Ricardo Flores: “la educación que recibimos es de excelencia en Puerto Rico”

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Ashley Tejada
"Aunque viniera de afuera, yo sabía que tenía una fortaleza, que fueron todos los valores y todo el conocimiento que me inculcaron en el Hospital Pediátrico y en el RCM, y eso me dio confianza", expresó el médico. (Osvaldo Cortés/Diálogo)

Ricardo Flores Hernández, además de ser uno de los médicos e investigadores más destacados en el campo de la oncología y hematología pediátrica en Estados Unidos, tiene un compromiso genuino con educar a la sociedad hispana sobre el cáncer; y otro con enaltecer la educación recibida en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

El médico de 38 años es egresado de la UPR Recinto de Río Piedras, completó un doctorado en medicina en el RCM, se especializó en pediatría en el Hospital Pediátrico de la UPR y, posteriormente, emigró a los Estados Unidos para realizar la subespecialidad en cáncer en el Baylor College y el Texas Children’s Cancer Center.

Hace aproximadamente tres meses, se convirtió en el director médico de Oncología y Hematología Pediátrica en el Texas Children’s Hospital en Woodland, Texas. Este es el centro de cáncer pediátrico más grande de Estados Unidos.

“Me sentí bien orgulloso [al obtener la plaza], no solamente por mí, sino por mi país, por el Recinto de Ciencias Médicas, por nuestro Hospital Pediátrico y por todo lo que logramos juntos”, expresó el investigador, que es el primer puertorriqueño en lograrlo.

Sin titubear, el doctor dijo que la mejor decisión que tomó en su vida fue entrar a la Escuela de Medicina de la UPR porque “la educación que nosotros recibimos es de excelencia aquí en Puerto Rico. Es muchísimo mejor que la educación que reciben los estudiantes o los residentes de pediatría en Estados Unidos. Aquí nosotros somos más proactivos”.

Desde joven, comentó que le gustaba interactuar con los niños, disfrutaba cuidarlos y jugar con ellos, por eso no dudó estudiar pediatría. De lo que no estaba seguro era en qué quería hacer la subespecialidad, fue a raíz de una experiencia familiar que optó por hacerla en cáncer.

Mientras cursaba el segundo año de medicina, narró, le diagnosticaron leucemia a la mamá de quien es actualmente su esposa, luego de mudarse a Estados Unidos y estar aproximadamente un año bajo tratamiento médico, perdió la batalla contra la enfermedad.

Esta pérdida marcó a Flores Hernández en su etapa personal y formativa. A través del proceso comprendió que los pacientes de oncología requieren mucho más que el tratamiento inmediato. También el especialista debe trabajar con el aspecto social, psicológico y emocional del paciente y sus familiares, tanto cuando las noticias son positivas, como cuando no lo son.

“Me di cuenta que era un aspecto global en el que uno tenía que interactuar con el paciente como ser humano, y no solamente con el paciente, sino con toda la familia y uno unirse como ser humano y como persona para dar de sus sentimientos y compartir en esos momentos difíciles”, explicó el doctor.

El cáncer es la causa número uno de muertes por enfermedades en los niños en Estados Unidos. Al año, se diagnostican cerca de 16 mil niños, lo que se traduce a que aproximadamente cada media hora un doctor les informa a los padres que su hijo o hija tiene esta enfermedad, según el especialista.

Flores Hernández expresó que, tal es la magnitud del impacto de esta, que si se suman las muertes ocasionadas por otras enfermedades, como diabetes, asma, enfermedades congénitas o del corazón y sida, entre otras; la cantidad de muertes es menor en comparación con los que fallecen por causa del cáncer.

Aportación a la investigación y compromiso con la educación

Al comenzar su subespecialidad en el hospital en Houston encontró que cerca del 52% de los pacientes que allí acuden son hispanos, pero la mayoría de estos carecen de recursos económicos y, además, reciben una pobre educación respecto al cáncer pediátrico.

Por tal razón, Flores Hernández se involucró como portavoz en diversas campañas mediáticas para recaudar dinero para que la comunidad hispana pueda costear los tratamientos; para continuar investigando y, a su vez, educar a los hispanos sobre los síntomas que el cáncer puede presentar y qué se debe hacer en estos casos.

El director médico indicó que quería hacerle saber a la comunidad antes mencionada que cuenta con el apoyo del cuerpo médico en caso de ser necesario y que tienen personas que los escucharán y, de igual forma, les educarán.

Entre las investigaciones realizadas, el especialista destacó que durante los pasados nueve años ha estudiado cómo se comportan las proteínas y los genes de un tipo de tumor de hueso, a través de un estudio de sangre.

Con dicha investigación, publicada recientemente, logró desarrollar un panel de proteínas en el cual puede medir la sangre del paciente cuando se diagnostica e identificar si es de alto riesgo o es de más bajo riesgo y elegir el tratamiento que más le conviene y pronosticar cómo responderá a él.

Uno de los problemas que tienen los especialistas en cáncer es poder diagnosticar y pronosticar cómo le irá al paciente, por ello se adentró en el estudio de este tema. “Nuestra idea era crear una medicina más personalizada”, sostuvo, ya que no todos los tipos de cáncer responden igual al tratamiento.

En sus primeros pacientes el cáncer de huesos u osteosarcoma –término médico- era una enfermedad agresiva, y pese a la cirugía, quimioterapia o radiaciones, veía cómo su condición se deterioraba.

Precisamente, la parte más difícil para el doctor durante su carrera profesional ha sido “aprender a lidiar con los pacientes que tienen una enfermedad severa y que no están respondiendo bien al tratamiento”.

Hasta la década de 1970 aproximadamente, la supervivencia de pacientes con cáncer era cerca de un 10%, “o sea que si a nuestros hijos los diagnosticaban con cáncer seguramente iban a fallecer”, detalló. Gracias a los adelantos investigativos realizados en los últimos 50 años, la tasa de supervivencia está en 85%.

“Los talentos que estamos en Estados Unidos también queremos colaborar”

En el Texas Children’s Hospital actualmente hay cinco médicos puertorriqueños en diversas subespecializaciones, esto beneficia al sistema de salud de Puerto Rico, de acuerdo con Flores Hernández, porque facilita la colaboración entre este hospital y los hospitales de la isla.

“El hecho de que tengamos esos recursos al alcance de nuestras manos en Puerto Rico yo creo que es una fortaleza del sistema de salud”, aseguró.

Por ejemplo, el médico señaló que actualmente colabora con el Hospital Pediátrico, ofreciendo educación, también transfieren pacientes, de ser necesario, e intercambian ideas constantemente entre el cuerpo médico de ambos centros.

Aunque Flores Hernández y sus colegas han avanzado mucho en el campo de la investigación para beneficio de sus pacientes, la labor educativa e investigativa continúa. Para ello, también desea expandir la colaboración entre el Hospital Pediátrico de la UPR y el Texas Children’s Hospital.

“Todavía nos falta un largo trecho por recorrer, no debemos sentirnos satisfechos hasta que lleguemos al 100% de la cura [del cáncer]”, puntualizó el especialista.

 

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