Científicos observan y documentan la homosexualidad en animales

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Comportamientos homosexuales han sido observados en más de 1,000 especies de animales en el mundo, incluyendo en Puerto Rico, donde científicos los han documentado. Manatíes, monos, murciélagos, sapos y aves, incluyendo la cotorra puertorriqueña, conforman parte del grupo.

Tanya Martínez Ramírez, bióloga y líder del Proyecto de Conservación de la Cotorra Puertorriqueña en el Bosque Estatal de Río Abajo, en Utuado, confirmó que en esta icónica especie –en peligro de extinción– se han observado las formaciones de parejas y conductas afectivas entre individuos del mismo sexo.

“El comportamiento homosexual en las cotorras puertorriqueñas se ha visto desde los años 70, con la creación del primer aviario en El Yunque”, dijo, tras informar que dicho comportamiento fue documentado en el libro “The parrots of Luquillo: Natural history and conservation of the Puerto Rican parrot”.

Martínez Ramírez aclaró que la homosexualidad no es exclusiva de las cotorras, sino que se ha documentado en otras aves, como pericos y pingüinos.

Por otra parte, en los manatíes del Caribe se ha observado que los machos tienden a estimular sus penes mutuamente utilizando diferentes partes de sus cuerpos hasta alcanzar la eyaculación. Incluso, las interacciones homosexuales en esta especie pueden ser grupales y durar horas.

Lesly J. Cabrias, veterinaria del Centro de Conservación de Manatíes del Caribe en la Universidad Interamericana en Bayamón, explicó que estos animales son muy sensitivos, táctiles e hipersexuales. Estas características pudieran ser las causales de los comportamientos sexuales y afectivos entre los machos, expresó.

El primer registro de comportamiento homosexual en animales que se conoce data de 2,300 años y el responsable es el filósofo griego Aristóteles, quien describió la copulación entre dos hienas hembras, según el libro Biological Exuberance: Animal Homosexuality and Natural Diversity, del biólogo canadiense Bruce Bagemihl. Actualmente, se sabe que las hienas manchadas hembras tienen un clítoris alargado, similar al pene de los machos, que pueden emplear en conductas de dominancia con otras hembras.

Científicos han definido los comportamientos homosexuales en animales vertebrados e invertebrados como cortejo, copulación, formación de parejas, afección y crianza. Los estudios, observaciones y documentaciones se han dado tanto en cautiverio como en estado silvestre.

En el caso de especies monógamas, como ciertos pingüinos y flamencos, las formaciones de parejas del mismo sexo pudieran perdurar de por vida o por temporadas de reproducción. Ahora bien, una vez uno de los individuos muere o terminan los procesos de crianza, estos pudieran optar por elegir parejas del sexo opuesto.

Mientras, en animales polígamos los comportamientos homosexuales pueden ser frecuentes, pero no necesariamente exclusivos. Es por esto por lo que los científicos se refieren a estas especies como bisexuales, ya que pueden relacionarse tanto con hembras como con machos.

El estudio de este tipo de comportamientos puede ser sumamente complicado. Por ejemplo, en ambientes de laboratorio se deben recrear condiciones lo más parecidas al hábitat natural de la especie que se desee investigar. En estado silvestre, puede ser aún más complejo, debido a que muchos organismos no presentan dimorfismos sexuales y, por ende, resulta arduo poder determinar el sexo de los individuos que se desee investigar sin incurrir en manipulación y marcaje del animal. Además, se requiere una gran cantidad de esfuerzo y recursos.

“La mayoría de los estudios son gastos de horas en observación y no es fácil. Cada salida de campo no es barata, son muy costosas”, sostuvo Cabrias.

Entretanto, los estigmas y tabúes que giran en torno a la homosexualidad también han afectado el desarrollo y la publicación de investigaciones sobre este tema. Según un artículo publicado en la revista científica Polar Record, en una expedición a una colonia de pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae) en Antártica, en 1911, se observaron individuos machos teniendo sexo entre sí. Pero, las documentaciones originales se mantuvieron ocultas por casi 100 años y solo un pequeño grupo de científicos tuvo acceso a estos registros, ya que para esa época este comportamiento no era bien visto.

Por años, científicos no le brindaron importancia a estudiar este tipo de comportamientos porque va en contra de lo propuesto por el naturalista británico Charles Darwin en su teoría evolutiva, ya que el individuo no se reproduce y se creía que no había un beneficio del acto. Actualmente, sin embargo, se sabe que estas conductas pueden fortalecer estructuras sociales en animales que viven en grupos, como los primates.

Además, algunas parejas del mismo sexo que adoptan crías huérfanas aseguran el desarrollo de estos organismos con su crianza y, por ende, la preservación de la especie. En ciertos animales juveniles, estas prácticas sirven como entrenamientos sexuales previo al apareamiento. De igual forma, no se descarta que, para algunas especies, se trate solo de obtener placer.

El autor es candidato doctoral en Biología y becario de la American Association for the Advancement of Science en El Nuevo Día.

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