Radiografía de Puerto Rico

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Por Gerardo E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com Numerosas ciudades conmemoran hoy el Día Internacional del Planeta Tierra, celebración que inició hace 38 años en Estados Unidos como una gigantesca manifestación en la que se exigió un mundo sustentable. Puerto Rico no es la excepción. Pero mientras las agencias de gobierno recibían proclamas y grupos de estudiantes o ecológicos sembraban árboles en varios puntos, un panel de expertos consultados por este diario pasó lista sobre la situación actual de los recursos naturales y esbozó los principales problemas ambientales locales. A modo de radiografía, los expertos diagnosticaron que el desparrame urbano desmedido y la generación excesiva de desperdicios sólidos son los principales obstáculos hacia el desarrollo sostenible. Ambos problemas repercuten en impactos en la calidad del agua, aire y vida silvestre. A estos síntomas, agregaron, se les suma la supuesta inacción y falta de interés del Gobierno de establecer políticas públicas claras que dirijan las riendas del País. Finalmente, dijeron que el aparente desprendimiento de los puertorriqueños hacia la causa ambiental y su cada vez más estrecha relación con la naturaleza les dificulta que entiendan y se apropien del mensaje verde. El panel evaluó cada asunto, llegó a conclusiones y recetó sus remedios para evitar que las agencias y el pueblo sigan perdiendo agua, energía, tierra, tiempo y dinero. Agua La Ley Federal de Agua Limpia requiere un informe bianual sobre calidad de agua en cada jurisdicción. Para esa labor existen 23 estaciones de monitoreo en cuencas hidrográficas y 99 en el litoral costero. Pero para el ex director ejecutivo de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), Emilio Colón, la “interpretación arbitraria” de las leyes es el mayor problema en el manejo del agua, por ejemplo, la zona marítimo-terrestre. “En segundo lugar está la contaminación”, dijo. “No hay conciencia sobre el valor del agua. La gente sigue con sus hábitos exagerados de consumo. Hace falta más educación. Todo se quiere legislar y no todo problema ambiental es legislable”, sostuvo. Por su parte, el director de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés), Carl Soderberg, indicó que el mayor problema de calidad radica en los cuerpos superficiales: embalses, ríos y quebradas, entre otros. “Menos del 25% cumple con los estándares y los preocupante es que de ahí sacamos el agua potable”, manifestó. En cuanto a las aguas costaneras “estamos mucho mejor”, admitió, porque 75% son aptas para bañistas. Sin embargo, dijo, el hábitat marino tiene que haberse afectado, porque la industria pesquera ha disminuido. Aire La contaminación del aire puede ser causada por fenómenos naturales, como el polvo del Sahara y las cenizas del volcán Soufrière, o antropogénicos, como la quema de combustibles fósiles que produce la liberación de gases que causan el efecto invernadero: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, ozono y cloroflurocarburos. En términos de calidad “Puerto Rico tiene A+”, según Soderberg. “En Estados Unidos más de la mitad de la población vive en áreas que no cumplen con los parámetros de calidad de aire”, sostuvo. Otro factor que contribuyó a la mejoría, agregó, fue el aumento de casi 50% en la cobertura vegetal. Además, la Isla se ve favorecida por los vientos alisios, que circulan entre los trópicos hacia el ecuador. “Pero estamos muy mal en la generación de gases de invernadero”, dijo Soderberg. Indicó que aquí se queman mil millones de galones de gasolina al año y que la demanda energética es de 8%, cuando el promedio mundial es 2%. Por su parte, el director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, Ariel Lugo, destacó que los problemas de contaminación de aire en Puerto Rico son locales: “al lado de carreteras, cerca de las plantas de generación de energía y en medio de los tapones de todos los días”. Vida silvestre En 1930 la deforestación rondaba 94%, pero actualmente la Isla cuenta con la proporción de bosques más alta en cientos de años, a juicio de Lugo. “Los pájaros, murciélagos y hormigas han reforestado a Puerto Rico de manera natural”, señaló Lugo al poner bajo lupa el éxito de los programas de siembra de árboles que impulsaron las pasadas administraciones. El científico indicó que 95% de la flora y fauna local está bajo “buena protección”. Mencionó, por ejemplo, que las poblaciones de guabairo, pelícano pardo y la cotorra puertorriqueña han aumentado en los últimos años. No obstante, dijo que la introducción de especies exóticas ha sido “terrible” porque crean un disloque en el ecosistema ya que se les dificulta adaptarse. Ideas similares compartió el director ejecutivo del Fideicomiso de Conservación, Fernando Lloveras, quien señaló que la principal amenaza para la vida silvestre es el desparrame urbano desmedido desde hace 20 años. “No es normal que para nuestra extensión territorial limitada