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Reabrir la economía sin controlar el virus: experimento fracasado

Imagen de Reinaldo Franqui Machin
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(Foto: U.S. Air National Guard, Master Sgt. Caycee Watson)

Publicado originalmente en la sección de Opinión de El Nuevo Día, como parte de la colaboración entre CienciaPR y ese medio.

Luego de varios meses de encierro, la necesidad de reabrir los comercios es legítima. Ningún gobierno, incluyendo el de Puerto Rico, puede funcionar con la economía totalmente paralizada. Sin embargo, reabrir de golpe, sin primero haber controlado el coronavirus, resulta en miles de contagios, muertes innecesarias y beneficios triviales a la economía. Es un experimento que se ha hecho en diferentes partes del mundo y siempre sale mal.

Puerto Rico ya lo está viendo. Un mes luego de haber abierto la economía sin tener la cantidad de pruebas ni el sistema de rastreo necesario, el país experimentó un alza dramática de casos de COVID-19, obligando al gobierno a tener que reestablecer un cierre parcial. Felicitaría a la gobernadora Wanda Vázquez por la decisión de volver a limitar el comercio, pero el experimento de abrir de sopetón y sin estrategias fundamentadas en los datos nunca se debió haber hecho. La reapertura total ha dado paso a cientos de contagios, decenas de muertes, personas hospitalizadas y en ventiladores. Peor aún, ya que este virus se incuba por un periodo promedio de 14 días, aún no hemos visto todas las repercusiones de la reapertura desmedida.

El caso de países como Suecia nos debe servir de moraleja. El gobierno sueco apostó a la responsabilidad individual de sus ciudadanos para limitar el contagio con el virus que causa COVID-19, y tratar de reducir los efectos negativos de la pandemia en la economía sueca. ¿Qué sucedió? Suecia tiene sobre 5,500 muertes causadas por COVID-19. Ajustando por las diferencias poblacionales, el coronavirus ha causado 40% más muertes en Suecia que en Estados Unidos. Además, Suecia tiene 12 veces más muertes por COVID-19 que Noruega y seis veces más que Dinamarca, sus países vecinos que sí implementaron medidas estrictas de prevención y cierre.

Pero por lo menos se salvó la economía sueca, ¿verdad? Tampoco. El estimado de desempleo y la contracción económica de Suecia son casi idénticos al de los países a su alrededor que sí implementaron medidas de cierre y aislamiento para detener el virus. En resumidas cuentas, Suecia perdió miles de vidas y no obtuvo ningún beneficio económico.

Estados como Florida, Arizona, Carolina del Sur y Texas también se apresuraron a reabrir sus comercios, pero ahora están entre los lugares con más contagios en Estados Unidos, y su economía no está rebotando como se prometió. ¿Por qué? A pesar de la reapertura, la clientela no ha regresado. Las personas tienden a limitar gastos durante situaciones de inestabilidad económica como la que estamos atravesando. También, gran parte de la población está evitando salir para no contagiarse.

¿Qué significa esto para Puerto Rico? Pues que el experimento de reabrir de golpe, sin que el virus esté bajo control también saldrá mal y que no veremos los beneficios económicos anhelados. Tomar medidas para estimular la economía rápidamente ha sido la solución en recesiones pasadas en Puerto Rico, pero esto no es una recesión típica. Reabrir el comercio no logrará nada si la mayoría de los boricuas no se sienten seguros para salir y consumir por el riesgo de contagio. Cientos de miles de puertorriqueños han sufrido un impacto económico duro por la pandemia y más de 320,000 personas han tenido que recurrir a los beneficios del desempleo, cuya implementación ha sido caótica.

Es momento de que todos, políticos y ciudadanos, hagamos pausa y reevaluemos los planes de reapertura económica del país. La idea de que tenemos que escoger entre la economía y la salud pública es una dicotomía falsa. La reapertura de los comercios puede y debe integrar la mejor evidencia de disciplinas como las ciencias biomédicas, la salud pública, y las ciencias sociales (incluyendo economía). Tenemos que priorizar soluciones inteligentes y contextualizadas por sector, en vez cerrar o abrir todo por igual o en ciertos días (el virus no conoce tiempo ni lugar). De otra manera, repetiremos el experimento que siempre estará destinado a fracasar.

El autor es doctor en biología molecular y estudiante de leyes en Howard University.

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