Por séptimo año consecutivo el Centro de Innovación Biomédica (BIC, por sus siglas en inglés) en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico llevó a cabo un internado de verano para introducir nuevas tecnologías y estimular la innovación biomédica entre estudiantes de escuela superior, universitarios y profesionales. 

Esta experiencia les permitió a los participantes trabajar individualmente y en equipo en proyectos innovadores cuya propiedad intelectual está protegida por patentes. El Centro opera bajo el Principio de Occum, “la simplicidad suele ser la mejor solución”. Animar a los estudiantes a ser innovadores mientras mantienen las soluciones simples fomenta la eficiencia en tiempo y gastos.

“El Recinto de Ciencias Médicas se enorgullece del compromiso del Centro de Innovación Biomédica en auspiciar actividades que ayudan a fomentar la próxima generación de inventores puertorriqueños mediante el uso de la emoción de la innovación y su novedosa integración en la práctica biomédica”, manifestó la directora ejecutiva e investigadora principal del BIC, doctora Emma Fernández-Repollet.

Durante el internado de verano, los participantes trabajaron activamente en mejorar los prototipos de las diferentes invenciones bajo desarrollo en el Centro, aprendiendo de primera mano los desafíos y las recompensas de ser un inventor. Los diferentes niveles de estudio contribuyeron a diversificar las discusiones científicas, presentaciones grupales y charlas centradas en la protección de la propiedad intelectual y la importancia de la transferencia de la tecnología. Setenta y cinco estudiantes han sido impactados por esta iniciativa.

La estudiante de escuela superior Ariana Ortega expresó: “el internado en BIC no solamente me proveyó herramientas para mi desarrollo profesional, sino aportó a mi crecimiento personal y me enseñó como convivir en un ambiente académico”.

Para Camelia Zamora, estudiante subgraduada en Georgia Institute of Technology, “el internado me brindó la oportunidad de aplicar metodologías de investigación innovadoras en proyectos científicos, que desarrollaron no solo mis habilidades técnicas, sino también despertaron mi interés en las posibilidades que existen en el campo de la ingeniería biomédica”.

Según Adriana Pagán, estudiante subgraduada de la Universidad de Rochester, “el internado en el Biomedical Innovation Center fue una experiencia increíble de aprendizaje donde logré desarrollar habilidades valiosas a través de mi participación y práctica en varios proyectos de investigación dentro del campo biomédico”. 

En su informe final al concluir el internado, Jorge Ruiz, estudiante de escuela superior, compartió: “gracias por darme la oportunidad de poder ser parte de BIC este verano. Aprendí mucho y disfruté el poder colaborar en las actividades de investigación en el laboratorio”.

El Centro tiene un equipo de trabajo con una impresionante colección de habilidades prácticas en los campos de la ciencia, la innovación, la programación y la protección de la propiedad intelectual. Además de los investigadores principales, los doctores Abraham Schwartz y Emma Fernández-Repollet, el Centro cuenta con la asistencia de un programador profesional, Ricardo Nieves, y un ingeniero, Camillo Cangani. Un grupo de colaboradores de Puerto Rico y el exterior también participa en el desarrollo y las aplicaciones biomédicas de las invenciones asociadas al Centro.

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