Boricuas descubren molusco

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Por Wilson González-Espada / Especial El Nuevo Día

El Nuevo Día

Si alguien le preguntara si usted ha comido un molusco bivalvo, a lo mejor usted dice que no por lo feo que suena ese asunto.

Pero si es amante de las ostras, las almejas y los mejillones, entonces sí ha comido un molusco bivalvo.

Estos organismos son el segundo tipo de molusco más abundante en el mundo y se caracterizan por tener dos conchas o valvas unidas por una especie de bisagra que protegen el blando cuerpo del molusco.

Un tipo de molusco bivalvo que no es muy conocido son los rudistas. El nombre de estos moluscos no viene de los que pelean contra los “técnicos” en los programas de lucha libre, si no porque sus conchas son bien ásperas al tacto. Los rudistas fueron abundantísimos entre 65 y 150 millones de años atrás, durante los períodos geológicos del Jurásico y Cretáceo, pero actualmente están extintos.

Los fósiles de rudistas se encuentran en rocas cársicas, sobre todo en las regiones tropicales. Puerto Rico es uno de los sitios del mundo donde los paleontólogos (los científicos que estudian los fósiles) pueden encontrar y analizar fósiles de rudistas en la zona del Caribe, sobre todo en el área suroeste de la Isla.

Un lugar donde existen fósiles de rudistas en abundancia es la zona geológica conocida como la Formación El Rayo, en el municipio de Sabana Grande. Las rocas de esta formación incluyen rocas volcánicas, piedra arenisca y piedra caliza.

Estudios anteriores han calculado que la edad de los fósiles de esta región está entre 66 y 71 millones de años.

Un grupo de científicos, que incluye a los boricuas Michael Martínez Colón de la Universidad de South Florida y al Dr. Hernán Santos de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, descubrieron una nueva especie de molusco rudista.

A esta nueva especie se le dio el nombre “Parasarcolites sohli” y fue descrita en la revista profesional “Cretaceous Research.”

Michael y Hernán no sólo descubrieron una nueva especie de organismo, si no que su trabajo científico ayudó a resolver un persistente misterio sobre las conchas de los rudistas.

La conchas fósiles de estos organismos tienen unos tubitos internos y no se sabía cómo se formaban. Algunos científicos pensaban que el rudista primero creaba unos surcos en la superficie de las conchas y que éstos eventualmente se cerraban para formar los tubitos. Otros científicos tenían la hipótesis de que los tubos se formaban dentro de la concha, no en la superficie.

El análisis de los fósiles de “Parasarcolites sohli” que los científicos boricuas descubrieron pone punto final a la controversia. Al examinar organismos en diferentes etapas de desarrollo inmediatamente notaron cómo el rudista creaba los surcos, cómo estos se agrandaban y se cerraban, creando los tubitos.

Otra contribución del descubrimiento del rudista “Parasarcolites sohli” es que, al conocerse su edad, entonces este organismo se puede usar como un marcador bioestratigráfico, lo que quiere decir que si se descubren otros organismos junto con “Parasarcolites sohli”, entonces automáticamente se sabe que también tienen entre 66 y 71 millones de años. ¡No hay bizcocho de cumpleaños que pueda con tantas velitas!

El trabajo científico de Michael Martínez Colón y Hernán Santos no termina con el descubrimiento de una nueva especie de rudista. El próximo paso es conocer para qué el rudista usaba los tubitos.

Otra interrogante que aún está bajo estudio es descubrir qué otros organismos vivían en el mismo medioambiente que el rudista “Parasarcolites sohli” en lo que hoy conocemos como Sábana Grande. Establecer la edad y características de éste y otros fósiles ayudará a la ciencia a entender mejor la evolución biológica, los cambios ambientales del pasado y sus consecuencias en los organismos de la época.

(El autor es catedrático asociado en Física y Educación Científica en Morehead State University y miembro de Ciencia Puerto Rico — www.cienciapr.org).