El COVID-19 podría causar daños severos en otros órganos del cuerpo

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Miguel A. Miranda Román

Los pulmones son el principal órgano afectado por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad COVID-19. Sin embargo, cada día surge evidencia nueva que apunta a que el virus puede afectar a muchos otros órganos.

Por ejemplo, se ha reportado que el COVID-19 afecta el sistema cardiovascular, los riñones y el sistema gastrointestinal. Algo en común entre estos tejidos es que poseen grandes cantidades del receptor que SARS-CoV-2 usa para entrar a las células, que es como la cerradura para la cual el coronavirus tiene la llave.

Varios estudios, incluyendo unos realizados en China y publicados en las revistas científicas JAMA y JAMA Cardiology, sugieren que el COVID-19 causa daños en el sistema cardiovascular. Algunos pacientes con COVID-19 presentan alteraciones en el ritmo cardíaco, un aumento de coágulos en la sangre y hasta una constricción o estrechamiento de los vasos sanguíneos. El problema con los coágulos es que pueden causar infartos cerebrales o embolias pulmonares, lo cual aparenta estar provocándoles la muerte a algunos pacientes.

De hecho, el doctor Behnood Bikdeli, del Columbia University Medical Center en Nueva York, comentó, en una entrevista para la revista Science, que cada vez hay más datos que apuntan a que los coágulos pueden estar jugando un papel importante en la severidad y letalidad del COVID-19.

Varios hospitales han descrito situaciones en las que pacientes no aparentan estar faltos de aire, pero aun así tienen niveles de oxígeno bajos en su sangre. El doctor Bikdeli sugiere que una vasoconstricción en los pulmones podría estar limitando la oxigenación de la sangre (hipoxia). Sin embargo, el doctor Richard Levitan, del Bellevue Hospital en Nueva York, propone otra alternativa. Estos pacientes podrían ya tener una pulmonía que, aunque difícil de detectar, podría estar causando una hipoxia silente.

Otras investigaciones sugieren que una respuesta inmune descontrolada contribuye a la letalidad del COVID-19. Estudios de hospitales en China, publicados recientemente en las revistas The Lancet y Journal of Clinical Investigation, así como informes de casos en hospitales en EE.UU., han demostrado que algunos pacientes experimentan lo que se llama una tormenta de citocinas. Las citocinas son moléculas producidas por el sistema inmune que básicamente dan la señal de inflamación para que el cuerpo se active para combatir la enfermedad.

Sin embargo, una respuesta descontrolada puede ser contraproducente y ocasionar un escape de sangre de las arterias, disminución de la presión sanguínea, formación de coágulos o hasta una falla catastrófica de muchos órganos.

De acuerdo con el doctor Alan Kliger, nefrólogo de la Escuela de Medicina de Yale, entre el 20% y 40% de los pacientes de COVID-19 bajo cuidado intensivo sufren de fallo renal y requieren diálisis de emergencia, y aquellos con daño previo en los riñones aparentan tener un riesgo mayor. Sin embargo, más estudios son necesarios, pues existe la posibilidad de que el impacto en los riñones de pacientes con COVID-19 sea indirecto.

El nuevo coronavirus también aparenta estar infectando el sistema gastrointestinal. Esto podría explicar los reportes de pacientes con síntomas como diarrea, náuseas y dolor abdominal. Sin embargo, aún no está claro si el virus puede activamente replicarse en los intestinos.

Un artículo reciente, de la revista científica Science, reporta que algunos pacientes de COVID-19 pueden brevemente perder el conocimiento, otros pueden tener infartos cerebrales, encefalopatías, y muchos reportan pérdida de la sensación del olfato. De igual manera, daños al cerebro podrían ser la razón por la cual algunos pacientes no perciben la falta de oxígeno en su cuerpo.

Sin embargo, aún no está claro si el virus infecta directamente al cerebro, o si los daños son causados indirectamente por una inflamación cerebral debido a niveles descontrolados de citocinas, o hasta por infartos cerebrales causados por los coágulos sanguíneos.

Aún es muy temprano para saber detalladamente todos los daños que esta enfermedad puede causar. Sin embargo, gracias a los miles de estudios científicos que se están llevando a cabo se espera que no solo se puedan desarrollar distintos medicamentos y vacunas para la enfermedad, sino que también se pueda entender mejor cuáles son los posibles daños que pueda provocar a largo plazo a los pacientes de COVID-19.

El autor es estudiante doctoral de Ciencias Biomédicas en Memorial Sloan Kettering Cancer Center, Nueva York, y miembro de la red de Ciencia Puerto Rico.

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