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Compartiendo la ciencia detrás de la salud, la enfermedad y el bienestar

¿Por qué la ciencia alrededor de la pandemia ha sido contradictoria?

Imagen de Cristina C Torres Cabán
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Publicado originalmente en la sección de Opinión de El Nuevo Día, como parte de la colaboración entre CienciaPR y el periódico.

Por Crisitina Torres Cabán

En estos tiempos, el acceso y entendimiento de la información científica es crucial para la política pública y el manejo de la pandemia de COVID-19 en nuestras comunidades. Sin embargo, la ciencia alrededor del coronavirus ha estado cambiando día tras día, algunas veces contradiciéndose.

Un buen ejemplo de esto ha sido el debate del uso de mascarillas. A principios de la pandemia, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomendaron que solo profesionales de salud y aquellos infectados con COVID-19 cubrieran su rostro con mascarillas. Aunque esta recomendación en parte se hizo para evitar la escasez de mascarillas, también estaba basada en la incertidumbre científica.

En el transcurso de un mes, varios estudios han estimado que un 25-50% de los infectados por COVID-19 no presentan síntomas. Entonces, aquellos que estén infectados estarían transmitiendo el virus a otros si no usan mascarilla. También varios estudios han indicado que una persona infectada puede transmitir el virus no solo al toser o estornudar, sino simplemente al hablar, reír o exhalar profundo. Todo esto contribuyó al cambio en la recomendación de usar la mascarilla de tela.

A pesar de que hay cientos de estudios en proceso sobre el coronavirus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19, y que nuestro conocimiento al respecto está avanzando muy rápidamente, tenemos que recordar que este virus es nuevo. El proceso de la ciencia es riguroso e iterativo, lo cual toma tiempo.  

La ciencia no es absoluta y está constantemente cambiando. La investigación científica está en un proceso constante de revisar ideas existentes, y añadir más evidencia para apoyarlas o refutarlas por completo. Usualmente, un estudio científico toma meses o años en realizarse y tarda meses en ser revisado por pares y publicado en alguna revista científica. Con todo y eso, es posible que artículos científicos que primero fueron aceptados sean retractados por errores –algo que ya ha pasado con estudios de COVID-19. Esto no significa que toda información nueva sobre COVID-19 sea incorrecta, pero habrá ideas que resultarán serlo y otras que serán modificadas.

Los expertos pueden analizar e interpretar los resultados de investigación de diferentes maneras, lo que lleva al debate. Esto es esencial para el avance de la ciencia, pues cada interpretación provee una perspectiva que tal vez no había sido considerada antes. Este intercambio de ideas es clave para que se consideren todos los casos posibles, se recopile más información y entonces llegar a un consenso. Aunque para la comunidad científica este debate es normal, puede ser confuso para público que está acostumbrado a escuchar sobre resultados de investigaciones cuando ya se ha llegado a ese punto de consenso y no cuando aún se están debatiendo, como está ocurriendo durante esta pandemia. 

Estamos viendo los cambios de la ciencia acelerada y en tiempo real. En el transcurso de esta pandemia veremos más información y más contradicciones en los medios. Ante la incertidumbre, debemos utilizar la información que tenemos al momento para analizar desde nuestra perspectiva las medidas que consideramos sean menos riesgosas. Tenemos que adaptarnos a la dinámica de la ciencia y además de mantenernos informados, debemos entender que es muy posible que siga cambiando el panorama.

La autora es Candidata Doctoral en Bioingeniería en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

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