Pugna por el hábitat del llanero

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

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Por Eugenio Hopgood Dávila / ehopgood@elnuevodia.com endi.com TOA BAJA - El más diminuto de los coquíes puertorriqueños -el recién descubierto coquí llanero- que ha habitado clandestinamente por siglos en un humedal del barrio Sabana Seca de esta ciudad, es el protagonista de una polémica que podría determinar el futuro de un negocio multimillonario y el destino de los terrenos de una antigua base naval. En principio, nadie debería tener que preocuparse por el coquí llanero, puesto que no sólo el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y su descubridor, el biólogo Neftalí Ríos, están interesados en la conservación de esta especie amenazada, sino que Forest City, la empresa que está en posesión del terreno y se propone vender parte de ella a algún desarrollador, también asegura estar comprometida con la protección del pequeño anfibio. Pero, cada parte sostiene que su propuesta es mejor para la subsistencia del llanero y su hábitat rico en biodiversidad. Actualmente, el terreno de 2,252 acres sigue perteneciendo a la Marina de Guerra de Estados Unidos, pero está en posesión de la empresa Forest City y su subsidiaria Sabana Seca Land Management (SSLM), quienes tienen un contrato para darle mantenimiento y vender la propiedad, explicó el gerente de Desarollo de Forest, Michael Nanney. En septiembre pasado, el DRNA emitió el documento en el que designa preliminarmente el “hábitat natural crítico esencial” y el “hábitat natural crítico” del coquí llanero como parte del proceso para designar este anfibio como especie en peligro crítico de extinción y comenzar a protegerlo. En ninguna de las dos zonas podría llevarse a cabo desarrollo y si prevalece esta determinación del DRNA, sólo la parte en que vivían los marinos de la base, que comprende sólo el 15% del área sur, podría ser desarrollada. La base tiene un área norte de sobre 1,300 acres y un área sur de 768 acres, que es donde se centra la polémica. La designación del DRNA del hábitat natural crítico esencial, que se refiere al lugar donde al presente vive la especie amenazada, ocupa parte sustancial de los terrenos del área sur. Mientras, la clave de la controversia está en el hábitat natural crítico (no esencial), que según propuesto por el DRNA ocupa todo el resto del área sur de la base, cerrada en 2002, excepto el sector ya edificado donde vivían y trabajaban los militares. El biólogo Ríos explicó que el área crítica no esencial se refiere a un área en la que la especie no vive, pero cuyas condiciones hay que proteger para que no se afecte el área en la que sí vive la especie. Forest City presentó su respuesta al DRNA a finales de octubre y espera que la agencia recapacite en su decisión. “Desde el punto de vista de los desarrolladores, una vez se designa hábitat crítico, aunque no sea el esencial, ya está fuera de alcance”, dijo Nanney, al explicar que sería el fin de la posibilidad de desarrollar entre 400 y 600 acres. Nanney puntualizó que ya ha tomado la decisión de donar al Gobierno de Puerto Rico para su conservación las 200 cuerdas del humedal en donde se encuentra el coquí llanero, 142 acres de mogotes y otros 134 acres en el área norte que incluyen un manglar de importancia ecológica y tierras en la ribera del río Cocal que contienen yacimientos taínos. “Le encargamos al doctor Rafael Joglar el estudio que demostró exactamente dónde vive y dónde no vive el coquí llanero; le dimos esa información al DRNA”, dijo Nanney. “Si todo se designa como hábitat crítico es probable que nunca se desarrolle. Lo otro es desarrollo sustentable de un 25% de la propiedad (incluidos norte y sur)”, añadió. “Pensamos que es importante para el coquí llanero que se haga ese desarrollo limitado porque hay retos importantes que enfrentar y, a menos que tenga suficiente escala de desarrollo, el desarrollador no tendrá suficientes recursos para limpiar y remediar”, dijo Nanney.