Gretchen Díaz: ponceña hasta en la luna

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Sandra Torres Guzmán
Cuando Gretchen Díaz se apartó de las calles de su amado Puerto Viejo, lo hizo comprometida con investigar tópicos que ayudaran a la humanidad. Hoy sonríe ante la satisfacción de haberlo logrado.

Dice un refrán popular que quien no tiene padrino no se bautiza. Sin embargo, la historia puertorriqueña está repleta de innumerables hombres y mujeres que han forjado su camino a base de talento y mucho sacrificio.

Ese es el caso de la joven científica Gretchen Díaz Muñoz, quien a sus 33 años de edad puede afirmar que el éxito y el futuro no lo determinan el dinero o el lugar de dónde provienes.

La profesional, nacida y criada en el barrio Puerto Viejo de La Playa de Ponce, trabaja actualmente en un laboratorio de virología, ubicado en Nebraska. Allí investiga la manera en que se puede reproducir el Virus del Papiloma Humano en la levadura.

Esto, con la intensión de hallar una potencial cura para la enfermedad, causante de cáncer en el cuello uterino y asociada al cáncer oral.

De cuna humilde y trabajadora

Gretchen creció correteando por las calles de uno de los sectores más humildes de la Ciudad Señorial. Es la mayor de tres hermanos e hija de padres divorciados. Mas nunca claudicó en su meta de convertirse en profesional de las ciencias.

Su sueño empezó cuando cursaba el quinto grado de la Escuela Elemental Segundo Ruiz Belvis, tiempo en el que escaló peldaños sin privarse de otras oportunidades deparadas por el destino.

Al igual que otros niños playeros, aprovechó los cursos de modelaje, baile y confección de artesanías que ofrece el Centro Sor Isolina Ferré en Tabaiba y con firme propósito se cultivó para el prominente entorno que hoy se ha forjado.

Asimismo, participó del tradicional Carnaval de La Playa de Ponce. Incluso, llegó a redactar noticias para el periódico escolar, mientras se deleitaba haciendo cada uno de los experimentos presentados en la Feria Científica, por los cuales siempre ganaba algún premio.

“Yo vivo orgullosa de haber nacido en La Playa de Ponce. Mis recuerdos más bonitos tienen su base aquí, y por eso quise salir afuera en busca de una carrera con la cual algún día pudiera regresar y ayudar a mi gente”, relató Díaz Muñoz en entrevista con La Perla del Sur.

La científica ponceña además tiene claro quienes le inspiraron. Por eso, recuerda con respeto a todas sus mentoras mientras cursaba los niveles elemental e intermedio de escuela pública.

“Tuve dos maestras que siempre creyeron en mí. Miss Acevedo en quinto grado y Wisteria Tejero en sexto, quienes -sabiendo de donde yo venía- me daban consejos y me motivaron para seguir adelante con mis sueños”, recordó mientras asomaba emoción por sus ojos.

Y cuando estudiaba en la Intermedia Santiago González, supo de una escuela especializada en ciencias y matemáticas ubicada en Mayagüez. Se trataba del Centro Residencial de Oportunidades Educativas (CROEM, por sus siglas).

“Una sociedad que tiene conocimiento es menos vulnerable a que sea manipulada”, resaltó esta científica producto de escuelas públicas de Ponce y el Centro Sor Isolina Ferré en Tabaiba. (Foto: Florentino Velázquez)

Sin mediar más pensamiento, puso sus ojos en ese recinto, sin preveer que también una maestra de su escuela amilanaría -con o sin intensión- su ingreso a tan importante institución. Todo porque, según ella, ningún estudiante de La Playa “daba el grado”.

“Eso me puso bien triste. Pero gracias a Dios, tuve un ángel en la maestra Ivette Vargas y gracias a ella tuve el mayor cambio en mi carrera”, aseguró.

De más está decir que Gretchen logró su ingreso a CROEM y más adelante hizo un bachillerato en Biología del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.

“Allí estuve en la Asociación de Estudiantes de Biología y nos juntábamos para ir a los bosques de Puerto Rico. Solo íbamos a una cosa, que era retratar hongos. Eso era lo máximo”, relató.

