Se necesitan científicos que honren sus batas
Enviado por Lilliam Casillas-Martinez el
Publicado originalmente en la sección de Opinión de El Nuevo Día, como parte de la colaboración entre CienciaPR y este periódico.
En estas semanas vi con profunda tristeza cómo miembros del Task Force Médico eran cuestionados — vistiendo sus batas blancas — en las vistas que investigan irregularidades en las compras de las pruebas para COVID-19. Sé que muchos asocian la bata blanca de un científico con palabras como respeto, dignidad y arduo trabajo. Por eso se me partía el corazón al pensar en cómo esta imagen podría cambiar la percepción de los científicos boricuas.
Durante 20 años he trabajado como científica y profesora en la Universidad de Puerto Rico en Humacao (UPRH). ¡He visto tantos héroes con esas batas blancas! Lo que los hace héroes no es solo el conocimiento que crean, sino los cientos de científicos y científicas que han entrenado a través de la docencia.
Héroes como Ileana Rodríguez, del Departamento de Química de UPRH, que busca la cura de enfermedades como el cáncer, usando las plantas autóctonas del país. Héroes como Josee Vedrine, catedrática de Física que investiga nanotecnologías y las hace accesibles para que nuestros estudiantes de bajos recursos investiguen en estos temas de vanguardia.
Los catedráticos Esther Vega y Edwin Traverso del Departamento de Biología también son héroes. Por años han dirigido el programa Maximizing Access to Research Careers (MARC) para que estudiantes de bajos recursos estudien carreras en ciencias biomédicas. Hoy en día egresados del programa MARC como Laury Delgado, Giam Vega, José Ortiz y Mario Ortiz regresaron a dar clases luego de terminar sus doctorados al mismo departamento que los vio crecer.
He tenido el privilegio de entrenar estos en mi propio laboratorio. Héroes como Cyd Castro, quien trabaja en el Hospital de Niños de Cincinnati. Sus descubrimientos en el área de trasplantes de riñón hoy evitan que niños mueran por rechazo de órganos. También está Lorraine Rodríguez, quien realizó su doctorado en seguridad de alimentos en la prestigiosa Universidad de Cornell y hoy en día es consultora a nivel de Estados Unidos en temas de enfermedades transmitidas de animales a humanos.
La nueva generación de héroes con bata blanca incluye a Kevin Alicea Torres, quien además de estar culminando su doctorado en el Instituto de Cáncer Wistar en Filadelfia, lidera iniciativas de comunicación científica en español para educar a las comunidades latinas sobre cómo prevenir el COVID-19. No se me puede quedar Marcos Ramos Benítez, quien ayuda a desarrollar vacunas en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y participa de los esfuerzos para combatir esta pandemia.
Yo sé que hay muchísimos más ejemplos de científicos y científicas como estos, que honran sus batas blancas. Quisiera que sean ellos por su ejemplo positivo los que se queden grabados en nuestra memoria colectiva.
Yo sé que hay muchos de ellos dispuestos a aportar a Puerto Rico y transformar la realidad de nuestro país. Sin embargo, la triste realidad es que muchos no pueden, pues no hay plazas de trabajo, ni fondos para contratarlos. En ocasiones son pasados por alto para favorecer a personas que carecen del peritaje, pero a quienes les sobran las palas.
Para asegurarnos que sean estos héroes de batas blancas los que sirvan de ejemplo a las científicas y científicos del futuro, es necesario que el gobierno de Puerto Rico invierta en crear infraestructuras y oportunidades en donde estos expertos se puedan insertar. Por ejemplo, es necesario darles trabajos en las universidades y centros de investigaciones basados en sus méritos y no sus privilegios o conexiones políticas.
Invertir en la #CienciaBoricua y sus héroes de bata blanca es la mejor inversión que podemos hacer en el futuro del país. Invertir en ellos creará oportunidades de progreso económico, social y educativo. Invertir en nuestros héroes de batas blancas inspirará a nuestros niños y niñas a soñar en cómo convertirse en la próxima generación de héroes futuros.