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El próximo gran paso: rastreo de contactos

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Por Dra. Roberta Lugo Robles / Publicado originalmente en la sección de opinión de El Nuevo Día como parte de la colaboración entre CienciaPR y ese periódico.

Puerto Rico comenzó la apertura escalonada, y ante la falta de una vacuna o un tratamiento, una herramienta vital para prevenir la propagación de COVID-19 es el rastreo de contactos. Pero, ¿en qué consiste el rastreo de contactos? ¿Es lo mismo que el rastreo de casos? 

El rastreo de contactos es el proceso de identificar, notificar y manejar a personas “contacto” que pueden haber estado expuestas a un caso de COVID-19. Dicho proceso busca prevenir transmisiones adicionales de la enfermedad. El rastreo de contactos comienza con lo que a veces se le llama el rastreo de casos. El rastreo de casos no es más que el proceso de identificar a ese paciente inicial que se sospecha o se sabe que es positivo a COVID-19. Sin embargo, el término correcto debería de ser identificación de caso, pues es solo el punto de partida.

El rastreo de contactos comienza con una entrevista al caso inicial, para conocer su exposición al virus y quiénes son sus contactos. Estos incluyen a personas en el entorno (hogar, trabajo), algún profesional de la salud que lo ha atendido, o cualquier individuo que haya permanecido por al menos diez minutos en contacto, a menos de seis pies de distancia. 

El rastreo de contactos consiste en

1) identificar el caso inicial

2) realizar una entrevista para obtener datos demográficos y contactos cercanos

3) localizar y notificar a esos contactos

4) monitoreo de contactos. El monitoreo permite vigilar la evolución de los síntomas del paciente inicial y sus contactos, saber si están llevando a cabo la cuarentena y determinar si estas personas necesitan de otros tipos de apoyo clínico, psicológico y social.  

El rastreo de contactos debe ser liderado por un experto en epidemiología y/o salud pública. Los rastreadores de contactos no necesitan tener un grado avanzado en un campo de la salud. Sin embargo, es bien importante que tengan excelentes destrezas interpersonales, de comunicación y empatía. 

Los rastreadores de contactos usualmente incluyen a salubristas, trabajadores sociales, y enfermeros, entre otros. La cantidad de personal necesario para realizar el rastreo efectivamente dependerá del número de casos, contactos a manejar, y cuán rápido se identifiquen y manejen los mismos. 

Para tener un sistema de rastreo de contactos robusto, es necesario que el rastreo y el manejo de contactos se dé casi de inmediato a la identificación del caso inicial. Desafortunadamente, en Puerto Rico, la implementación del sistema de rastreo de contactos no es así. Según datos provistos el pasado 5 de mayo, solo se ha investigado el 68.0% de un total de 1,005 casos positivos confirmados a ese momento. Esto significa que tenemos 319 casos confirmados cuya información de contactos se desconoce, y probablemente este número sea mayor hoy.  ¿Qué implicaciones tiene esto? Al no identificarse el caso de manera temprana, este podría estarpropagando el virus sin saberlo y ocasionar un brote.

Ante la falta de un sistema de rastreo de contactos robusto a nivel del Departamento de Salud, han surgido sistemas de rastreo municipales para llenar la necesidad. Estos sistemas de rastreo locales son vitales, pues nos brindan mayor visibilidad sobre las cadenas de contagio existentes. Incluso, estos pequeños sistemas de rastreo pueden ayudar a nutrir el sistema del Departamento de Salud. 

Es importante que en Puerto Rico prioricemos y seamos agresivos con el rastreo de contactos. Su implementación y sustentabilidad requerirán recursos, incluyendo a personal especializado y voluntarios capacitados, centros de llamadas y la incorporación de nuevas tecnologías como las aplicaciones móviles. Estas herramientas, junto con sistemas robustos de pruebas y vigilancia, son fundamentales para mitigar la propagación de COVID-19.

La autora es Epidemióloga Clínica y Consultora de Investigación Independiente.

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