“La clave del éxito es el conocimiento”

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Mario Alegre Barrios / malegre@elnuevodia.com
María del Mar Fletcher Ruiz -destacada estudiante del último año de escuela superior en el Colegio Marista- aspira a ser neuróloga. (angel.garcia@gfrmedia.com)

Habla como adulta... aclaro: como adulta culta. Con solo 17 años de edad, parecería haber vivido muchos más, no solo por lo articulada que es y la manera de manejar el idioma, sino también por su madurez y su claridad de pensamiento.

Aunque María del Mar Fletcher Ruiz -estudiante del último año de escuela superior en el Colegio Marista- aspira a ser neuróloga, por el momento es el agua lo que acapara sus inquietudes científicas con un proyecto orientado a determinar con precisión la contaminación de los cuerpos de ese líquido.

Luego de ganar un certamen insular que tuvo como sede de premiación la Universidad Politécnica al final del semestre pasado, María del Mar representó a Puerto Rico en el United States Stockholm Junior Water Prize Competition (US SJWPC), realizado en Boston, donde cosechó excelentes comentarios como parte de un concurso que la enfrentó a lo mejor de los 50 estados de EE.UU.

Dice que desde que tiene tres años sueña con ser médico y enfocarse “en la manera de ayudar a las personas a superar sus enfermedades y salir del sufrimiento que conllevan”.

“Es la neurociencia lo que en realidad me apasiona”, apunta la única mujer de un clan con tres hermanos varones y con una infancia “muy feliz” en la que lo más valioso fue -sin duda- “la consolidación de la familia que tengo”.

Se expresa -como adulta culta- con un dejo madrileño, adquirido por influencia de su padre, quien vivió algunos años en España.

“En el colegio me preguntan si soy de aquí, y sí, lo soy, me encanta mi país y me siento muy orgullosa de ser puertorriqueña”, dice con una amplia sonrisa la hija de don Ismael Fletcher y doña Luz Alba Ruiz. “Y sí, me fascina estudiar... me esfuerzo al máximo porque tengo la certeza de que ahora como nunca la clave del éxito es el conocimiento”.

Apasionada de la equitación -toma clases- y de la música coral -es soprano 1 en el coro del colegio- María del Mar explica que su proyecto científico nació cuando estaba en noveno grado y sintió el deseo de abrazar un proyecto que la retara, “que me exigiera trabajar duro y descubrir algo valioso”.

Con la ayuda de su profesor José Vega, la joven se decidió por usar en la Isla un método europeo para determinar la calidad del agua, basado en el cultivo de microinvertebrados, en contraste con el que se aplica comúnmente en Puerto Rico, mediante el cultivo de bacterias.

“Elegí -explica- tres de nuestros ríos: Cibuco, Dos Bocas y Mapeyé, en los que la contaminación es gravísima. Según el cultivo de bacterias, lo único que se puede establecer es que en cada uno de los tres ríos hay sobre 800,000 colonias de ellas, pero nada más. Al usar el cultivo de microinvertebrados, las larvas que se detectan indican con precisión el grado de esa contaminación, lo que permite definir mejor cómo tratarlos”.

Experiencia inolvidable

María del Mar señala que es difícil encontrar las palabras precisas para describir la experiencia que vivió en Boston, estuvo con la crema y nata de la juventud científica estadounidense.

“Sinceramente, no pensé que se podría lograr, vivir y aprender tanto en tan pocos días, y, aunque me quedé con las ganas de más, me alegro que hayan sido solo tres días de participación, porque eso hace mi recuerdo aún más especial”, apunta.

De todo lo vivido durante el reciente verano, una de las cosas que María del Mar más atesora es “la oportunidad de conocer personas de distintos lugares... Todos los estudiantes, maestros, organizadores y ‘coaches’ con los que participé representaron lo mejor de cada estado”.

“Los estudiantes que participan en esta competencia son jóvenes únicos y con su propia historia, pero que a la vez comparten con uno muchos gustos, entre ellos, el amor por la ciencia”, añade. “Son jóvenes maduros e inteligentes, pero a la vez saben lo que es disfrutar y reír hasta de las cosas más sencillas... no olvidaré todo esto, que no solo ha fortalecido mi entusiasmo y amor por lo que hago y quiero hacer, sino que también me ha ayudado a crecer en muchos aspectos”.

Respecto al proyecto sobre el agua, María del Mar dice que continuará trabajándolo no solo desde la perspectiva eminentemente científica, sino también desde el punto de vista social, “observando el comportamiento y la educación de la población ante el problema”, como prólogo al inicio de su vida universitaria el año próximo.

Cuando nos despedimos, le pregunto de nuevo su edad. Me la dice y por un momento dudo. Repito: habla como adulta... como adulta culta.

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