Viruela del mono: urge un plan riguroso de vigilancia, manejo y educación

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Por: 

Robert J. Rabelo Fernández
The Associated Press

Con más de 3,400 casos confirmados en más de 50 países, incluyendo 142 en Estados Unidos según la Organización Mundial de la Salud, y el primero recientemente en Puerto Rico, la viruela del mono o viruela símica (monkeypox) causa cada vez más preocupación para las autoridades de salud a nivel mundial.

La preocupación responde, principalmente, al rápido incremento en casos de la enfermedad fuera de los países del oeste y centro de África, donde es endémica. Una enfermedad endémica es aquella que se presenta de manera constantemente en cierta región geográfica o grupo de personas.

La viruela de mono es una enfermedad zoonótica (transmitida de animales a humanos) causada por un virus. Si bien es cierto que puede ser trasmitida por animales salvajes –como los monos y roedores–, la infección entre humanos suele ocurrir principalmente por contacto directo o prolongado con personas contagiadas, sus lesiones o materiales contaminados, como ropa o sábanas. Aunque se ha documentado que el virus puede ser transmitido a través de las pequeñas gotas que se generan al hablar y estornudar, al momento, esta no parece ser una vía de transmisión principal.

Los síntomas de la enfermedad se presentan luego de un período de incubación de cinco a 21 días. Los más comunes son fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, fatiga extrema y, clave en el proceso de diagnóstico, la inflamación de los ganglios linfáticos. Entre uno y tres días de la aparición de los primeros síntomas, puede ser perceptible una erupción en la piel (rash), que suele comenzar en el rostro, las manos o palmas de los pies. Esta erupción suele evolucionar a manchas rojas y planas que, al pasar de los días, se vuelven ampollas que se llenan de pus formando las pústulas características de la viruela.

Aunque la viruela símica es una amenaza para la salud pública, la situación es diferente a la emergencia causada por la pandemia de COVID-19. Contrario a la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, la viruela símica es bien conocida y su tasa de infección es menor a la del COVID-19. La capacidad del virus de la viruela símica de adquirir mutaciones que faciliten su propagación es más baja en comparación con SARS-CoV-2.

Además, estudios genéticos han confirmado que la variante de la viruela de mono que actualmente ha causado los brotes es menos agresiva que la identificada originalmente en la República Democrática del Congo.

Debido a que los virus de la viruela símica y la viruela humana pertenecen a la misma familia, varios estudios han demostrado que las vacunas existentes para la viruela humana pueden proteger a las personas contra la viruela símica.

La viruela humana es la única enfermedad viral que sea ha erradicado gracias a la vacunación. Por lo tanto, es probable que todos los vacunados antes de 1980 posean cierto grado de protección contra la enfermedad. Al momento, no existe un tratamiento específico para la viruela símica, pero antivirales como el Brincidofovir y Tecovirimat han sido aprobados por las agencias reguladoras de la Unión Europea y Estados Unidos para tratar enfermedad. Recientemente, el gobierno de los Estados Unidos comenzó a vacunar a poblaciones de alto riesgo.

La ciudadanía debe continuar atenta a la evolución de esta nueva amenaza a la salud global. Con el primer caso confirmado en Puerto Rico, es necesario conocer la enfermedad y sus síntomas. Pero, más importante aún es que el Departamento de Salud implemente un plan riguroso de vigilancia, manejo y educación, que evite que la viruela símica se vuelva un problema adicional para el país.

El autor es microbiólogo y miembro de Ciencia Puerto Rico (CienciaPR; www.cienciapr.org).

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