Crece el cemento
Enviado el 10 agosto 2007 - 11:25am
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Contribución de CienciaPR:

Por Gloribel Delgado Esquilín / Especial para El Nuevo Día endi.com Todo parece indicar que para el 2050 casi la mitad del territorio de las costas boricuas estarán urbanizadas. Esto significa: mucha gente en uno de los lugares más vulnerables de Isla, compartiendo su espacio con ocho aeropuertos, ocho puertos, cinco plantas generatrices y 31 torres de transmisión. Este es el pronóstico del planificador José Rivera Santana, ex Director de Planificación de la Compañía de Turismo profesor de la Universidad Metropolitana (UMET) quien utilizó la tendencia en el uso del suelo urbano recopilado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales para llegar a estas cifras. El pronóstico es que el suelo urbanizado de la zona costanera se duplicará y alcanzará un 44% del total del territorio, informó Rivera Santana. Según un análisis de los suelos costeros boricuas entre 1977 y 1999, el litoral noreste es el flanco que más rápido está creciendo en términos de desarrollo. En cuestión de 22 años, hubo un aumento de un 99.5% en el uso de esta costa, siendo el sur el que le sigue en segunda posición, con un crecimiento de un 66.8%. “Esta es la tendencia de la actividad en la construcción. Estas eran costas que no habían recibido tanto impacto”, explicó el planificador. Sin embargo, los pronósticos indican que su crecimiento está en pleno despertar. La costa norteña, a diferencia de la anteriores, no ha tenido un aumento tan dramático como las anteriores, ya que “prácticamente está ocupada”, informó Rivera Santana. Estas cifras demuestran lo que prominentes planificadores del País han indicado en múltiples ocasiones: a los boricuas les gusta vivir cerca de la playa, aunque, eso sea sinónimo de pagar más dinero y tener menos seguridad. De las tierras identificadas como áreas inundables, el 38% se encuentran en las zona costanera, indicó Rivera Santana, quien identifica al desparrame urbano y a la alta contaminación como sus principales amenazas. Sus datos indican que las aguas costeras reciben descargas de desperdicios de numerosas industrias; desperdicios de las instalaciones de los municipios del interior que llegan a través de ríos o quebradas; descargas de doce instalaciones de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados; además de descargas de plantas primarias, derrames de petróleo y sustancias químicas. Para el planificador, el principal problema en manejo de las costas no es la falta de política pública: “La política pública es bastante clara, es que no se respeta. Básicamente, las agencias toman decisiones equivocadas, presionadas por el sector privado que ejerce presión para que se aprueben los proyectos a través de influencias que tienen en los niveles más altos”. El abogado Pedro Saadé Llorens de la Clínica Legal de la Universidad de Puerto Rico sostuvo que una de las buenas noticias para las próximas décadas será el fortalecimiento de la acción ciudadana a la hora de proteger las costas. “En el balance final el resultado es positivo. Primero porque habrá más acción del público y ahora existe mayor conciencia social que se está sumando. Además, la naturaleza va a contribuir en ser un poco más sabios en el uso de las costas. La erosión los va a obligar. Pero, es lamentable que haya que esperar a que la fuerza de la naturaleza -por carambola- y por los efectos de los fenómenos naturales- los obligue a ser mas conscientes”, sostuvo. Tanto ha sido el interés comunitario y de los grupos ambientales en documentar lo que está ocurriendo en el litoral, que por segundo año consecutivo la organización Misión Industrial ha convocado encuentros nacionales con líderes comunitarios. Según indicó su organizadora comunitaria, Marianne Meyn, ya se han identificado más de 40 comunidades en diferentes procesos de lucha ambiental en donde se intenta mantener un proceso inclusivo y heterogéneo. “Siempre hemos tratado de ser inclusivos y pueden colaborar líderes de cualquier partido, pero sin fomentar sus causas. Lo más importante es que la gente desarrolle una visión de que otro Puerto Rico es posible. Y es bien importante, que en todas esas luchas que están bien candentes, se siga sacando un tiempo de esa reflexión. Realmente, es posible en términos ecológicos el desarrollo de la Isla. Eso es una cosa bien compleja, pero se tienen que cambiar los paradigmas de desarrollo. No puede seguir con una visión miope de ganancia económica a corto plazo, destruyendo los recursos ecológicos que sostienen la vida. Quisiéramos adelantar esa discusión”, sostuvo la oficial de administración del grupo ambiental.