Por Yaritza Rivas Bermúdez / yrivas@elnuevodia.com endi.com El hallazgo de una nueva especie de coquí, que aparte de endémica representa el nacionalismo patrio, debería ser razón suficiente para generar acciones afirmativas que propicien la protección de su hábitat. Pero en Puerto Rico, la prioridad parece ser otra. Cerca del humedal donde habita el Coquí Llanero se construye una pista de carreras que, según el Cuerpo de Ingenieros, carece del permiso que otorga esa agencia federal para regular las actividades que pueden afectar los humedales vinculados a cuerpos de agua navegables. Desaparición Previo al hallazgo del Coquí Llanero, la última especie descubierta en Puerto Rico fue el Coquí Dorado de Cayey (Eleutherodactylus jasperi) a principios de los años 70. Fue descrita formalmente para la ciencia en 1976. Pero se declara extinta a principios de los años 90. Pero en lo que al coquí se refiere, es el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) la agencia con la responsabilidad ministerial de coordinar con otras dependencias gestiones afirmativas para proteger el hogar del pequeño anfibio. “Es como un paciente en intensivo", dijo Miguel García, director de la división de Vida Silvestre del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). “Si no das un cuido inmediato se nos muere", agregó. García indicó que el DRNA ya inició el proceso para colocar el Coquí Llanero en la lista de especies en peligro de extinción. Y aunque, aseguró que es una prioridad para la agencia, no pudo precisar cuánto demorará el proceso. Mientras tanto, el tiempo se agota para el pequeño anfibio y su limitado hábitat natural. “Su ecosistema puede ser destruido con solamente drenar, rellenar, ampliar una pista de motoras y “go-karts” -como la que se construye cerca del humedal-, con la construcción de casas, quemar accidentalmente la vegetación, un derrame de combustible o la entrada de contaminantes del vertedero municipal de Toa Baja, que ubica en el tope de los mogotes que suplen agua al humedal”, advirtió Neftalí Ríos, ecólogo que descubrió la nueva especie de coquí. La Agencia para la Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) realizó una inspección en el área, dijo Brenda Reyes, su portavoz de prensa. Tras la investigación, la EPA determinó que la zona donde se construye “aparenta ser un humedal impactado” y se evalúan la posibilidad imponer multas y acciones correctivas. En diciembre, Ríos informó el hallazgo al alcalde del municipio de Toa Baja, Aníbal Vega Borges. El ecólogo sugirió al municipio la reclasificación de los terrenos para ayudar a la conservación del área. Vega Borges, por su parte, indicó que el hallazgo se incluyó en el Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio, y está a la espera de la consulta de ARPE. Aseguró que tiene un interés apremiante en que se proteja al Coquí Llanero, y está en contra de que se desarrolle el área. Por ello pidió al DRNA que detenga la construcción de una pista de “go-karts” que desarrolla en el lugar Speed Group International. Sin embargo, ve con buenos ojos la posibilidad de aprovechar la presencia de las nueva especie para desarrollar un proyecto ecoturístico allí. Es una propuesta saludable y en armonía con la gestión del municipio de proteger las ciénagas, sostuvo el alcalde. Para el descubridor del Coquí Llanero, lo anterior le supone sentimientos encontrados. Por un lado, es una alegría haber hallado un nuevo ejemplar que representa un icono cultural. “Sabes que estás frente algo que a lo mejor los indios taínos vieron”, dijo al afirmar que el hallazgo ha servido para motivar a la comunidad científica local que pensaba que ya no quedaba nada por descubrir en Borinquen. “Es una nueva oportunidad para salir al campo y descubrir”, sostuvo. Pero, por otro lado, se trata de una carrera contrarreloj por velar que el ecosistema donde habita el Coquí Llanero sea salvada a tiempo. “La importancia del descubrimiento se opaca por la urgencia de protegerlo” dijo Ríos.