La experiencia bastó para enamorarla de la micología -la rama de la biología que estudia los hongos- y transformarse en fuente de inspiración para nuevos estudios de maestría, también en Mayagüez.

“Yo no quería ser médico. Siempre supe que estudiar biología era para convertirme en científica, pero hasta ese momento fue que entendí cuál iba a ser mi especialidad”, indicó.

Al final, su tesis de maestría fue basada en los hongos que viven las aguas de las Salinas en Cabo Rojo.

“Conocer cómo viven esos microorganismos en aguas tan saturadas de sal nos ayuda en buscar alternativas de cultivo en países donde sus tie-rras son saturadas en sal y donde hay sequía, por ejemplo en África”, reveló la hoy especialista en hongos.

“Entonces puedes conocer la manera de ayudarles para que las plantas puedan crecer y aliviar un poco la hambruna que existe en esos países”, apuntó.

Como si no fuera suficiente, la intrépida playera completó estudios doctorales en la Universidad de Ohio, para especializarse en Genética Molecular. También ganó una beca del National Institute of Health para hacer un posdoctorado, el cual paga su sueldo en el laboratorio de Nebraska donde actualmente labora.

“En Ohio hice estudios en un laboratorio de levadura, que es un modelo para estudiar cosas que pasarían en las células humanas. Fue entonces que conocí al científico Peter Angueletti, que estaba estudiando el Virus del Papiloma en un laboratorio de Nebraska”, señaló.

“Como yo tenía un expertís en levadura, le caí perfecta al estudio que Angueletti quería hacer sobre el VPH, que aunque hay vacuna para prevenirlo es una enfermedad que se detecta tarde en quien la padece”, añadió.

Más en el tintero

Pero sus metas no terminan allí. Uno de los sueños de Gretchen es convertirse en profesora universitaria para capacitar a estudiantes en el ámbito de la ciencia y, a la vez, encaminarlos para que encuentren el área donde mejor puedan servir.

Y es que Gretchen quiere comunicar la ciencia en arroz y habichuelas, para que la sociedad común conozca las cosas que le afectan, en un lenguaje sencillo.

“Una sociedad que tiene conocimiento es menos vulnerable a que sea manipulada. En Puerto Rico, los científicos han llevado muchas luchas contra proyectos que son dañinos a la población y al medioambiente, como ejemplo el Gasoducto”, expuso con valentía.

Mas en su objetivo de educar a la población, Gretchen se unió a un grupo de científicos, crea-dores de la página web Ciencia Puerto Rico, con la intensión de orientar a las personas sobre temas de la materia y dar a conocer a científicos puertorriqueños.

“Me da tristeza que todos podemos mencionar a cantantes, deportistas, pintores y profesiona-les importantes, pero cuando preguntas sobre científicos puertorriqueños, de seguro te quedas pensando qué nombre mencionar”, indicó.

Así las cosas, la joven dedica incontables horas a la semana, de manera voluntaria, para escribir y mantener información actualizada en el portal cienciapr.org; oportunidad que le ha permitido viajar a distintos lugares del mundo para dar a conocer el maravilloso cosmos de la ciencia.

Precisamente, este encuentro con Gretchen es producto de un viaje a Puerto Rico con el objetivo de ofrecer un simposio a estudiantes de ciencia de toda la isla.

Y el encuentro se concretó en uno de sus sitios favoritos, el Centro Sor Isolina Ferré de La Playa de Ponce, donde pudo rememorar los años en que se deleitaba aprendiendo sobre su segunda pasión, el arte.

“Me acuerdo cuando la Sister (Sor Isolina Ferré) estaba viva y cada vez que la veía me metía entre la gente para poder verla de cerca y saludarla”, recordó.

“Fue un ser de quien aprendí lo que es el servicio a la comunidad y algún día quiero regresar para contribuir con el conocimiento que he adquirido para el beneficio de mi gente de La Playa”, agregó con visible emoción.

Mientras tanto, nuestra entrevistada continuará en su empeño de investigar tópicos que ayuden a la humanidad, y sueña con llevar el conocimiento de la ciencia a través de los medios de comunicación.

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