Cubierta forestal en Puerto Rico se duplica

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Por Gerardo E. Alvarado León

Sin temor a equivocarse, Ariel Lugo afirma que hoy por hoy Puerto Rico tiene más cubierta forestal que hace 30 años; exactamente, la Isla tiene el doble de áreas verdes.

 

“Lo que pasa es que el puertorriqueño se lamenta mucho y se ha creado el mito de que tenemos menos cubierta forestal, pero la realidad es que nuestros bosques se han duplicado”, dice, en respuesta a “comentarios infundados” que se escuchan en la calle.

 

Los 35 años que Lugo lleva dirigiendo el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical hacen que pocas veces titubee. Es, como quien dice, una enciclopedia ambulante. Sus comentarios siempre van sustentados con cifras, citas -directas e indirectas- y alusiones a alguna de las tantas investigaciones que ha dirigido, participado o monitoreado.

 

Así, Lugo -nacido en Mayagüez en 1943- detalla que hace 30 años la cubierta forestal en Puerto Rico apenas rondaba entre 28% y 30%, total que actualmente es de 60%.

 

 

¿Cómo se explica el aumento?, preguntó El Nuevo Día.

 

“Se debe al abandono de las prácticas de agricultura, que suponían mucha deforestación. El aumento en cubierta forestal no es por iniciativa del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales”, asesta, como parte de una conversación sin prisa.

 

¿Cómo surgió su interés por la ciencia?

 

En mi época todos querían ser médicos. Incluso, llegué a la entrevista, pero me di cuenta de que la medicina no era para mí cuando tomé la clase de embriología y... (sonríe) me regalaron la D. Me decidí entonces por hacer una maestría en biología en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, donde había completado un bachillerato también en biología. Fui el primer estudiante graduado de la maestría en biología. Todo esto cambió mi vida.

 

¿Por qué?

 

En vez de ser médico, me convertí en científico sin haber aspirado a serlo. En la maestría estudié la radiación en (el bosque nacional) El Yunque y luego completé un doctorado en ecología de plantas en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

 

¿Qué hace un ecólogo y cómo se diferencia de un dasónomo?

 

La ecología estudia la naturaleza; las relaciones de los organismos con el ambiente. Mi especialidad vino por parte de la botánica (plantas), pero hay que gente que va por la zoología (animales). Un dasónomo estudia exclusivamente los bosques, mientras que el ecólogo estudia todo; es una cuestión de amplitud. El dasónomo se entrena en universidades distintas, ya que se trata de una ciencia aplicada. La ecología, en cambio, es una ciencia fundamentada.

 

¿Cómo llegó al Instituto Internacional de Dasonomía Tropical?

 

Empecé aquí como estudiante de maestría, pero me fui a Estados Unidos a estudiar y trabajar. Yo no pensaba regresar para acá a menos que tuviera un buen trabajo; un trabajo como el de director del Instituto.Trabaja con el gobierno federal en Washington, DC y me encontré al que era director de aquí, quien me dijo que se retiraba y me ofreció la plaza. Solicité el empleo, pero me rechazaron porque la plaza estaba anunciada como dasónomo y yo soy ecólogo. Me dio mucho estrés. En 1979, como no había nadie que cogiera el empleo, cambiaron la convocatoria a ecólogo y desde entonces dirigió la oficina. Parte del éxito que ha tenido esta oficina es la consistencia en liderato.

 

¿Qué hace el Instituto?

 

El Servicio Forestal Federal es nuestra agencia matriz y nos enfocamos en tres cosas: investigación, programas de ayudas a dueños de terreno y misiones internacionales.

 

De todas las investigaciones que ha participado, ¿cuál le llena más y por qué?

 

Cuando vine aquí, la Asociación Médica de Puerto Rico acusaba al Instituto de haber introducido el pino al ecosistema y que estaba dañando la productividad de los suelos. Me propuse hacer una investigación de las plantaciones de pino y caoba comparándolas con los bosques nativos. Me tomó 10 años la investigación, no fue fácil, pero encontré que los pinos no tuvieron ni tienen ningún efecto negativo sobre la diversidad de Puerto Rico. Al contrario, restauran los suelos agrícolas erosionados. Me tomó como 20 años darme cuenta de que en Puerto Rico ha habido un cambio en los bosques; todo lo que nos habían enseñado sobre los bosques ha cambiado en términos de la composición de especies. En Puerto Rico hay como 150 especies de árboles introducidos. Cada generación de puertorriqueños tiene un tipo de bosque distinto. Necesitamos hacer investigación a largo plazo.

 

Ya que no tiene planes de retirarse todavía, ¿qué vislumbra para su futuro y el del Instituto?

 

Seguimos siendo aplicados, pero ahora con un enfoque ecológico bien fuerte. El Instituto se creó en 1939 para apoyar en el manejo de El Yunque y hemos dedicado los últimos 25 años a resolver el problema de reforestación, así como a entender el funcionamiento de los bosques en términos de los servicios que dan al País (producción de agua, calidad de aire, etc.). Nosotros nunca terminamos de estudiar. Ahora nos estamos enfocando en cómo el cambio climático afecta a los bosques y por primera vez, estamos trabajando con científicos sociales. Los bosques cambian porque el ser humano interactúa con ellos. En otras palabras, estamos haciendo ciencia social ecológica; ese es el futuro.