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Científico confirma uso de cojoba entre los Taínos de Puerto Rico

Imagen de Wilson Gonzalez-Espada
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Aunque se habla mucho del uso de drogas en nuestra sociedad moderna, a veces nos olvidamos que ésta no es una práctica nueva y que su uso, en el pasado, tenía connotaciones muy distintas a las actuales. En los últimos 5,000 años de historia, diferentes culturas han usado mezcal, peyote, opio, cojoba, mariguana y hasta hongos con propósitos profundamente religiosos, medicinales y hasta recreativos.

En la zona del Caribe precolombino, el uso de drogas alucinógenas es indudable. Los colonizadores españoles describieron el alegado uso de las semillas de la cojoba (Anadenanthera peregrina) en algunos rituales. Los arqueólogos, incluyendo investigadores de Puerto Rico, han encontrado parafernalia para preparar y usar drogas, tales como tubos para inhalar, espátulas vómicas (o vomitivas) y platillos o envases finamente elaborados.

El ingrediente activo de la cojoba se llama dimetiltriptamina (C12H16N2), un alcaloide que, tras ser inhalado, causa euforia y alucinaciones por casi una hora. Estudios modernos indican que las alucinaciones suelen derivar en una serie de efectos comunes: la desconexión de la realidad y la conexión con seres, eventos o símbolos “mágicos”, todo esto en otro plano dimensional. El efecto de la dimetiltriptamina fue intepretado por los nativos precolombinos como una manera para comunicarse con sus dioses y para recibir información acerca de otros problemas del mundo terrenal.

A pesar de la abundante evidencia indirecta del uso de drogas alucinógenas, no existía evidencia directa de cuál de ellas se usaba en el Puerto Rico precolombino. Aunque la tradición oral indicaba que se usaba la cojoba, otras fuentes sugerían que la droga que se usaba podría ser tabaco. Luego de más de 800 años de descomposición en los ambientes tropicales caribeños, los científicos creían que nunca se iba a encontrar evidencia biológica que resolviera este misterio.

El científico puertorriqueño Dr. Jaime Pagán Jiménez, Investigador Afiliado de Paleoetnobotánica en la Universidad de Leiden en Holanda, y la Dra. Lisabeth Carlson, de la compañía “Southeastern Arquelogical Research Inc.”, recientemente analizaron un morterito de coral que se localizó en una excavación arqueológica en Playa Blanca en Ceiba. Los detalles del estudio serán publicados próximamente en la prestigiosa revista “Latin American Antiquity”.

El análisis de pedazos de madera carbonizada por medio de la técnica de radioisótopos de carbono sugiere que esa zona fue habitada por indios Taínos entre los años 1150 y 1250 de la Era Moderna, hace más de 8 siglos atrás. El tamaño relativamente pequeño del morterito, unos 9 cm (4 pulgadas) de largo, parece indicar que no se usaba para preparar comida.  Los científicos postularon que pudo ser utilizado para preparar diferentes especias que se añadían a los alimentos, o para preparar drogas alucinógenas con propósitos medicinales o religiosos. ¿Cuál era la respuesta correcta?

Aquí es que los investigadores recordaron que muchas semillas contienen almidón, una molécula polisacárida, es decir, compuesta de varias moléculas de azúcar o glucosa. Lo interesante es que los almidones de cada planta tienen una forma y tamaño característicos y, bajo el microscopio, es posible identificar a qué planta pertenece cierta muestra de almidón.

Increíblemente, aún luego de 800 años, los científicos pudieron encontrar casi 70 granitos de almidón en el morterito de coral, extraídos mediante flotación química. Usando la técnica de la microfotografía óptica polarizada, y comparando los almidones de la cojoba fresca con los residuos del morterito y con tipos de almidón de otras plantas, el Dr. Pagán Jiménez y su colega confirmaron que las semillas que fueron maceradas en el morterito sí eran de cojoba.

Un descubrimiento importante es que no se encontró evidencia de que el polvo de semilla de cojoba se había cocinado o quemado, lo que descarta que se haya tostado previo a ser pulverizado, o que se haya fumado. Además, no se encontró evidencia de cojoba en ningún otro de los envases analizados, lo que sugiere que el morterito se usaba exclusivamente para preparar polvo de cojoba.

Aunque este es el primer estudio publicado que confirma el uso de cojoba entre los indios Taínos del Puerto Rico del siglo XI, aún quedan muchas preguntas por contestar. Por ejemplo, ¿exactamente para qué se utilizaba el polvo de la cojoba? Los doctores Pagán Jiménez y Lisabeth Carlson propusieron dos posibles alternativas.

Primero, es posible que el curandero o behique inhalara polvo de semilla de cojoba para comunicarse con los dioses y diagnosticar qué enfermedad sufría una persona, tal y como fue documentado por los primeros cronistas en las Antillas. Segundo, que el polvo de semilla de cojoba se utilizara como estimulante de uso diario, de la misma forma en que nosotros usamos el café y las bebidas energizantes.

El autor es Catedrático Asociado en Física y Educación Científica en Morehead State University y es miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).

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