Varios modelos para un acuario boricua

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Por Jorge Bauza-Ortega / Especial para El Nuevo Día endi.com El primer gran acuario abrió sus puertas hace más de 150 años, en el 1853, en la ciudad de Londres. En la actualidad, los acuarios modernos son más que una colección de peces y otros organismos acuáticos. Los que se conocen como de tercera y cuarta generación recrean el ambiente marino en exhibiciones donde se observan las criaturas marinas interaccionando con su medio ambiente. Además, son centros de educación ambiental, instituciones de investigación científica; apoyan programas de restauración, protección y conservación de hábitat, y hasta son centros de tratamiento y rehabilitación de especies marinas amenazadas. Estos acuarios permiten una interacción directa con la ciudadanía pues propician la participación a través de programas de participación voluntaria. Contienen bibliotecas, programas educativos para estudiantes y maestros, y salones para ofrecer conferencias. Un acuario que reúne todos estos componentes es el de Baltimore, Maryland; que además, provee un elemento de belleza arquitectónica al frente marino, muelles y facilidades portuarias de la ciudad. Estos acuarios son embajadores de la riqueza, importancia y fragilidad de los océanos. En Chicago se encuentra el acuario más grande de Estados Unidos, el John S. Shedd. Este acuario se encuentra a 800 millas del océano Atlántico y a unas 2,000 millas del océano Pacífico, sin embargo, contiene una exhibición de arrecifes caribeños de 90,000 galones. Utilizan agua de mar sintetizada. El acuario de Nueva Inglaterra en Boston también tiene una exhibición de corales del Caribe. El agua la bombean del Atlántico Norte, la filtran y la calientan pues estas aguas son muy frías. Puerto Rico se ahorraría muchos de estos problemas técnicos, ya que está rodeado de aguas oceánicas que son de buena calidad. Los costos operacionales de este tipo de acuario son considerables. Sin embargo, estudios de viabilidad para un acuario en Puerto Rico -presentados en el informe Puerto Rico y el Mar, 1999- dice que se atraerían de 840,000 a un millón de visitantes entre locales y turistas. No hay duda que se cumpliría con estos estimados pues el puerto de San Juan recibe más de un millón de pasajeros de cruceros al año. Otras fuentes para el mantenimiento del acuario pueden ser el establecimiento de un sistema de membresía, donaciones privadas, venta de recuerdos, restaurante, alquiler de salones de conferencia, talleres, etc. Los fundadores del acuario de la Bahía de Monterrey en California dudaron de la viabilidad y éxito de este pues se ubicó en un pueblo remoto de poca extensión donde la población no excedía los 100,000 habitantes. Lo más que esperaban en asistencia el primer año de operación eran unos 350,000 visitantes. No obstante, recibieron más de un millón; cifra que se mantiene hoy después de 23 años de fundado. La propagación de especies marinas puede ser una de las actividades a las cuales se puede dedicar el acuario de Puerto Rico. Por ejemplo, el acuario de Waikiki en Hawai tiene un programa de propagación de corales. Al momento, han logrado propagar más de 2,600 colonias en 75 especies diferentes de coral. Las colonias han sido enviadas a otros acuarios e instituciones académicas para su investigación. El programa tiene como objetivos utilizar las colonias de coral reproducidas en sus facilidades para repoblar áreas de coral impactadas. Otro proyecto realizado por este acuario es la propagación del pez conocido como Mahi Mahi o el sabroso Dorado para los puertorriqueños. Dicho proyecto ha logrado criar Dorados de 20 libras en sólo un año alimentándolos solamente con calamar. Puerto Rico posee las mismas condiciones climáticas que han hecho exitosos estos programas en Hawai. Unos de los aspectos interesantes de los acuarios nacionales es que fueron construidos para revitalizar el frente marítimo de las ciudades costeras. El acuario de Puerto Rico debe incorporar un poco de cada uno de estos acuarios pero a una escala ajustada a nuestra condición isleña. El autor es científico ambiental del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan.

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