Valiosa donación para la ciencia

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Por Mariana Cobián / Primera Hora “Polvo somos, del polvo venimos y en polvo nos convertiremos”. Dicen que el cuerpo es el templo del alma. Pero al fallecer, antes de convertirse en polvo y regresar a la tierra, el cuerpo puede tener otra función. Es el mejor instrumento de estudio para los médicos del mañana. La donación de cuerpos ayuda a que los estudiantes de medicina puedan observar, palpar y analizar todos los órganos y partes del ser humano. Por más adelantos tecnológicos que se produzcan y sin importar cuán avanzados están los programas computarizados de anatomía, nada se compara con tener un contacto directo con el cuerpo humano. Eso no es sustituible. “La experiencia misma de estar frente al cadáver sensibiliza al estudiante de medicina con el manejo ético del cuerpo y es la mejor manera de aprender la anatomía. La oportunidad de tocar, sentir las diferentes texturas es la mejor manera de aprender la organización del cuerpo humano”, sostuvo el profesor de anatomía del Departamento de Anatomía y Neurobiología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Juan Carlos Jorge. La Junta de Donaciones Anatómicas de Puerto Rico recibe los cadáveres de personas que en vida manifestaron su deseo de convertirse en donantes de órganos, tejidos y cuerpo. Allí los embalsaman y los trasladan a las escuelas de medicina en la Isla. La primera clase de todo estudiante de medicina es Anatomía Gruesa y Embriología, que se estudia en el laboratorio del quinto piso del RCM. Se separan los alumnos en grupos de entre cuatro y ocho estudiantes por cada uno de los cuerpos, y por tres meses estudian anatomía gruesa, microscópica y embriología. El catedrático explicó que comienzan estudiando las piernas y brazos, la pared torácica y la espalda. Según progresa el curso, entran a la cavidad abdominal y pélvica, extraen los órganos del cuerpo y analizan las características de cada uno de ellos. La última parte es la cabeza y el cuello. El estudio va de afuera hacia adentro, desde las áreas más lejanas del centro hasta las más cercanas. Añadió que esto se hace por lógica de las disecciones, para estudiar las estructuras en cierto orden y “darle oportunidad a que el estudiante se acostumbre al cuerpo, aun uno que está muerto”. Los cuerpos se disectan en su totalidad. Una vez termina el curso, especialistas en ginecología-obstetricia, ortopedia y neurocirugía continúan trabajando con las distintas partes de los cuerpos. En el laboratorio de trabajo hay más de 20 tanques de acero inoxidable donde se sumergen los cuerpos en agua y fenol para ayudar a preservarlos, ya que “cuidamos el tejido, es valioso”. Debajo de cada uno, hay un extractor. La directora del Departamento de Anatomía y Neurobiología, María Sosa Llorens, explicó que el cuerpo descansa sobre una plataforma dentro del tanque. Cuando se va a trabajar, suben un lado de la plataforma para drenar el líquido, luego suben el otro, y la plataforma se convierte en la mesa de estudio. Una vez terminan el trabajo con los cuerpos -que puede tomar un año-, los restos son enterrados o, de así solicitarlo, se entregan a los familiares para que los sepulten con la satisfacción de que ayudaron a forjar mejores médicos.