Exclusivo salto del Coquí Llanero

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Por Marcos Fernando López / Especial para El Nuevo Día endi.com El Coquí Llanero ya tiene identidad propia. Ahora necesita un hogar seguro, un plan de protección y continuar reproduciéndose para sobrevivir la extinción. La recién descubierta especie de coquí fue reconocida públicamente la semana pasada como especie endémica de Puerto Rico, lo cual significa que sólo habita en Borinquen. Pero el Coquí Llanero, ahora nombrado Eleutherodactylus juanariveroi en honor al Juan A. Rivero, puertorriqueño distinguido por dedicarse al estudio de los anfibios, necesita más que un nombre propio para sobrevivir. Aunque sus números son escasos y vive en el hábitat más pequeño de cualquier coquí -un pequeño humedal en Toa Baja- no ha sido protegido adecuadamente. No fue hasta hace una semana que se reconoció como especie nueva en la revista científica Zootaxa, donde se publicó el escrito en el cual su descubridor, Neftalí Ríos, y su colaborador, Richard Thomas, explicaron lo que distingue al Coquí Llanero. “De esa forma se hace oficial lo que lleva uno tanto tiempo diciendo: que es una especie nueva. No cabe duda que tenemos algo único, endémico de Puerto Rico”, dijo Ríos para dramatizar la urgencia de tomar acción. Ríos, ecólogo del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, descubrió al Coquí Llanero en noviembre de 2004, cuando se encontró con él casualmente en un humedal de Toa Baja. Por las características únicas de este coquí, supo que se había tropezado con una especie nueva. Es del tamaño de una moneda de diez centavos y de un color crema con el vientre amarillo metálico. Además, tiene un canto en una frecuencia tan aguda que es casi imperceptible para los humanos. Ha tardado varios años el reconocer la especie y más aún el decidir proteger su hábitat, pero el Coquí Llanero ha sido amenazado desde siempre por su vulnerabilidad. En diciembre de 2006, un derrame de químicos en un área aledaña al humedal en donde único vive el coquí amenazó seriamente con la existencia del anfibio. Pero aún no es protegido su hábitat inmediato. Al ser designada especie nueva, se reconoce su valor entre la vida silvestre del País, dándole al Coquí Llanero un canto estremecedor en los oídos de las agencias encargadas de proteger las especies silvestres en peligro. Como especie en peligro crítico de extinción, su hábitat también tiene que ser conservado. El Coquí Llanero vive sólo en este humedal toabajeño, que ubica parcialmente dentro de los terrenos de la antigua base naval en Sabana Seca. Las condiciones de su pequeño hábitat necesitan ser protegidas para asegurar la supervivencia de la especie, ya que cualquier alteración al humedal pudiera amenazar al coquí, según Ríos. Esta sería la primera vez que en Puerto Rico se designa simultáneamente un hábitat y una especie en peligro, destacó el biólogo. Pero está en manos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) hacerlo, añadió. Recientemente, el DRNA analizó la hidrología del área para precisar cuáles son los cuerpos de agua que llegan directamente al humedal, dijo Javier Vélez Arocho, secretario del DRNA. Luego, se establecerá una “franja amortiguadora”, es decir, un perímetro para designar cuál es el área del hábitat que tiene que ser protegida con más urgencia. Además, señaló la posibilidad de poblar otros humedales similares con coquíes en un futuro. Parte de los terrenos en donde existe el Coquí Llanero son propiedad de Forest City, empresa que planea vender los terrenos a algún desarrollador. Hay varios planes de construcción en el área, los cuales directamente afectarían el humedal del coquí, dijo Ríos. “Ahora mismo la amenaza mayor viene de nosotros, de origen humano. Hay unos planes de desarrollo que van a alterar el ambiente. Si impermeabilizan el suelo con concreto, van a impactar la hidrología del lugar y del humedal”, aseguró. Según Ríos, si se altera el flujo de agua que llega al humedal, se pudiera secar, pudieran entrar nuevas especies y se pudiera terminar desplazando el Coquí Llanero o, en el peor caso, exterminarlo para siempre.