A la carga los hackers boricuas

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Marie Custodio Collazo / mcustodio@elnuevodia.com
Giancarlo González, CIO de Informática del Gobierno de Puerto Rico, a la izquierda junto a los empresarios de tecnología Rubén Varela, Pablo López y Ramón González. ( wandaliz.vega@gfrmedia.com)

Programadores responden al reto lanzado por el Gobierno en el primer ‘hackathon’

Para el ciudadano promedio, el término hacker tiene una connotación negativa, pero una comunidad global de profesionales y aficionados a la tecnología se está apropiando del concepto para el beneficio de la sociedad.

Hoy, sobre 200 programadores de computadoras participan en el primer hackathon convocado por el Gobierno de Puerto Rico. Hasta ayer, se habían registrado 21 retos para trabajar aplicaciones que ayuden a mejorar la comunicación interagencial o con los ciudadanos.

Esto ocurre en el marco de la liberación de datos gubernamentales, mediante una orden ejecutiva de marzo de este año, para que todas las agencias públicas creen interfaces de programación de aplicaciones (APIs).

Según aparece en el blog de La Fortaleza, un API es “un mecanismo universal de intercambio de información. Es una manera agnóstica de dar acceso a información que no necesariamente está disponible”.

Los códigos liberados del Gobierno están en el repositorio público GitHub, bajo commonwealth-of-puerto-rico.

Un grupo de reconocidos hackers puertorriqueños entrevistados por El Nuevo Día se expresaron entusiasmados por la ventana de oportunidad que representa tener acceso a información que les permitirá aportar soluciones al país y estimular la creación de empleos, muchos de ellos en empresas locales de tecnología.

Ramón González, cofundador de kytelabs, resaltó que muchos de los datos que se “liberaron” son públicos, pero para accederlos, en el pasado, hubiesen tenido que escribir cartas para solicitarlos.

“Estoy seguro de que eso hubiese levantado banderas rojas”, bromeó.

“El hackathon es una oportunidad de decir: ‘Tengo todos estos data sets disponibles y están estos retos que queremos desarrollar, ¿quién quiere venir y aportar a trabajar en eso, depositarlo en la cuenta de GitHub del Gobierno de Puerto Rico, que es pública, y participar en el desarrollo de aplicaciones que se puedan seguir elaborando?’”, indicó Giancarlo González, principal ejecutivo de Informática (CIO, en inglés) del Gobierno de Puerto Rico y fundador de varias empresas de Internet locales.

Algunos de los proyectos que trabajarán hoy los hackers incluyen aplicaciones que utilizan las coordenadas del geolocalizador para dar información de bocas de incendio, o comercios que acepten la tarjeta de La Familia o para que los ciudadanos reporten daños en las carreteras; un sistema para avisarles a los jefes de agencias sobre proyectos legislativos que les competen a su departamento; registros únicos de agencias, corporaciones y hasta de ciudadanos.

Superan el estigma

Los programadores entrevistados explican que el concepto hacker nunca fue negativo, ya que se refiere a personas que conocen hasta los detalles más pequeños de un sistema y saben manipularlos. Claro, que reconocen que esa información puede usarse para hacer bien o mal, de ahí la mala fama que persigue al término.

“La palabra hack viene de romper, viene de romper las cosas para ver cómo funcionan. Ese deseo de entender cómo trabaja todo lo que está a mi alrededor y conlleva el espíritu de ser autodidacta”, explicó Roberto Rosario, director de Desarrollo de la oficina del CIO.

“El que entra y rompe seguridad se conoce como un cracker”, aclaró Rubén Varela, uno de los fundadores de la empresa local Zenva.

En ese proceso de desmontar y volver a armar es que se les ocurren usos nuevos, no contemplados para sistemas y objetos, o encuentran formas de mejorar funciones, señalaron el CIO de Puerto Rico y Giselle Zeno, socia de Varela.

Es un trabajo que podría considerarse artesanal, dijo Pablo López, fundador de la primera empresa de apps comerciales en Puerto Rico –Polsense–. La diferencia es que sus materiales no son madera ni metal, sino códigos.

Y aunque todos los programadores entrevistados tienen empresas de desarrollo de aplicaciones, también “hackean” por diversión y para ayudar a resolver problemas que entienden afectan a la sociedad en la que viven. Por eso, alrededor del mundo, profesionales y aficionados participan en hackathons como el que se celebra hoy en Puerto Rico.

“Parte de lo de ayudar al Gobierno es porque un cambio que a mí me toma cinco minutos va a ayudar a miles de personas. Y digo: ‘Wow, it sounds fun, vamos a hacerlo’”, abundó López.

Y es, precisamente, ese sentido de responsabilidad social y el espíritu de colaboración lo que diferencia a la comunidad de empresas emergentes de tecnología (startups). A pesar de que podrían ser considerados competidores, los entrevistados hablan con libertad sobre sus ideas, sin el recelo de que se las vayan a robar.

Jonathan González, otro de los fundadores de kytelab, comentó que incluso su equipo, que crea hardware, lo hace con un sistema abierto que les permite trabajar sobre diseños de otras personas y luego compartir el resultado de lo que hicieron con él y que más gente pueda seguir construyendo sobre eso.

Y aunque lo hagan por diversión, siempre está la posibilidad de generar dinero. Por un lado, pueden derivar un negocio, pero también estos archivos de códigos les sirven de porfolio para que posibles patronos los contacten.

Los entrevistados reconocieron que han tenido ofertas de empresas fuera de Puerto Rico, pero ven un potencial en la Isla y quieren quedarse aquí.

El reto de la seguridad

Andrés Colón, director de Tecnología de Información de Gobierno (TIG) en la oficina del CIO, apuntó que la apertura de las bases de datos del Gobierno apuesta a capitalizar en esa curiosidad, unida al conocimiento en informática, que es inherente en los hackers.

Los funcionarios que lideran la oficina del CIO conocen bien a esta comunidad de tecnología porque salieron de ella. Así es que se han convertido en enlaces entre los profesionales de tecnología y el Gobierno.

Uno de los aspectos que tienen que atender es el de la seguridad de los datos, ya que al hablar de apertura surgen una serie de preocupaciones.

Giancarlo González señaló que por eso comenzaron a liberar datos que no son sensitivos, y ya trabajan en establecer un sistema para codificar la información que se coloca en los APIs para crear diferentes capas de acceso.

No obstante, los hackers afirmaron que abrir las bases de datos hace que la información esté más segura, porque el administrador del sistema controla el flujo y quién accede a los documentos.

Incluso, dijeron, empresas multinacionales como Twitter, Google y Netflix, entre otras, están haciendo APIs e invitando a los programadores a que sometan propuestas para arreglar o mejorar sus sistemas.

 

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