Economía del conocimiento: viable, posible y necesaria

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Un análisis de países con economías exitosas basadas en el conocimiento (biociencias, ingeniería, tecnologías de la información) nos lleva a la conclusión de que ésta es una estrategia posible para Puerto Rico, muy a tono con nuestra experiencia industrial y nuestros recursos humanos. Y, más que posible, es necesaria si es que la Isla no quiere quedarse atrás en la carrera por los nuevos empleos que genera esta industria a nivel global. Hoy es evidente que el progreso económico está en el manejo del conocimiento, en la comercialización de las ideas. Esta es una tendencia global y una estrategia que genera riqueza para los países que la adoptan en la medida que atrae inversión de empresas especializadas. La economía del conocimiento no es otra cosa que usar la información y el conocimiento que se va generando por los avances científicos como un recurso económico. Afortunadamente, las mentes adiestradas para generar ideas y conocimiento son un recurso que abunda en Puerto Rico. La Isla ya cuenta con un sector biotecnológico en crecimiento, que realmente lo que necesita es un buen impulso de inversión, como hicieron en su momento países como Irlanda, Singapur, Chile o Alemania. Puerto Rico posee una fuerza laboral con las capacidades necesarias por la presencia de la industria farmacéutica en la Isla. Incluso, podríamos decir que Puerto Rico está en mejor posición que en la que estaban en su inicio otros mercados que ahora son líderes en estas industrias, como es el caso de Singapur. Baste decir que actualmente en Puerto Rico hay unos 40,000 empleos directos y 100,000 indirectos en el sector de las biociencias. Mientras, el sector de informática y telecomunicaciones emplea a 12,000 personas. Por otro lado, los productos de la industria biocientífica componen el 28.6% de nuestro producto interno y el 72% de las exportaciones en el país. Todos los años, nuestras universidades gradúan más de 9,000 profesionales de las ciencias, ingeniería y alta tecnología. Puerto Rico también cuenta con proyectos nuevos que facilitarán esta estrategia. Algunos ejemplos son el Centro Comprensivo de Cáncer afiliado a la UPR y el centro MD Anderson de la Universidad de Texas; el nuevo edificio de Ciencias Moleculares de la UPR en Río Piedras; el Centro de Investigación y Adiestramiento en Bioprocesos en Mayagüez, y la colaboración entre el Departamento de Educación y Fomento Industrial para becar maestros del Departamento en sus estudios postgraduados en ciencias y matemáticas. También hay que destacar los consorcios de investigación que se han creado para adelantar este sector, como Induniv (Industria y Universidad). Por otro lado, en términos de generar empleos, la economía del conocimiento multiplica las oportunidades en distintos sectores, incluso en los no relacionados con temas científicos. Por ejemplo, el sector de manufactura farmacéutica se beneficiaría de la sinergia que resulta de la combinación de investigación y fabricación en un mismo lugar. De hecho, la manufactura debe ser parte integral de esta iniciativa. Hay que mencionar ejemplos parecidos a Puerto Rico, como Singapur, un archipiélago asiático de clima muy similar al nuestro, que se ha posicionado como el centro de la actividad biocientífica en Asia. El parque científico Biópolis de Singapur ha sabido generar colaboración entre la agencia gubernamental para las ciencias, tecnología e investigación, la National University of Singapur, el hospital universitario y los parques científicos del país, para adiestrar personal de investigación altamente especializado que pueda atender las necesidades médicas de Singapur y sus objetivos de integración a la economía global. Igualmente interesante es el caso de University Park en Massachussetts, muy relacionado con el prestigio de marca de MIT como institución académica. El sector atrae a empresas de biotecnología que se benefician de la infraestructura y los procesos científicos desarrollados por MIT. En Puerto Rico, este tipo de acuerdo es natural a nuestra tradición de apoyo a la educación superior de calidad, dada la excelencia de la educación universitaria que ofrecen nuestras instituciones. Con esta iniciativa, iríamos un paso más allá para apoyar al científico. En ambos casos la inversión en infraestructura fue sustancial. Igualmente se apoyó la investigación. Los beneficios económicos se siguen multiplicando más allá del sector de ciencias y tecnología, gracias al apoyo del Gobierno, de la industria y de los ciudadanos que supieron identificar una ventana de posibilidades para un mejor futuro. Puerto Rico tiene los recursos y el talento para asumir proyectos de envergadura similares a los mejores del mundo. Estamos en el momento oportuno para asumir esta estrategia como plataforma para el desarrollo. Una economía del conocimiento para Puerto Rico es viable, posible y necesaria.

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