Los años de la adolescencia suelen dejar fuertes huellas y recuerdos que persisten por el resto de nuestras vidas. Son años de muchos cambios, mucho crecimiento, físico y emocional, y como consecuencia, la pérdida de la inocencia y el comienzo de las responsabilidades. Para las jóvenes, una de estas responsabilidades, compartida con los padres, se asocia con la decisión de vacunarse o no en contra del virus del papiloma humano (VPH). Se recomienda la vacunación como medida preventiva ante la posibilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino (cervical) más adelante, si llegasen a infectarse con el virus.