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Medicina en la India: experiencias de un boricua en el subcontinente

Imagen de Roberto Hurtado
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Roberto Hurtado aprovechó el verano pasada para viajar a la India y seguir expandiendo sus conocimientos médicos.

Aprender sobre un estilo de medicina basado en la naturaleza y en la adaptabilidad del cuerpo humano fue uno de los factores que influyó mi decisión de realizar una expedición al subcontinente de la India para continuar mi desarrollo como profesional de la medicina.

El ser un estudiante de medicina alopática (práctica americana) y un paciente de este paradigma en la metodología salubrista por 21 primaveras, han creado un sentido de curiosidad sobre los sistemas de cuidado de salud a un nivel holístico-global. ¿Cómo las variaciones culturales y geográficas causarían cambios en el vínculo médico-paciente? Y los países con menos recursos y disponibilidad de doctores, ¿cómo logran perdurar y sobrepasar esos retos?

India es un país con una población excediendo los 2 mil millones de habitantes. Este crecimiento prolongado de nivel exponencial es un indicador formidable que apunta a que durante la próxima década la India será el país más poblado del planeta. La epidemia más conspicua en el subcontinente es la pobreza.  La penuria es perceptible desde el momento en el que uno decide asomar la cabeza para echar un vistazo a la topografía de la capital del Hinduismo desde la comodidad de su avión. El mero hecho de conseguir agua (en muchos casos no-potable y contaminada) o la posibilidad de obtener una comida al día es un reto para muchos de los nativos, comparable con el acto de conseguir empleo en nuestra islita.

Puerto Rico anda en una crisis económica y muchísima gente vive en dificultad por la situación en que nos encontramos. Sin embargo, pobreza comparable a la de la India no la he contemplado en ningún rincón de nuestra Isla y por eso debemos estar agradecidos. La sobrepoblación y la pobreza sirven de ingredientes clásicos para el asopao de enfermedades ubicuas e idiosincráticas de la India y otros países en vías de desarrollo.

Debes estar pensando en lo horrible que debí haber pasado mi estadía de 35 días en las clínicas de medicina tradicional.  La temperatura promedio rondaba los 115oF y tuve que adoptar una dieta mayormente vegetariana (soy amante de la tocineta y el churrasco). Pero me complace notificarte que esos 35 días fueron clave para mi metamorfosis profesional y fue una experiencia única que estaré contando en fiestas, cumpleaños y bares hasta el fin de mis días.

A pesar de todas las dificultades sociales y climáticas que encontraba a diario, fui recibido con sonrisas candentes y una amabilidad semejante a la de las doñas que revisten nuestros campos en Borikén.  Me asombró ver cómo instintivamente todo huésped que tuve durante mi estadía me ofrecía de lo que apenas le daba abasto para sus necesidades para hacerme sentir cómodo y espantar la nostalgia por mi hogar. Esto ayudó muchísimo a apaciguar mi sentido de añoranza casera aunque el deseo de ver a mi familia y comerme un buen bacalao frito me atacó. Era inevitable; todo boricua que ha viajado conoce la sensación.

Estuve basado en el norte de la India en una ciudad llamada Dehradun y en los pueblos adyacentes los cuales se extendían por la cordillera del Himalaya. Mi enfoque era diversificar mi conocimiento medicinal.  Por ende, mis conocimientos de medicina alopática, aunque altamente útiles y convenientes para el manejo de muchos de los casos vistos, tuvieron que ser archivados para enfocarme en el aprendizaje de Ayurveda.

Inicialmente por prejuicios académicos, yo no veía la práctica de Ayurveda como una ciencia que tuviese una base razonablemente explicable. Pero el conocimiento acumulado durante los 5 mil años en los que se lleva practicando esta ciencia aplicada me ha dejado atónito.

