A Ciencia Cierta

Uain

Al final, consciente de la inminencia, midió la energía que le quedaba, sumó y restó. Solo le daba para emitir una última palabra, monosilábica si acaso. Ni siquiera veía, pero sabía que los alrededores de su cama habían sido colonizados por la tradicional sarta de hipócritas que buscaban añadir, a través de la apariencia de un pésame, puntos a sus insignificantes vidas. Gusarapos. Tomó un último respiro y soltó, como un dejo, su último sonido. "Wine", dijo (uain, escuchó la sarta). Y así el patriota, el luchador por la independencia, el corrector del lenguaje, murió diciendo una palabra en el lenguaje del invasor. Pero murió tranquilo, sabiendo que se contestaba a sí mismo qué le había dado mayor placer en la vida. Y lo dijo en inglés porque, si algo tenía claro, era que la sarta de pendejos alrededor de él pensaría, si decía vino, que algún ser divino llegó a acompañarlo al más allá.©Edwin Vázquez de Jesús

Escuelas Públicas versus Colegios Privados

Mi experiencia con la educación ha sido que ni las escuelas públicas están tan malas, ni los colegios privados tan bien como los pintan. Ciertamente hay colegios privados de primera, y escuelas públicas que dan grima. Pero generalizar a favor de las privadas te puede llevar a desperdiciar dinero en una educación mediocre y deficiente, basado en los estándares mínimos de calidad académica. 

Claro que los reporteros saldrán, como todo agosto, a informar sobre los problemas en las escuelas públicas cerca de sus canales, por aquello de no alejarse mucho de la estación. Y como el que busca encuentra, hallarán algunas con baños sin papel higiénico y otras sin pintar. A donde no irán es a las escuelas donde, contra viento y marea, los estudiantes salen en las pruebas de aprovechamiento por encima de sus contrapartes en los colegios, y donde los maestros están muy por encima de sus colegas en las privadas. Y jamás irán a los colegios privados llenos de problemas que esconden bajo la alfombra.  Muchos son chinchorros académicos para sacarle el dinero a la agobiada clase media, aduciendo una calidad que no tienen.    Yo soy producto de escuelas públicas: de primer grado a sexto estudié en la escuela Consuelo López Benet, del barrio Vegas en Cayey, mi intermedia en la Agustín Fernández Colón de Montellano (hoy elemental) y la superior en la Miguel Meléndez Muñoz.  Y por lo que me dicen, me prepararon muy bien.  
Claro que falta mucho por hacer.  El Departamento de Educación de Puerto Rico necesita una implosión en su estructura burocrática, y sacar de allí a los buitres políticos, populares y penepés, que lo han llevado al estado en que se encuentra.  Pero mientras tanto, acá abajo en los salones de clase, la lucha la siguen ganando maestros y estudiantes que se superan día a día por un Puerto Rico digno, una patria por la que vale la pena luchar.  Y en esa lucha yo he dicho presente.  

Es hora de traerlo a casa

La Puerto Rico Federal Affairs Administration (PRFAA) office es una pérdida absoluta de dinero. Estamos gastando en la alimentación de Juan E. Mayoral Hernández, que bastante cara que nos sale.
Es hora de traerlo a casa.