Vigías de un sistema natural

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Mildred Rivera Marrero / end.mrivera1@elnuevodia.com endi.com Barranquitas - Un grupo de barranquiteños lucha por preservar un sistema natural que comprende cerca de 1,000 cuerdas de terreno y que es un santuario para centenares de especies de la flora y fauna. El Cañón Las Bocas es una falla geológica ubicada al noreste del Cañón San Cristóbal, que se extiende por 2.5 millas a través de los barrios Quebradillas y Quebrada Grande, de Barranquitas, y Palomas y Río Hondo, de Comerío. La gran mayoría de los terrenos que lo componen está en manos privadas y, por lo tanto, a expensas del desarrollo. Por eso, hace cinco años, el Comité pro Reserva Natural Cañón Las Bocas aboga por la conservación de ese sistema. Carlos Collazo recordó que, luego de luchar para detener el establecimiento de un vertedero, los vecinos “decidimos que queríamos tener un bosque y empezamos a identificar estas áreas. Uno no puede oponerse a todo, también hay que proponer cosas”. Desde entonces, son muchos los pasos que han dado para delimitar el área, identificar los recursos y las especies que conviven allí y lograr el respaldo de los gobiernos de Barranquitas y Comerío. Aunque no han logrado organizar a las comunidades cercanas, han ofrecido charlas y organizado visitas de estudiantes al lugar, explicó el portavoz del Comité, Carlos Collazo. Fue a través de una de esas visitas que Víctor Rosario y María Toledo, educadores de la escuela Farallón, conocieron el sistema natural. “Yo (lo) había visitado porque me crié en el barrio Quebradillas. Íbamos al río, pero no lo veíamos como un cañón. Cuando Carlos se nos acerca y nos habla del proyecto, llevamos a estudiantes que son de la misma comunidad para que vieran el ambiente y los animales que viven allí. Se le creó consciencia a los estudiantes de cómo nos vamos a beneficiar de ese recurso”, explicó Rosario. Mientras, Toledo, que dirige el Club Ambientalista, dijo que la visita al lugar “fue maravillosa”. Ellos también recibieron una invitación de Collazo para que participen hoy en un foro comunitario en el centro cultural barranquiteño a las 8:00 p.m. Collazo explicó que la actividad será un anticipo a las vistas que celebrará en diciembre la Junta de Planificación sobre el Plan de Uso de Terrenos. La idea, dijo, es que los asistentes identifiquen las áreas que deberían protegerse, además del Cañón Las Bocas, para proponerlo en las vistas de la Junta de Planificación. Actualmente, sólo el Cañón San Cristóbal está protegido, lo que representa el 1.3% del suelo barranquiteño, afirmó Collazo. El agricultor Ángel Roberto Aponte y su esposa Cándida Guzmán también desean que aumente el porcentaje de terrenos protegidos. Y ellos saben de lo que hablan, pues poseen 130 cuerdas de terreno que son parte del Cañón Las Bocas, en parte de las cuales sembraron calabaza y ají dulce. La pareja le vendió cuatro cuerdas de terreno a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, que construyó allí una planta de filtración a un costo de $14.3 millones, que extraerá 1 millón de galones de agua diarios de los cuerpos de agua que fluyen del Cañón Las Bocas. Esa cantidad representa cerca del 50% del agua que se produce allí, ya que al Cañón Las Bocas lo cruzan la quebrada Grande y los ríos Caliente, Frío y Hondo, entre otros cuerpos de agua que -en un punto- se desbordan en una cadena de cinco cascadas que caen desde una altura de 830 pies. Collazo dijo que la planta de filtración favorece su causa porque “eso da una idea de la importancia del recurso que hay que proteger”. “Si el Gobierno ha invertido todos esos millones ahí -dijo- es importante que se proteja el recurso agua”.