El científico boricua Ángel Francisco Adames celebra su identidad al ser parte de la clase 2025 de la beca MacArthur
Enviado el 14 octubre 2025 - 4:03pm
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Washington D.C. - El científico puertorriqueño Ángel Francisco Adames Corraliza, profesor de la Universidad de Wisconsin y estudioso de la atmósfera tropical, acaba de ser seleccionado como uno de los ganadores de la prestigiosa beca MacArthur.
“Para mí, no es solamente una celebración de mi ciencia, sino de mi identidad...Nuestra comunidad ha sido como invisible en términos de la ciencia”, dijo este lunes Adames Corraliza, en una entrevista por Zoom con El Nuevo Día.
Al dar a conocer los ganadores de la beca 2025 –que incluye a científicos, médicos y artistas–, la Fundación MacArthur afirmó que el profesor boricua “combina un profundo conocimiento de la física de las ondas atmosféricas con un profundo análisis de datos observacionales y simulaciones de modelos climáticos”.
Además, mantuvo que “ha logrado avances significativos en la cuantificación del papel y el impacto de la humedad en los fenómenos meteorológicos y climáticos tropicales, acercándonos a una teoría dinámica integral de la atmósfera tropical”.
La nominación para este reconocimiento –con una dotación de $800,000 durante los próximos cinco años y que comúnmente se le conoce como “la beca de los genios”– es secreta. Por ello, el científico boricua desconoce quién le recomendó o los criterios específicos del jurado para escogerlo como uno de los 22 ganadores, más allá de los datos que destaca la fundación al hacer el anuncio.
Pero Adames Corraliza, de 37 años, sospecha que se ha tomado en cuenta su trabajo en dar a conocer el movimiento de humedad en la atmósfera tropical. “Más que el desarrollo de la teoría básica, creo que (la contribución) ha sido popularizar, que estas ideas tengan una aceptación más amplia en la comunidad de meteorología tropical”, explicó.
El científico boricua hizo su bachillerato en Física en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Sus estudios de Maestría y Doctorado en Ciencias Atmosféricas y Meteorología, los completó en la Universidad de Washington, en Seattle.
Trabajó un año en la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), antes de ser reclutado como asistente de profesor en la Universidad de Michigan. Lleva cinco años como catedrático asociado de la Universidad de Wisconsin.
Adames Corraliza considera que el duro impacto de la experiencia del huracán Georges, en 1998 –en su pueblo de San Sebastián, cuando tendría unos 10 años–, le motivó a estudiar la atmósfera y la meteorología.
“En Puerto Rico, no te puedes ir, tienes que vivir el huracán y estar despierto toda la noche escuchando la casa estremecerse a causa de los vientos del huracán. Como niño, uno ve la naturaleza como algo bonito, alegre, noble, y entonces se da cuenta de que la naturaleza hace lo que le da la gana. Me quedé atónito, y quería saber por qué eso era posible”, sostuvo.
En estos momentos, supervisa investigaciones que se centran, entre otros asuntos, en las olas de calor, el fenómeno de El Niño, cómo las ondas tropicales interactúan con la climatología del trópico y cómo el transporte de humedad en los niveles bajos puede causar zonas de turbulencias asociadas con el paso de huracanes.
El profesor Adames Carraliza señaló que los pasos que puedan darse ahora para hacerle frente al cambio climático, como reducir la emisión de gases de efecto invernadero, tardará décadas en tener impacto. “Podemos hacer todo (lo necesario) ahora mismo, y el océano se va a tardar décadas en responder. Posiblemente, más de 20 años”, sostuvo.
Por ello, a causa del daño causado en las últimas décadas, los huracanes, el calor y los aguaceros se tornan más intensos.
“Eso no significa que los huracanes van a volverse siempre más fuertes o que va a haber más huracanes, simplemente indica que, cuando las condiciones atmosféricas estén favorables..., el huracán va a alcanzar (una alta) intensidad”, explicó.
El científico boricua no cree, sin embargo, que se vaya a optar por nuevas categorías de intensidad. De hecho, piensa que después de la categoría 4 (vientos sostenidos de 130 a 156 millas por hora), no debería haber otra, pues el nivel de destrucción que puede causar ese tipo de ciclón es tan catastrófico como el que alcanza la categoría 5 (vientos sostenidos de 157 millas por hora o más).
Hasta el momento, sus investigaciones en marcha –financiadas por la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF), la NASA y la NOAA– no han sido víctimas de la política pública antidiversidad y anticiencia del presidente Donald Trump, contrario a lo que le ha ocurrido a otros colegas.
“Ellos están tratando de eliminar todos los programas ambientales, todas las cosas que tengan que ver con el ambiente y la protección del planeta”, indicó.
Aunque los fondos federales que recibe siguen vigentes, dijo que lo que ha hecho la política de Trump es desincentivar que solicite nuevas subvenciones. En este momento, los proyectos tienen aún dos años de financiamiento.
Con la dotación de la beca MacArthur, examinará si es posible transferirla como donativo a la Universidad de Wisconsin para financiar sus proyectos. La Fundación no pone condiciones para el uso del dinero, siempre y cuando sea para iniciativas que adelanten su carrera científica.
Otros boricuas han sido premiados con la beca MacArthur, entre ellos, el pintor y escultor Daniel Lind Ramos (2021), el escritor, rapero, dramaturgo y cineasta Lin-Manuel Miranda (2015) y el saxofonista, compositor y profesor universitario Miguel Zenón (2008).
Por ser conocida popularmente como “la beca de los genios”, el profesor Adames Corraliza ha comenzado a recibir mensajes de colegas y amigos que le hacen esa referencia. “Mis colegas han comenzado con el chiste…No me considero un genio. Me río yo también, pero no utilizaría ese término”, comentó.