Estudiantes de la UPR Río Piedras trabajan junto a la NASA en el lanzamiento de un cohete

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Por: 

Lorna M. Castro y Perla Del Mar Rodríguez Fernández
Participantes del RockSat X, junto al profesor Oscar Resto (al centro)
Luego de cinco años de investigaciones y una beca en función, la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP) se prepara para el lanzamiento del cohete Terrier-Improved Malemute en las facilidades de la National Aeronautics and Space Administration (NASA) en el estado de Virginia, bajo el proyecto denominado RockSat X.
 
El programa, ‘‘con ‘X’ de extreme’’, como lo describe su coordinador, Oscar Resto, consiste en la expulsión de un cohete que recoja micrometeoritos con la intención de medir su fuerza de impacto y utilizar estos resultados en avances científicos, sociales y económicos.
 
Dentro de un espacio minúsculo, el equipo de la UPR-RP, compuesto por Resto y un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Naturales, construye y desarrolla un dispositivo que permanecerá en el espacio durante un año. También tomará medidas científicas bajo condiciones extremas para que cuando llegue el cohete, se analicen  los datos obtenidos en órbita.
 
Como parte del proyecto, los alumnos no sólo concentrarán sus esfuerzos en el diseño del artefacto, sino que ‘‘en el verano convertimos el diseño y la teoría que estamos practicando todo el año [...] en algo físico’’, expresó Luis Figuera Toro, participante de la iniciativa de la NASA.
 
Sin embargo, los estudiantes que trabajan en el proyectil expresaron -categóricamente- que la mayor dificultad que enfrentan mientras construyen la pieza es que  “no se contamine’’. Es decir, que no contenga muestras biológicas del planeta Tierra para que así, como resultado del viaje, se reciba exclusivamente material espacial y se puedan salvaguardar las muestras.                                                                
 
Asimismo, Alexis Oquendo Reyes, otro de los participantes del RockSat X, subrayó que esta preocupación (por la contaminación del dispositivo) garantiza la implementación de nuevas medidas de protección para vehículos espaciales.
De igual manera, el profesor Resto recalcó que el proyecto, además de ser una contribución social y científica, sirve como “una experiencia que aporta a la competitividad profesional mundialmente de sus estudiantes’’.
 
Por su parte, Héctor Ortega García, estudiante colaborador del programa, enfatizó que la experiencia es “bastante constructiva profesionalmente porque, a este nivel de bachillerato, ves cosas que no esperabas ver y -aunque sea con poca experiencia- logras cosas que no pensabas ver’’.
 
Sugirió también que “saber los fundamentos de la vida es importante porque para poder hacer ese tipo de análisis y ser los profesionales que queremos ser, tenemos que resolver problemas de evitar contaminaciones orgánica’’.
Además, el proyecto permite que los participantes mejoren sus habilidades y destrezas porque trabajan por ellos mismos los experimentos que llegarán al espacio.
 
La meta del programa es orientar a las instituciones educativas estadounidenses en las labores técnicas e investigativas de la NASA, así como en las agencias gubernamentales especializadas en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
 
La última pieza de esta iniciativa de microsatélite despegará el próximo 11 de agosto. Otros recintos del “Sistema UPR, así como universidades privadas y escuelas de la Isla colaboran con diversos proyectos científicos dentro del programa RockSat X.   

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