Mayda Velasco: “La ciencia te entrena para todo”

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Por: 

Amanda Pérez Pintado
Mayda Velasco. (Ramón “Tonito” Zayas)

La física y la matemática siempre han sido fáciles para Mayda Velasco. Desde temprana edad, estuvo expuesta a la ciencia gracias a su padre, un médico con “mente de investigador”.

Luego de completar un bachillerato en Física en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, completó un doctorado en la Universidad de Northwestern en Illinois, donde hoy es catedrática.

Trabajó en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), y, actualmente, labora en un proyecto de investigación en Suiza y dirige el Colegio de Física Fundamental e Interdisciplinaria de las Américas en San Juan (COFI).

“Vivo en un avión”, expresó sonriendo.

Velasco viajó a la isla, a finales de febrero, para finalizar los detalles del Simposio de Mujeres Científicas, organizado por COFI y celebrado en marzo.

Antes de partir para atender su trabajo de investigación, la científica conversó con El Nuevo Día en la casa azul con vista al mar en la calle Norzagaray del Viejo San Juan que sirve como sede de COFI.

Velasco ha logrado, a lo largo de su carrera, despuntar en su campo y ser reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco). Tras más de 20 años de experiencia, la física aún conserva esa pasión por la ciencia que la llevó a estudiar esta materia.

¿Cómo surgió su interés por la física?

—En el último verano de mi bachillerato, vino una mujer de Fermilab (un laboratorio de física de partículas en Illinois) a entrevistar estudiantes para hacer un internado por 10 semanas, y yo fui. Me enamoré de la investigación, el ambiente, de estar alrededor de toda esta gente. Imagínate que eres un atleta y estas con los “top athletes”. Fue tan excitante que dije: “Voy a hacer mi doctorado en Física de Partículas”.

¿Cómo describiría ese ambiente en el laboratorio?

—Cuando fui a Fermilab, vi que todo el mundo venía de todas partes. Todo el mundo tenía un acento distinto, y el esfuerzo que hacemos para entendernos uno a los otros no importaba. Teníamos el lenguaje de la ciencia, y una vez que uno se aprecia uno al otro como científico se te hace más fácil valorar ver esas otras cosas bonitas que tiene la otra cultura que tú no conoces o que, incluso, crees que son de una manera que no es.

¿Qué estudia la Física de Partículas?

—Nosotros nos especializamos en entender las partículas más fundamentales y las fuerzas más fundamentales.

Desde 1999, labora como profesora en la Universidad de Northwestern. ¿Cómo es ese trabajo académico?

—Un trabajo en las universidades, en la academia, es duro. Primero, tienes que conseguir permanencia, y las permanencias en estas instituciones a ti te evalúan no solo como profesor, pero como investigador... Es un trabajo sacrificado en muchas cosas. Te tiene que gustar.

¿Ha tenido que hacer sacrificios por su carrera?

—Yo no tengo hijos. Estaba casada, pero no tengo hijos. Quería esperar hasta que tuviese permanencia. Pasa mucho, también, que usualmente cuando acabas en cinta, aunque tenga un marido que te apoya, hay cosas que solo tú puedes hacer, y te atrasas si tienes lo que se llama un “tenure clock” (tiempo de probatoria antes de lograr permanencia).

¿Eso ha cambiado con las nuevas generaciones?

—Como se reconoce que eso era una de las limitaciones, las universidades te paran el “tenure clock”. Si tienes un hijo, se te da un año adicional para que puedas recobrar ese período. Por eso, ahora, en la generación nueva, pues, están empezando a tener hijos, pero de mi generación y para atrás muchas mujeres en la ciencia no tenían hijos.

¿En el caso del Departamento de Física en Northwestern?

—En el departamento, somos cinco mujeres, y solo una es madre. Son 38 profesores en total.

En el campo de la ciencia, ¿ha enfrentado dificultades como mujer?

—En Europa, fue bien distinto a Estados Unidos. En Europa, una vez que tú pasabas esa barrera de ser respetada como científica, entonces, el género no importaba. Para que se decidiera que eres una buena científica, el criterio era mayor, pero una vez que lo pasaste no importaba.

¿Y en Estados Unidos?

—Cuando vuelvo a los Estados Unidos, ahí fue bien distinto... Había una fracción de individuos (en la facultad) que suponían que yo era un “spousal hire”. Como mi exesposo estaba allí, habían hecho un sacrificio para darme una posición a mí. Yo era la estrellita, pero asumen que era él. Era bien sistemático entre algunos miembros de la facultad. Al principio, era continuo.

