Aumento récord en los nidos de tinglar

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Mariela Fullana Acosta / mariela.fullana@gfrmedia.com
Menos tinglares este año regresaron a las playas del Corredor Ecológico del Noreste, pero más ejemplares anidaron en otras áreas de Puerto Rico. (Archivo)

La participación ciudadana, unida a una campaña educativa, fueron claves este año para el aumento en la cantidad de nidos y de eclosiones del tinglar en Puerto Rico.

La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientes (DRNA), Carmen Guerrero, informó hoy que la temporada cerró este año con un aumento significativo de nidos y eclosiones (salida de tinglares bebés), con un total de 1,390 nidos distribuidos a través de todas las costas de Puerto Rico.

  La mayoría de estos anidajes ocurrieron en los pueblos de Dorado y Maunabo, con 390 y 243, respectivamente. El año pasado se registraron en la Isla 1,359 mientras que en 2011, sumaron 1,369. En cuanto a las eclosiones, dijo que se produjeron aproximadamente 68,000 neonatos (bebés) del tinglar.

“Esta es una noticia positiva, una noticia que queremos compartir con todo el país particularmente porque la noticia nace de las alianzas y de las colaboraciones. Es importante destacar que esta noticia no es del Departamento de Recursos Naturales, sino de un grupo de colaboradores, de comunidades, que llevan trabajando durante la temporada del anidaje del tinglar para asegurar la protección, el monitoreo y la educación de lo que es esta especie en peligro de extinción, que es la tortuga marina más grande del planeta”, destacó Guerrero en conferencia de prensa.

En la actividad dijeron presente representantes de las 11 organizaciones, que con los adiestramientos y la autorización del DRNA, se encargan de trabajar durante la temporada que inicia en marzo y termina en septiembre.

La secretaria del DRNA destacó que este año los voluntarios realizaron estadísticas en playas que antes no se documentaban, como fueron los casos de los pueblos de Hatillo, Vega Baja y Manatí.

Guerrero, por otro lado, precisó que algunos de los nidos, como fueron varios de las playas de Yabucoa y Maunabo, se afectaron con las marejadas de la tormenta Chantal y otros fueron depredados por perros realengos. En otros casos, se registraron neonatos desorientados debido a la contaminación lumínica del área, una las grandes amenazas de la especie.

El biólogo marino del DRNA, Carlos Diez, quien coordina los proyectos de tortuga marina, mencionó que este año se reflejó una merma en el área del Corredor Ecológico del Noreste, así como en Vieques y Culebra y que estarán analizando el por qué del cambio en el comportamiento de la especie. Sin embargo, Diez aclaró, que a pesar del cambio en la distribución, el número de nidos no se afectó.

También informó que en esta temporada no se reportaron robos en los anidajes, como ha ocurrido en años anteriores.

Representantes de las 11 organizaciones comunitarias, en tanto, compartieron algunas de sus experiencias de esta temporada, resaltando cómo la población ha ido ganando conciencia sobre la importancia de proteger esta especie que, como destacó la Secretaria del DRNA, escoge todos los años venir a Puerto Rico “para que sus hijos nazcan boricuas”.

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