El Washington Post utilizó los recuentos de casos reportados para cada una de estas jurisdicciones. Al hacer esto, no consideró los desafíos que enfrenta cada una de ellas en la producción de dichos reportes. Para Puerto Rico, estos problemas han sido gigantescos.
Esta columna fue escrita por Sydney Echevarría en colaboración con la epidemióloga clínica Dra. Roberta Lugo-Robles. Esta columna fue publicada en la sección de Opinión de El Nuevo Día, como parte de la colaboración de CienciaPR con ese periódico.
Por Marieli González Cotto / Especial para El Nuevo Día, publicado como parte de la colaboración de CienciaPR con ese medio.
El uso de mascarillas se remonta a 1897, cuando se confeccionaban con materiales como gasas y algodón. No fue hasta 1960 que se utilizaron materiales sintéticos no tejidos para mejorar su efectividad.
El propósito principal de las mascarillas es crear una barrera entre la nariz y la boca del usuario y las partículas infecciosas en el ambiente. Existen tres tipos principales: los respiradores, las mascarillas quirúrgicas y los cubrebocas caseros.
Pese a su parecido con síndrome de Kawasaki, no está confirmado que se trate de esa enfermedad.
POR DAVID F. DELGADO
Los casos de pacientes infantiles con diagnóstico positivo al virus SARS-CoV-2 y que han desarrollado cuadros inflamatorios continúan bajo investigación sin que hasta el momento exista confirmación de que ese tipo de síntomas esté relacionado con los que provoca el síndrome de Kawasaki.
Todo lo que sabemos de los casos de animales domésticos y de zoológicos que han resultado infectados con el virus SARS-CoV-2 es que fueron contagiados por seres humanos y no al revés, por lo que la recomendación es mantenerlos alejados de las personas enfermas o portadoras asintomáticas.
Durante los últimos dos meses de la pandemia del nuevo coronavirus, hemos leído (1) sobre casos de animales de casa y en zoológicos que resultaron enfermos por ese patógeno o portadores. Esto ha generado algunas alertas entre dueños de mascotas y especulaciones sobre si pueden contagiarnos.
Los fragmentos o rastros del código genético (ARN) del virus SARS-CoV-2 hallados en aguas no potables (residuales o usadas en riego) de ciudades europeas como París y Roma no representan una fuente de contagio para las personas que pudieran tener algún contacto con las mismas.
El remdesivir, un medicamento originalmente desarrollado para combatir el contagio de Ébola, fue autorizado para administrarse únicamente como tratamiento de emergencia en pacientes graves hospitalizados con COVID-19, en tanto continúa la investigación sobre su eficacia en general contra el virus SARS-CoV-2.
El surgimiento de casos de pacientes de COVID-19 que dieron positivo a pruebas del virus SARS-CoV-2 después de días o semanas de haberse recuperado podría deberse al hallazgo de fragmentos inactivos del patógeno restantes en su organismo, así como a “falsos positivos” en los resultados de los exámenes realizados.