¿Qué dicen los cobitos sobre la salud de las playas en Puerto Rico? Un nuevo estudio lo descifra

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Wilson González-Espada
Cobito o cangrejo ermitaño (“Coenobita clypeatus”) en la Hacienda La Esperanza, en Manatí. (Suministrada)

Le pica la garganta. Le gotea la nariz. Su cuerpo le está dando señales tempranas de lo que viene, ya sea alergia, monga o influenza. Estos síntomas pueden ser considerados bioindicadores, o sea, señales biológicas que le dejan saber que algo (en este caso, su salud) comienza a afectarse.

Lo mismo pasa en la naturaleza. Hay diferentes especies de animales, plantas y microorganismos, entre otros, que actúan como bioindicadores. La abundancia, salud y reproducción de esas especies bioindicadoras les dejan saber a los científicos sobre la salud de esa zona o ecosistema.

Las hermosas y biodiversas zonas costeras de Puerto Rico atraen a bañistas, negocios, ruido, carros y otras actividades humanas que pueden impactarlas negativamente. ¿Cómo se puede determinar la salud de estas áreas y cuándo intervenir para protegerlas? Hay un organismo que muchos conocen, pero que pocos imaginan es un bioindicador para, precisamente, estos propósitos: los cobitos.

Así lo detallaron Francisco Torres TorresAna González ColónPaola Negrón MorenoNaishka Rivera Rosado y Enrique Cruz Reyes, estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey, liderados por la bióloga María de Jesús Burgos.

El equipo publicó un estudio sobre los cobitos o cangrejos ermitaños (Coenobita clypeatus) como organismo bioindicador de las costas de Puerto Rico. En la investigación, publicada en la revista Journal of Crustacean Biology, De Jesús Burgos y sus estudiantes compararon el número de cobitos por área, el tamaño, y el peso de cuatro grupos.

Específicamente, estudiaron, en el invierno, 101 cobitos en la playa Puerto Nuevo, en Vega Baja, y 462 en la Hacienda La Esperanza, en Manatí. Para la investigación, utilizaron muestras que se encontraron en áreas de vegetación costera de igual tamaño. Este proceso se repitió en verano, época con mayor número de visitas de personas a la costa, resultando en una muestra de 126 y 430 cobitos, respectivamente.

Puerto Nuevo es una playa turística que está cercana a zonas comerciales, residenciales y la carretera. Por el contrario, la Hacienda La Esperanza es una playa que pertenece a una reserva natural alejada de comercios, residencias y carreteras.

Los investigadores descubrieron que, tanto en invierno como en verano, los cobitos de la Hacienda La Esperanza eran más grandes, gorditos y cuatro veces más abundantes que los de playa Puerto Nuevo. En el artículo científico, los autores indican que sus resultados sugieren que “medidas de conservación, como las implementadas en la Hacienda La Esperanza, proporcionan condiciones óptimas para las poblaciones de cangrejos ermitaños” o cobitos. 

Actualmente, la playa vegabajeña está catalogada como un balneario Bandera Azul (“Blue Flag”), un reconocimiento voluntario a playas, marinas y embarcaciones turísticas otorgado por la Fundación para la Educación Ambiental (FEE, en inglés) que cumplen con “operaciones sostenibles y en protección del ambiente”. En Puerto Rico, el galardón es manejado por la Organización Pro Ambiente Sustentable (OPAS), en colaboración con la Compañía de Turismo.

Sin embargo, basado en los resultados de su investigación, De Jesús Burgos y sus colegas opinan que la disminución en la población de los cobitos en la playa Puerto Nuevo podría señalar un deterioro ambiental en este balneario.

Aunque estudiar el impacto humano en los cobitos no fue el enfoque del estudio, los científicos encontraron una clara diferencia entre las dos playas.