Por Gerardo E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com endi.com Bajo el candente sol que aún se siente a eso de las 2:00 de la tarde, un tinglar hembra sorprendió a unas 100 personas en la Playa Bohíos, en Maunabo, con su anidaje de entre 100 y 150 huevos. Y aunque el evento encaja a la perfección con el período de anidaje de esta especie de tortuga marina (que se extiende de marzo a agosto), lo cierto es que este reptil rompió con “la norma” de poner sus huevos de noche. “Esas no son las mejores horas porque el sol deshidrata al animal, que podría tardar hasta hora y media en anidar. Además, por el día hay más depredadores, incluyendo aquellas personas a quienes les interesa su carne, los atrapan y los matan más fácilmente”, explicó ayer la bióloga marina Lesbia Montero, del Programa Sea Grant. Agregó que del total de huevos el 80% nacerá, pero apenas uno o dos tinglares llegarán a la adultez. “Son estrategias de reproducción, poner muchos huevos, la madre no tiene que atenderlos y tienen muchos depredadores”, expuso. De otra parte, Luis A. Crespo, líder del Proyecto Comunitario de Conservación de Tortugas Marinas en Maunabo, indicó que el referido tinglar hembra puso sus huevos cerca de la desembocadura del río Maunabo, por lo que en principio se pensó relocalizar el nido. “Pero determinamos que estamos en época de sequía y tiene que haber un evento de mucha lluvia para que el río se lleve el banco de arena con los huevos”, dijo Crespo, tras destacar que mover los nidos de un lado a otro “reduce mucho la posibilidad de éxito”. Uno de los que presenció el anidaje, que tuvo lugar el sábado, 4 de abril, fue Ramón Arroyo, quien patrulla las cuatro playas de Maunabo como parte de su voluntariado en el Proyecto. “Más de 100 personas se aglomeraron detrás de la tortuga, personas que son de Manuabo y visitantes que nunca habían visto un anidaje. Tomaron fotos y les maravilló la escena”, relató.