tengamos casi 4 millones de habitantes. La siembra de cemento es la cicatriz más dolorosa y el País tiene que aprender a vivir con la naturaleza”, sostuvo. Desperdicios sólidos Según datos de la Autoridad de Desperdicios Sólidos (ADS), en el País se generan 10,000 toneladas de basura al día. De ese total, sólo 15.31% se recicla y el restante 84.69%, compuesto por material vegetativo, de construcción, demolición y orgánico, acaba a los rellenos sanitarios. “El problema es que no se hace nada para evitar que se genere menos basura y lleguen menos materiales a los rellenos sanitarios. No hay prevención”, sentenció Juan Rosario, del grupo ambientalista Misión Industrial. Rosario recordó “el fracaso” en la implantación de la Ley para la Reducción y el Reciclaje. Además, urgió a la ADS a enfocarse en la educación y “preocuparse por más que cumplir con una ley que no funciona”. El líder ambientalista manifestó que Puerto Rico necesita una visión distinta del manejo de los desperdicios sólidos, “que debería empezar dar a conocer la vida útil exacta de los rellenos sanitarios y establecer una política nacional de reciclaje, no municipal”. “No es la basura, sino su manejo. El Gobierno es muy mal ejemplo y seguirá escondiéndole el problema al pueblo, porque su retórica es de que aquí no está pasando nada. Estamos en una crisis permanente hace 20 años y todavía no se le dice a la gente qué está pasando”, dijo Rosario. Energía El desarrollo de Puerto Rico está sujeto al manejo y consumo de la energía, según la Administración de Asuntos de Energía. No obstante, casi toda se genera utilizando combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), que son fuentes no renovables, importadas y con implicaciones de impactos ambientales significativos. “Puerto Rico tiene la más alta densificación de electricidad del mundo. Estamos malgastando energía”, dijo Soderberg. Agregó que “el principal problema” es que los programas para acogerse al uso de energías alternas son voluntarios, “pese a que no afectan la calidad de vida”. Soderberg aplaudió que la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) cambie su dependencia de los derivados del petróleo hacia el gas natural. “Aunque es más limpio, no deja de ser un combustible fósil. Esto es un buen paso intermedio, pero no deben quedarse ahí”, expresó. Por su parte, Lugo criticó que las políticas de la AEE “no sean” de autosuficiencia. “Asumimos que los recursos estarán por siempre, pero hay un encarecimiento”, dijo. Como una solución para “encaminar” el País hacia las energías alternas, recomendó establecer un programa de incentivos que motive a la ciudadanía. Planificación La visión de la Junta de Planificación (JP) es “promover un balance entre el desarrollo, conservación, protección y preservación del ambiente, el mejoramiento de la calidad de vida y el avance económico dentro del desarrollo sustentable”. Pero según la planificadora Marian González, ya no hay respeto por ni confianza en la agencia. El “principal problema”, dijo, es que el Plan de Uso de Terrenos (PUT) -que velaría por la planificación del País- aún no se ha completado. Agregó que el poder discrecional de la JP, “especialmente las variaciones y excepciones de proyectos”, se ha convertido en la norma. Otros problemas que mencionó González son: la controversia con la zona marítimo-terrestre, la pérdida y desvalorización de terrenos agrícolas y el desparrame urbano. A estos le sumó “la falta” de recursos económicos y de “una proyección clara hacia el futuro”. La experta vaticinó que el alza constante en el precio del petróleo obligará a las personas a regresar a los cascos urbanos y abandonar la dependencia del automóvil. “La presión de ganar elecciones nos obliga a planificar a cuatro años. Hay que desvincularse de las razones políticas y del cambio de administración”, sentenció. Desarrollo sostenible Los conocedores definen este modelo como aquel que satisface las necesidades actuales sin comprometer las de las generaciones futuras. Pero, ¿qué pasa en Puerto Rico? Según González, cada vez son más los boricuas conscientes de los problemas ambientales, pero no hacen nada porque su prioridad son las necesidades básicas. Lo mismo opinó Soderberg, quien auguró que “sólo un fuerte impacto económico será el que motive a las personas a tomar conciencia y no su ética ambiental”. “La necesidad los obligará a asumir posturas ambientales. A fin de cuentas el bolsillo se verá aliviado”, agregó. Por su parte, Lloveras indicó que “estamos muy lejos de ese proceso debido a la confusión que genera la falta de una definición clara”. Agregó que tanto el Gobierno como la industria privada deben agrandar sus esfuerzos de cara a buscar ser sostenibles. Finalmente, Lugo manifestó que “hace falta ver al ambiente como un aliado para mejorar la calidad de vida. Primero hay que ordenar el uso del terreno y aprender a interactuar con los recursos naturales”. “El Gobierno debe aliarse con el medio ambiente y no comprometer el desarrollo del País”, concluyó el científico.