Aventura dentro por el Bosque Monte Choca en Corozal
Enviado el 7 junio 2015 - 10:58am
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La mañana está soleada y calurosa, pero un grupo de adultos, jóvenes y niños llega a los predios del Bosque Estatal Monte Choca para conocer las bellezas de esta área natural que ubica en uno de los puntos más elevados de Corozal.
Son más de 30 personas las que se apuntaron para esta travesía que es parte de las actividades del Día Nacional de las Veredas que el Departamento de Recursos Naturales celebró ayer en la Isla para promover la visita a los bosques, reservas y refugios. La actividad se realizó simultáneamente en Estados Unidos.
El punto de salida para el recorrido es un pequeño centro que donde se ofrece el campamento Monte Choca. Desde ahí, el grupo camina por una carretera embreada con residencias alrededor que integran el barrio Palos Blancos.
A los pocos minutos un letrero que lee: Vereda de los Granadinos, nos da la bienvenida para entrar a un área natural compuesta de más de 244 cuerdas de terreno, rica en flora con más de 140 especies de plantas y árboles, y más de 28 especies de aves.
Le llaman la “Vereda de los Granadinos” porque parte del área exhibe árboles de gran altura, lo llamados Árboles Campeones que miden sobre 50 pies de alto, según explica nuestro guía, Alberto Rivera, de 64 años vecino del barrio Palos Blancos.
Rivera conoce este bosque como la palma de la mano, pues desde pequeño lo recorría con sus hermanos cuando salía desde su casa, para ir a la escuela.
De hecho, para la década de 1990 Rivera, quien preside el Club Cívico Ambiental Palos Blancos, luchó junto a un grupo de vecinos para que estos terrenos no fueran segregados en lotes. Fue una lucha que la comunidad Palos Blancos ganó con la cooperación del Departamento de Recursos Naturales, al punto que esta área natural se designó como bosque y está clasificado como bosque húmedo subtropical.
Diversidad de aves
Entrar al bosque brinda una sensación de paz, de tranquilidad. No hay autos, bocinas, radios, ni humo. Allí, el cantar los pájaros como el Carpintero, el Bienteveo, el Pitirre, y la Reinita, entre otras aves, deleitan a los presentes.
Entre las plantas y árboles, un árbol de Ceiba se manifiesta en su máxima expresión. Difícil no asombrarse con sus enormes raíces sobre la tierra en medio de aquella vegetación.
La estampa obliga a realizar una parada para fotografiarse con la enorme Ceiba. "Abrazemos el árbol. Es un árbol símbolo. Para la cultura taína era un árbol sagrado", dice Rivera.
El recorrido continúa por un área donde yacen grandes huecos que hace muchos años, fueron antiguas extracciones de minerales. Esos huecos lucen actualmente como charcas arropadas por una sustancia verde.
La vereda se extiende hasta un tramo llamado ‘Camino de Doña Juana’, que es el trayecto por donde Rivera caminaba para ir a su casa donde vivía con su madre, Juana Santiago, y sus 13 hermanos.
Rica flora
Por el trayecto se observan árboles exóticos no nativos como Bola de Cañón, un árbol nativo de Suramérica que tiene en su tronco frutos de gran tamaño color marrón. Más adelante, el bosque exhibe el árbol de Dillenia, plantas de flores pertenecientes a la familia Dilleniaceae, nativa de las regiones tropicales y subtropicales del sur de Asia.
Un árbol al que llaman ‘pelúa’ se da a conocer por las bolas peludas alrededor de sus hojas.
Luego de pasar cuestas, bajadas, pequeñas quebradas, y árboles de Yagrumo, se llega a una de las áreas más hermosas y vistosas del bosque conocida como la Catedral del Bambú, un área que luce enorme grupos tipo ramilletes de esta planta.
Le llaman la catedral porque la comunidad de enormes bambúas formaba un tipo de techo natural, pero el azote de los huracanes ha trastocado un poco el lugar. No obstante, el encanto del área permanece haciendo del Bosque Monte Choca un lugar especial.