Nuestra isla laboratorio

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Por Gerardo E. Alvarado León galvarado@elnuevodia.com El Nuevo Día ISLA DE MONA - Conocida como la “Galápagos del Caribe”, esta isla lleva décadas seduciendo a los amantes de la ciencia, quienes llegan hasta la reserva cegados por sus riquezas ecológicas, que van desde impresionantes acantilados, arrecifes y cuevas, hasta flora y fauna que solo habita en este lugar. Científicos de China, Holanda y Portugal, entre muchos otros países, han realizado investigaciones en Isla de Mona. Todos, ya sea para coordinar detalles de logística o solicitarle fondos y personal, tienen que contactar al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), agencia que custodia la isla y otorga el permiso de visita. La mayoría de los estudios que aquí se realizan son a largo plazo, indicó el biólogo del DRNA, Carlos Diez, quien coordina proyectos de tortugas marinas. Precisamente, desde 1984, cuando Diez era un estudiante graduado, comenzó un estudio para evaluar el estado del carey de concha, la segunda especie de tortuga marina más amenazada del mundo. Ese año, dijo, empezaron a estudiarse los careyes en los corales y demás áreas de alimentación para tener una idea de cuántas hembras y machos hay. En 1992 inició la otra parte del estudio, que se enfoca en el conteo de nidos, lo que da una idea de cuánto se está reproduciendo la especie. “El proyecto es del DRNA, pero colabora Sociedad Chelonia, que es una organización sin fines de lucro”, afirmó Diez, quien destacó que los resultados del estudio incluyen un aumento en la cantidad de nidos reportados a través de los años; de 200 en 1992 a 1,200 en 2010. En esta investigación han participado expertos de Cuba, Alemania y Portugal. Otro proyecto es el de aumentar la población de la iguana de Mona, especie endémica de la isla y que está amenazada por la presencia de gatos asilvestrados, que se las comen cuando son juveniles. El estudio, contó Diez, corre desde 1998 y consiste en colocar en criaderos a las iguanas juveniles hasta que alcancen fuerza suficiente para defenderse en estado silvestre. Este proceso demora unos tres años. “Los resultados han sido bien positivos, pues ya hay iguanas que han salido de nuestros criaderos que se están reproduciendo”, afirmó. La Universidad de Puerto Rico (UPR) realiza o colabora en varias investigaciones en Mona. Por ejemplo, el Departamento de Ciencias Marinas del recinto de Mayagüez estudia la reproducción y la diversidad de peces en los arrecifes de coral en la isla. En unión al Departamento de Biología del recinto de Río Piedras, realiza otra investigación sobre enfermedades en los arrecifes. Diez contó que entidades extranjeras, como el Zoológico de Toledo, en Ohio, colabora con el DRNA en un estudio de monitoreo de la boa de Mona. “Es un trabajo parecido al de las tortugas marinas, pero esta es una especie difícil de encontrar y que también es amenazada por los gatos. Aún así, no creemos que esté tan crítica”, dijo. Otro estudio del DRNA está relacionado con las casuarinas, un árbol cuya hojarasca le hace daño al suelo. Colaboran la UPR y Sociedad Chelonia. A corto plazo (dos o tres años), añadió Diez, la agencia impulsa programas de control y manejo de especies exóticas, como los cabros y cerdos. A éstos se les colocaron transmisores para estudiar sus movimientos, de manera que los cazadores autorizados por el DRNA sepan en qué áreas de la isla se encuentran y pueden atraparlos. En este año se analizarán los datos. Plan maestro * El DRNA está en proceso de desarrollar un plan para convertir a Mona en un centro internacional de investigaciones científicas. * Esto se propuso en 1999 pero nunca se materializó. * En mayo se inaugurará un Centro de Visitantes que contará con laboratorios, acceso a la Internet y otras instalaciones para el uso de científicos. Se erigió a un costo de $900,000. * También se reconstruirá el emblemático faro de Mona, que fue diseñado por el arquitecto e ingeniero francés Gustave Eiffel.