A casa con dos órganos nuevos

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por Camile Roldán Soto / end.croldan@elnuevodia.com endi.com Apodado “paciente estrella” y con permiso médico para comer arroz, habichuelas y chuleta, Luis Correa de Jesús dejó el hospital ayer, 10 días después de que se le trasplantó un corazón y un riñón. Antes de irse, el paciente de esta cirugía histórica en Puerto Rico caminó, con paso lento, pero firme, a un salón de conferencias del Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe (CCPRC), donde se reunió con familiares, médicos y amigos que celebraron su regreso a casa. Con semblante tranquilo, Correa De Jesús se quitó de la boca la mascarilla protectora y lo primero que dijo fue “gracias”. “Primero que todo le doy toda la gloria y honra a mi Dios por esta nueva oportunidad que se me ha dado... Él sabiamente utilizó a los médicos para que saliera todo en excelencia”, manifestó ante la atenta mirada de su esposa, sus cinco hijos, sus padres y otros familiares. También agradeció a su familia porque “gracias al amor de ellos estoy aquí”. Arrancando risas de los presentes, el hombre advirtió a sus hijos que “voy a ser el mismo, y si se portan mal, voy a estar ahí”. El procedimiento fue realizado por los cirujanos Iván González Cancel y Cid Quintana Rodríguez, del CCPRC, junto con Edgardo A. Santiago Delpín y Zulma González, del Hospital Auxilio Mutuo. El doctor González Cancel indicó que no es común que un paciente cualifique para dos trasplantes a la vez. “Sus fallos de órganos eran independientes, lo cual es inusual”, manifestó el galeno que autorizó al paciente a comer cuando le plazca un buen plato de arroz, habichuelas y chuleta, pero no frita. Algunos familiares vestían camisetas blancas que leían “nuestro clamor fue escuchado en el cielo y la gloria postrera será mayor que la primera”. Luz Delia, gemela de Correa De Jesús, tenía los ojos húmedos por la felicidad que le provocó el ver a su hermano libre de máquinas. Luz María, la madre del paciente, celebró que “ya pasó la odisea de esas diálisis”. La recuperación de Correa de Jesús, de 46 años, ha sido tan excelente que el personal médico lo apodó “paciente estrella”, contó González Cancel, director del programa de trasplante en el CCPRC. El doctor Luis Morales Otero, cirujano de trasplante de riñón del Auxilio Mutuo, destacó que el caso de Correa De Jesús es “especial”, no solamente por su asombrosa recuperación, sino también porque, mientras muchas personas mueren esperando un órgano que le salve la vida, a él se le consiguió a un donante con los dos órganos que necesitaba. “Gracias a los familiares del donante que hicieron este gesto de amor. Exhorto a la ciudadanía general a que sean imitadores de esas personas”, dijo Correa De Jesús, un ex alguacil del Tribunal de San Juan que padecía de fallo renal crónico, fallo cardíaco y cardiomiopatía dilatada. Para Correa De Jesús, la oportunidad del trasplante llegó luego de dos intentos fallidos en casi dos años. Exhortó a otros pacientes con condiciones severas del corazón y el riñón a que se animen a ser evaluados, porque podrían tener la misma suerte que él. Cuatro instituciones colaboraron para hacer posible la intervención: Cento Médico, CCPRC, Auxilio Muto y Lifelink de Puerto Rico. El Fondo de Enfermedades Catastróficas Remediables costeó la cirugía, cuyo costo fue de $185,000. En Puerto Rico, unas 800 personas esperan por una evaluación que les certifique si pueden ser candidatos a trasplante de riñón. Cuatrocientas ochenta y nueve están en lista de espera por un riñón y entre seis y ocho aguardan por un corazón. A su salida de la conferencia de Prensa, Correa De Jesús fue sorprendido por un grupo de feligreses de la Iglesia Universal de Jesucristo de Loíza que celebró al son de una plena el éxito de la operación.