¿Sentía que tenía trabajar más fuerte que sus compañeros para demostrar que tiene la misma capacidad?

—Exactamente.

¿Cómo explicaría esa diferencia entre Europa y Estados Unidos?

—Probablemente, depende de institución a institución. No es que a nivel internacional todos los países se comportan iguales… Cuando viene este tipo de actitudes hacia mujeres, son localizadas y depende de una masa crítica, de actitudes que promueven a las mujeres o se suprimen a las mujeres.

Velasco es fundadora y directora del centro de investigación científica COFI. Una de las misiones del colegio es, precisamente, promover la participación de las mujeres en los campos de la ciencia, por lo que celebró un simposio de mujeres científicas a principios de este mes.

¿Qué trabajo se hace en COFI?

—Nosotros somos una entidad independiente sin fines de lucro... Y así lo queremos... De la manera en que nosotros funcionamos, pues, nosotros somos básicamente unos “enablers” (facilitadores) de discusión científica. Facilitamos ese intercambio, y nos estamos especializando en áreas donde hay mucho tipo de ciencia que tienen un interés en común en un tópico. En nuestro caso, es el comienzo del universo, exactamente cómo comenzó. Para contestar esa pregunta, necesitas cosmólogos, físicos nucleares, astrónomos, expertos en computación, expertos en estadísticas. Suenaobvio que tienen que trabajar mucho, pero ahora mismo todo está separado.

Fundado en 2014, abundó, COFI une científicos de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, y se nutre de fondos federales y privados, además de una inversión inicial de $1 millón de Northwestern.

El año pasado, recibieron una acreditación de la Unesco . ¿Cómo fue ese proceso?

—La Unesco ha identificado como ocho “goals for sustainable development” (objetivos para el desarrollo sostenible) porque se han dado cuenta que hay propuestas que se hacen, pero es algo que pone parchos a problemas. Ellos no quieren seguir trabajando así. Ellos piensan que, para que a largo plazo haga un impacto, (las propuestas) tienen que tener ciertas características. Dentro de esa lista, nosotros estamos bien alineados con como cinco o seis de ellas. Yo cogí la filosofía y la línea de trabajo de COFI y las empaté a esas áreas, y demostré cómo eran compatibles con ellos. Lo otro que pedían eran cartas de recomendación que demostraran que somos un centro internacional... En agosto de 2018, nos dijeron que nos seleccionaron.

¿Por qué crear este centro en Viejo San Juan?

—Porque tiene muchas ventajas desde el punto de vista de que es territorio americano, pero es cultura hispana. Así el latinoamericano, aunque necesita visa para venir aquí, una vez que llega se siente como si estuviese en su casa… (Para) el americano y el europeo, es un tipo de turismo para ellos. Hay una estabilidad que otras partes del mundo no la tienen.

¿Cree que la comunidad científica en Puerto Rico es competitiva a nivel global?

—Lo triste es que los científicos aquí son buenísimos, pero se les ha olvidado... No es falta de capacidad, es falta de recursos. La sobrecarga de todos los cursos que hay que dar y toda la administración los limita en la cantidad de tiempo que tienen para hacer su investigación. Lo que es necesario es aumentar el número de profesores o crear cursos televisados.

Actualmente, Puerto Rico enfrenta un éxodo de profesionales sin precedentes. ¿Cómo cree que se puede retener el talento científico en el país?

—Son los recursos. Hay una falta de visión en las instituciones, que tienen que madurar. El mundo ha cambiado académicamente, y las universidades bien establecidas aquí están siendo demasiado rígidas y conservadoras, no están evolucionando ni técnicamente ni como institución. No están invirtiendo en los profesores en la manera que otras instituciones lo están haciendo.

¿Qué consejo le daría a un estudiante interesado en perseguir estudios en el campo de la ciencia?

—No te rindas. Hay muchísimas oportunidades, incluso, aunque no acabes como un académico o como un “researcher”, el estudiar Ciencia te enseña cómo pensar de una manera analítica y lineal que puedes aplicar para todo, incluso para ser mejores humanos. El exponer a la gente a la ciencia a una edad temprana es importante. Como todo, al cerebro hay que entrenarlo. Sin tú saberlo, la ciencia te entrena para todo.

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