Tanto Ayurveda como la Homeopatía y la medicina alopática llegan a la misma conclusión sobre el diagnóstico del paciente.  Esto lo logran a través del método de historial médico, el examen físico y las pruebas específicas como los laboratorios de sangre, MRI, Rayos-X, entre otras técnicas.  La gran variación entre estos procedimiento medicinales es en el modo en el que proceden a tratar la condición. En general, toda enfermedad surge por uno de 3 estados: deficiencia de algún componente corporal, exceso de algún componente corporal o desbalance de los componentes corporales.

Puerto Rico tiene un sistema de salud basado en el de los Estados Unidos. La manera de resolver estos estados es principalmente a través de la administración de medicamentos y como último recurso, la cirugía.  En Ayurveda hay una gama inmensa de opciones para tratar diversas enfermedades con una variación aparentemente infinita de medicinas herbáceas y métodos purgativos. La limpieza del sistema y el re-equilibrio (homeostasis) corporal es alcanzado por modalidades como los vómitos inducidos, diarreas provocadas y derramamiento de sangre, entre otras metodologías.

Algunos procesos los encontré un poco barbáricos y poco higiénicos; por ejemplo, hubo un paciente que tenía un carcinoma en el esófago y se lo removieron utilizando un cuerno de vaca… lo leíste bien, un cuerno bovino!!!  Los detalles del procedimiento no son muy aptos para el público al que se dirige este escrito pero si alguien tiene curiosidad me puede contactar.  Otras técnicas aparentaban ser más placenteras y relajantes como lo eran los masajes de aceite a la música rítmica de cantos en hindi.

Durante mis rotaciones tuve el placer de conversar con varios pacientes que estaban en tratamiento o habían recibido tratamiento. Todos, sin excepción, exaltaron a sus doctores y sus métodos de cuidado médico porque lograban tratarle efectivamente sus enfermedades (artritis, disentería, algunos cánceres, tuberculosis, etc.) sin efectos adversos.

Vale aclarar que los practicantes de Ayurveda conocen los límites de sus estudios y hay condiciones y situaciones que admiten no poder tratar. Estos pacientes que padecen de las enfermedades excepcionales son referidos a doctores que practican otros estilos de medicina, incluyendo la medicina alopática.

El estetoscopio, el esfigmomanómetro y la capacidad de observar e inducir fueron las herramientas primordiales de todo doctor con el que trabajé. La falta de equipo médico conllevaba improvisación en todos los otros aspectos del cuidado del paciente. La falta de guantes, camillas para pacientes y en algunos casos electricidad, por falta de planta eléctrica, son sólo algunas de las deficiencias visibles a primera visita en numerosas clínicas.

En adición a la medicina tradicional, también roté en algunos hospitales que practican medicina alopática.  En cuestión de eficacia, están al nivel de los Estados Unidos y Puerto Rico. Por esta razón y por la situación económica del país, el  turismo médico es la  segunda forma de turismo más grande de la India. Hoy en día es más económico viajar desde los Estados Unidos a la India, operarse y luego regresar que operarse en el hospital más cercano a su hogar.

Por una situación que tuve, terminé siendo paciente de un hospital de práctica alopática por 3 días y soy testigo de lo asequible y eficiente que es el tratamiento (¡sigo vivo!). No obstante, la población local mayormente prefiere modos de medicina alterna por costumbre cultural y por el escepticismo de las medicinas sintéticas que se utilizan en la medicina alopática.

En fin, una rotación medicinal en un país tan extraordinario como la India es una experiencia única la cual recomiendo a toda persona que desee ser un doctor involucrado en la medicinal global. Fue un reto magno sobrevivir como visitante en el subcontinente y he adquirido un respeto por sus habitantes que no solo sobreviven sino que viven en él a pesar de las vicisitudes.

Noventa por ciento de mi tiempo fue dedicado a las rotaciones y a los pacientes de las clínicas que visité.  Pero el restante diez por ciento que tuve como tiempo de ocio lo aproveche para turistear y explorar las maravillas de la India y ese tiempo es inefable. Así que los dejo con este vídeo de mi viaje para que puedan ver lo que las palabras no pueden relatar.

* Fotos cortesía de Nick Buffin. 

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