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Compartiendo la ciencia detrás de la salud, la enfermedad y el bienestar

Una sola respuesta: aprendizaje y esperanza principal

Imagen de Fabiola Cruz Lopez
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Despierto a las 4:30 a.m., para organizar mi agenda, cumplir con mis clases como estudiante de Medicina y mi labor como directora del Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos (SMICRC) del Departamento de Salud. A eso de las 5:30 a.m. comienzo a escuchar de los equipos de SMICRC que con fuerza y compañerismo comparten ideas, actualizaciones y soluciones para frenar los contagios de COVID-19 en cada municipio de Puerto Rico.

El país vive el peor momento de la pandemia. A diario en los municipios se suman casos para investigar y a nivel central, se nos presentan nuevos escenarios que demandan continuar evolucionando y fortaleciendo el sistema. Ante todo, nunca olvidamos que cada caso es un individuo, una familia, una comunidad que es afectada y hacemos todo lo posible por darles apoyo a todos los que nos necesitan.

Cada día el trabajo es más fuerte. Sin embargo, ser parte del SMICRC es una de las experiencias de mayor crecimiento y más gratificantes que muchos de los que trabajamos en él hemos tenido.

El SMICRC comenzó con un grupo pequeño, y ya somos un poco mas de 60 epidemiólogos y 500 profesionales que se unen a la respuesta de nuestro país. La diversidad en especialidades, años de experiencia y posturas es enorme, algo que utilizamos a nuestro favor, contando con la opinión y el trabajo de salubristas, científicos, clínicos y hasta administradores. Compartimos el deber de servir, y creo que aún más, el sentimiento de darlo todo por una isla que ha pasado por tanto en corto tiempo, con un sistema de salud fragmentado y donde muchas respuestas se han quedado en el aire.

Crear estructuras de vigilancia para COVID-19, mientras educan durante una pandemia y en año de elecciones no ha sido una tarea fácil para los salubristas municipales. Sin embargo, la clave de nuestro éxito ha sido la colaboración y el enfoque en montar una sola respuesta: establecer una estructura de salud que no se había visto en nuestra isla en más de 20 años. Hemos encontrado muchísimos aliados en el camino: alcaldes, científicos, los equipos de Manejo de Emergencias, especialistas en tecnología, prensa, nuestras comunidades, y el Departamento de Salud.

Nuestro SMICRC no es perfecto, pero hace mucho más que identificar casos y seguir contactos. El SMICRC educa, fiscaliza, ofrece ayuda social y ha creado una red de comunicación entre municipios que permite compartir recursos agilizando las respuestas. A nivel micro respondemos a cada municipio, pero a nivel macro estamos respondiendo a Puerto Rico, trabajando bajo una misma plataforma y con un mismo norte. Las vigilancias a nivel municipal permiten que cada respuesta sea adaptada a la población y región. Mientras, a nivel central podemos crear soluciones para municipios que comparten limitaciones. Cada equipo está muy consciente de que, aunque trabajan con un municipio, son una pieza importante para montar una sola respuesta para nuestro país.

Si algo he aprendido en esta pandemia es a reconocer que la perfección nunca debe anteponerse a la unión ni a lo humano. También he aprendido que cuando el enfoque está en la misión colectiva, es posible utilizar las energías con mayor eficiencia para cumplirla: tener un Puerto Rico con un sistema de investigación de casos y rastreos de contactos robusto y que integre a todos los municipios para darle la batalla al COVID-19.

Aún en esta crisis del siglo, ser parte del SMICRC me da la esperanza de que Puerto Rico puede tener un sistema de salud humano, inclusivo, y con una base sólida e interdisciplinaria. Continuaré con la mira puesta en que durante y después de esta emergencia seamos Una Sola Respuesta capaz de unir a los profesionales de nuestro país y llevar esperanza, amor y salud a cada rincón de esta hermosa isla.

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