde trabajo, los muchachos se pasan hablando de esa película”, comentó su abuelita Dalila. “Cuando me crié aquí, yo nací en el 52, usábamos quinqués de noche. Todavía los tengo por ahí, los uso cuando se va la luz”, dijo Dalila mientras su nieto escuchaba la conversación, a lo lejos. “También vi en las noticias cómo apagaron la Torre Eiffel a principios de año”, dijo sobre la propuesta europea que unió a varias ciudades en el continente a apagar luces. Según datos periodísticos, la iniciativa produjo una reducción de 2.5% del consumo de energía en España. “Se pueden construir molinos de viento para generar energía”, comentó Edna, refiriéndose a las propuestas hechas recientemente en la Isla sobre energía eólica. “Deberíamos quedarnos así (a oscuras). Con velas es más íntimo”, dijo el tío sobre la iniciativa de conciencia ambiental improvisada. Aunque el ejercicio duró menos de 10 minutos, la conversación sobre ahorros de energía se extendió por 30 más. Para el profesor universitario Edwin Hernández, comprometido con la conservación ambiental, la importancia de este tipo de propuesta es su fin educativo. “Modificar el comportamiento y los hábitos es poquito a poco. El tema del cambio climático es áspero y difícil de discutir, pero en vez de hablar de un cambio radical, hay que explicarlo de manera simple, en cómo podemos modificar el comportamiento que hacemos a diario”. Fomentar el reciclaje, utilizar bombillas para ahorrar energía, reforestar, reducir el consumo de productos desechables, aumentar el consumo de productos del País, son sólo algunas de las recomendaciones hechas por los expertos en el tema. “En la medida en que comencemos a discutir sobre el tema, ese día comienza el ahorro. Una vez todos estemos conscientes de lo que necesitamos para reducir las emisiones, ese día tendremos un planeta más limpio de lo que lo teníamos en el pasado”, explicó el ingeniero Luis Silvestre, portavoz de la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña.