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Más allá de las estrellas... Legado del primer astrónomo puertorriqueño, Víctor Blanco

Imagen de Jacqueline Flores Otero
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Dr. Víctor M. Blanco y el telescopio Víctor Blanco en Cerro Tololo.

El estudio de los planetas y las estrellas, como parte del universo en que vivimos, es la pasión de muchos científicos cuyos sueños giran alrededor de este inmenso espacio. Desde los tiempos del astrónomo británico Edmund Halley y el físico británico Isaac Newton, el estudio de la astronomía ha sido fundamental para comprender lo que distingue a objectos celestes (posición, distribución, movimiento, composición y energía). Para alcanzar estos objetivos los astrónomos hacen uso de instrumentos altamente especializados para identificar la superficie de los planetas asi como descubrir estrellas y otros fenómenos que se originan fuera de la atmósfera de la tierra.

El uso del telescopio, como uno de éstos instrumentos, no sólo fue herramienta vital en la vida del Dr. Victor M. Blanco, nuestro primer astrónomo puertorriqueño, sino que además fue su primera creación durante sus años como estudiante de escuela secundaria. Nacido en el pueblo de Guayama el 10 de marzo de 1918, este ícono puertorriqueño creció con el sueño de ser astrónomo. Trabajando desde joven en la granja de sus padres, utilizaba su sueño como inspiración, hasta el punto de nombrar los cerdos de los que estaba a cargo con nombres astronómicos como Ceres, Vesta y Ganímedes. Pese a que la situación económica de su familia no era suficiente para que el Dr. Blanco pudiera estudiar astronomía, tampoco fue impedimento para que diera cada paso de su vida proyectando sus decisiones a lo que sería su destino.

En 1937 el Dr. Blanco inició sus estudios subggraduados en la Universidad de Puerto Rico en el área de pre-médica. No siendo ésta su pasión, también se matricula en su primera clase de astronomía. Allí conoce a un profesor que le sugiere la Universidad de Chicago como el lugar ideal para especializarse en la materia de astronomía. Después de ahorrar dinero por dos años construyendo muebles, el Dr. Blanco logra partir a los EE.UU. siguiendo así el consejo de quien se convirtiera en su primer mentor. Podríamos decir que es precisamente en este momento donde nace una estrella.

Para el año1941, con la ayuda del director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chicago, el Dr. Otto Struve, el Dr. Blanco logra adquirir un trabajo como asistente en el Observatorio McDonald en Texas, donde amplía su desarrollo intelectual al tener su primera experiencia trabajando con un telescopio profesional. Años más tarde logra completar su doctorado en la Universidad de California en Berkeley y en el año 1949 regresa a la isla de P.R. a servir como profesor de física y astronomía elemental. Un año más tarde, bajo el consejo del Dr. Struve, el Dr. Blanco regresa a los EE.UU. y pasa a formar parte del Case Institute of Technology en Cleveland, Ohio, en donde ofrece cursos de astronomía y matemática.

Entre sus numerosas aportaciones al mundo de la astronomía, el Dr. Blanco es altamente reconocido por su participación y ayuda al observatorio astronómico de Chile, sus servicios como director del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo (CTIO) y la creación del primer telescopio de 4m, el cual fue comisionado en 1974 y completado en 1976. Hoy día dicho telescopio lleva su nombre: Telescopio Victor M. Blanco.

Con aproximadamente 180 publicaciones científicas, en las cuales el Dr. Blanco expone hallazgos en lo que respecta a fenómenos estelares como las estrellas tipo M, las estrellas de carbón, las nubes de Magallanes, cometas, la Supernova 1987A, las gigantes rojas y las estrellas RR Lyra, etc., el Dr. Blanco ha logrado sentar una base sólida para estudiantes y científicos astrónomos alrededor del mundo. La concentración de logros del Dr. Blanco, quien a sus 92 años reside en el estado de la Florida, EE.UU, va más allá de las estrellas que todos logramos ver a simple vista. Patrik Osmer, un discípulo y ex-director del Cerro Tololo, lo recuerda como la persona clave que logró establecer lazos entre la comunidad chilena y la comunidad de astrónomos norteamericanos. Su ética profesional, su constante e incansable servicio a los demás y su dedicación al crecimiento y desarrollo de la astronomía como ciencia natural, ganó el respeto y admiración de muchos.

La comunidad de CienciaPR, así como la familia de astrónomos puertorriqueños, se honran en reconocer al Dr. Blanco como el pionero de la astronomía en nuestro archipiélago y agradecemos su legado y enseñanzas de disciplina, perseverancia, respeto y dedicación.

Nuestros agradecimientos al Dr. José L. Alonso (UPR de Cayey) quien contribuyó al desarrollo de esta portada y es actual miembro de CienciaPR.org

   

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