Teniendo una preparación en la Escuela de Arquitectura, de la Universidad de Puerto Rico, me ha hecho consciente de que en primer lugar diseñamos para el ser humana. Es por esta razón que definir el concepto “arquitectura” con la palabra “edificios” es entorpecer y limitar la esencia de la profesión. Como futuro arquitecto, constantemente me encuentro leyendo a cerca de la investigaciones realizadas por el “Academy of Neuroscience for Architecture” porque reconozco el llamado que siento por parte de esta emergente rama interdisciplinaria. ¿Puede la arquitectura influenciar en los niveles de tensión que siente su habitante? Si ampliamos el ángulo de visión a escala ciudad, de qué manera podemos contribuir a la generación de un urbanismo más amigable al peatón.